Llegamos al tercer round de las elecciones primarias en Estados Unidos y el candidato preferido de la prensa, Donald Trump, volvió a ganar.
Mucho se habla de él, se le acusa de fascista, racista y de ser casi primo hermano del demonio. Sin embargo, nadie se enfoca en la situación real de su popularidad. Trump representa el Factor Bronco por su retórica “antiestablishment”, por la manera ríspida de decir las cosas, su rechazo a la “corrección política” y por la sobreexposicion de la prensa a su persona.
El Partido Republicano tiene una crisis terrible en su identidad, en sus aspiraciones y lo que ofrece a sus seguidores. Una crisis de credibilidad que se muestra claramente cuando ya casi todos los gobernadores y exgobernadores que han competido están fuera de la contienda. Y claro está, la presencia de Trump impacta.
El Partido Republicano tiene una crisis terrible en su identidad, en sus aspiraciones y lo que ofrece a sus seguidores.
Trump se ha ganado al republicano por su exacerbado nacionalismo supremacista que tiene muchos adeptos principalmente en el norteamericano de clases populares. Trump es popular por los realities donde ha participado, incluso en sus participaciones en la lucha libre WWE. Es extremadamente popular en ese sector del norteamericano principalmente de raza blanca que ve cómo los “otros” atentan contra los intereses de su “patria”. Esos otros son los musulmanes, los inmigrantes ilegales y hasta los matrimonios igualitarios.
Se han dicho muchas mentiras de Trump y la prensa (en sus intereses particulares) atacará con todo a Trump para desestabilizar su proyecto. El lobby hispano en particular de la mano de sus brazos Univisión y Telemundo pinta a Trump como el villano de la película, sin ver más allá sus propuestas, que tal vez no son lo mejor, este sujeto tiene experiencia empresarial, de negociación y sobre todo, no está “manchado” por ser político como Ted Cruz o Marco Rubio.
Trump representa un golpe contundente a la imagen del político tradicional, de trayectoria, de carrera legislativa que al ciudadano común ya no le convence.
Si bien, Trump no está como candidato independiente, técnicamente es más “independiente” que el gobernador Jaime Rodríguez dado que nunca ha participado en puestos de elección popular antes. Los dos han irrumpido en tiempos de crisis partidista, uno ganó, el otro está en veremos.
Trump representa un golpe contundente a la imagen del político tradicional, de trayectoria, de carrera legislativa que al ciudadano común ya no le convence.
En estos días, probablemente se bajen de la contienda tanto el Gobernador de Ohio John Kasich y el neurocirujano Ben Carson; Cruz y Rubio tienen que hacer algo para que la fragmentación del voto republicano que ha causado Trump no les gane al final. Sin embargo, de Cruz y Rubio no se hace uno, ambos son grises y amargos ante el “rockstar” de Nueva York.
Trump es un populista de la derecha conservadora que en caso de que ganara la candidatura y la presidencia misma no podría cumplir la mayoría de sus propuestas ultra radicales por la misma naturaleza de que las leyes tienen que ser votadas por el Congreso.
¿Y lo del muro? Bueno… También Fox se aventó aquella de “vamos a sacar de Los Pinos a las víboras prietas, las tepocatas y todo tipo de alimañas” que luego terminó apoyando… De lengua todos nos comemos un taco…
Lo dicho, dicho está.