ONG acusa manipulación de 19 cuerpos en Tlatlaya

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El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) identifico alteraciones en las escenas en torno a los 19 de los 22 cuerpos de las personas abatidas en Tlataya el 30 de Junio de 2014.

Como defensa de Clara Gómez, sobreviviente de la masacre, las abogadas del centro Prodh obtuvieron fotografías del caso contenidas en el expediente militar 338/2014, las cuales fueron cortejadas con las que tenía la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Estas imágenes no se encuentran dentro de la investigación de la PGR debido a que la dependencia no solicito la integración del expediente militar.

A tres años del suceso, el colectivo formado por mas de una veintena de organizaciones y defensores de derechos humanos, también hicieron criticas a la PGR por no realizar una investigación sobre la cadena de mando que ordeno abatir a los delincuentes en horas de oscuridad.

Refirieron que solo se ha llamado a declarar al Teniente Coronel de Infantería Sandro Diaz Rodríguez  quien afirmó que el documento es un “machote” y que existen otras ordenes con las mismas instrucciones.

Dimes y Diretes: “Palmarito: Si, fue el Estado”

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Desde ya hace varios meses el tema de los huachicoleros en el estado de Puebla y a nivel nacional ha ido tomando relevancia. Los huachicoleros son grupos que se dedican a extraer combustibles de Pemex de forma clandestina, ciertamente representan una pérdida de dinero grave para el país, se habla de casi 2 mil millones de dólares anualmente, pero lo que sucedió el Palmarito, llego a otro nivel.




Según videos proporcionados por el Diario Cambio, el ejército mexicano realizó una ejecución extrajudicial mientras se encontraba realizando un operativo contra los famosos huachicoleros. La ejecución, según se puede apreciar en uno de los videos que más ha estado circulando en las redes sociales, fue mientras la persona ya estaba sometida por el ejército y se encontraba en el piso.

No hay forma de justificar la ejecución, no hay forma de que el ejército se deslinde de la misma, hay video, hay pruebas, no hay mucho que investigar. Algo que justamente está haciendo en estos momentos la PGR, pero ¿quién puede confiar en sus investigaciones? No han podido resolver el caso de Ayotzinapa, su titular en ese entonces, Murillo Karam, habló de una “verdad histórica” que ha faltado de veracidad y de pruebas. Sin olvidar los dos casos de asesinatos extrajudiciales que ha protagonizado el ejército en Tlatlaya y Tanhuato.




¿Qué no se da cuenta el Ejército Mexicano que el país está en una crisis? ¿No se da cuenta que tenemos a candidatos que lo acusan de asesino? Claramente nuestras fuerzas armadas ignoran lo que sucede en el país y los cuestionamientos que hay en su contra. Por esto, y muchas otras razones, me veo obligado a decir, si fue el Estado.

¡Ahí Se Leen!

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

Cinco años de Lucha: Reforma Constitucional de Derechos Humanos

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El pasado 10 de junio se cumplieron cinco años de la publicación de la reforma constitucional de derechos humanos. Se trata de una de las reformas constitucionales más importantes de la historia y pudiera llegar a ser la más importante, aunque eso depende de que realmente se lleve a la práctica.

La importancia de la reforma radica no sólo en sus contenidos, sino en que por primera vez, quizá desde la propia expedición de la Constitución en 1917, se plantea una reforma estructural al catálogo de derechos humanos. Hasta antes de la del 2011, las reformas de derechos humanos se caracterizaban por ser adiciones puntuales para incorporar o reglamentar uno o varios derechos, en forma aislada y a veces inconsistente.

La reforma de 2011, en cambio, intenta estructurar en un sistema coherente y funcional, los múltiples derechos ya reconocidos. Lo hace a través de poner en el mismo nivel a los que reconocen la Constitución y los tratados internacionales. Pero también estableciendo principios que obligan a las autoridades a interpretar los derechos en forma coherente, considerando su interdependencia y garantizando la mayor protección.

Sin embargo, reformar la Constitución no implica automáticamente cambiar la realidad. A cinco años de la reforma la realidad de los derechos humanos en México ha continuado deteriorándose. La desaparición de los estudiantes en Ayotzinapa, las ejecuciones en Tlatlaya, las masacres de los penales de Cadereyta y el Topo Chico y del Casino Royale en Nuevo León, son sólo algunos ejemplos de hechos atroces de violación a derechos humanos ocurridos bajo la vigencia de la reforma.

A ello habría que sumar la situación de amenaza constante en la que periodistas y defensores de derechos humanos ejercen su trabajo, la cooptación política de las ombudsperson, la crisis financiera del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, generada por el desinterés de los Estados –entre ellos México– que se traduce en aportaciones económicas raquíticas para su sostenimiento y un largo etcétera.

¿Quiere esto decir que la reforma es un fracaso? A mi modo de ver no. Al contrario, la reforma es en sí misma valiosa y mucho puede contribuir a que saquemos al país de esta grave crisis. En todo caso, la realidad que enfrentamos pone en evidencia que la reforma es insuficiente por sí sola para revertir el deterioro en la situación de los derechos humanos en México.

Para ello, un aspecto clave y que hasta ahora se ha descuidado es la educación para generar una cultura de derechos humanos en autoridades y ciudadanos. Es esta, me parece, la única estrategia que ataca el problema de raíz y la que en el mediano y largo plazo puede dar los mejores resultados.

En este sentido son sumamente destacadas resoluciones protectoras de derechos humanos dictadas por organismos y tribunales internacionales, federales y locales; la capacitación en derechos humanos a funcionarios públicos que llevan a cabo instancias como la Secretaría de Gobernación y los esfuerzos de organizaciones de la sociedad civil como el CEEAD que promueven cambios en la educación jurídica para fortalecer la enseñanza de los derechos humanos. Sin embargo, son todavía esfuerzos aislados que necesitan potencializarse a partir de un mayor compromiso de autoridades y ciudadanos con la causa de los derechos humanos.

La reforma penal de 2008 es un buen ejemplo de una mala práctica para su implementación. Si la implementación hubiera iniciado por la capacitación en el nuevo sistema en vez de por su infraestructura necesaria, quizá ahorita, cuando está por agotarse el plazo para su plena entrada en vigor, estaríamos afinando los detalles técnicos de las salas de audiencia en vez de estar capacitando policías.

A cinco años de la reforma de derechos humanos, estamos aún a tiempo de cambiar la estrategia para su implementación y reforzar la educación en derechos humanos como la única herramienta que permite una solución sostenible en el largo plazo a la grave crisis de derechos humanos que enfrentamos y de la que la reforma por sí sola no nos salvará.

Eduardo Román González
Investigador y Responsable del Programa de Derechos Humanos del CEEAD A.C.
eroman@ceead.org.mx

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Efecto Huracán

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Leyendo el periódico El Financiero, encontré una singular tira cómica que hacía alusión al Huracán Patricia de la siguiente manera: el cartonista mostraba una discusión de pareja que terminaba en un mar de lágrimas, describiendo que “terminar en depresión debería llamarse el efecto huracán”.

A pesar del registro de alrededor de diez mil damnificados, víctimas de este suceso meteorológico, “Patricia” no alcanzó a convertirse en “el huracán más poderoso registrado en la historia de México”, como se leía en algunos titulares el pasado viernes.

Aunque quizá México se “salvó” de la catástrofe pronosticada que pudo haber ocasionado un desastre natural como éste, en mi opinión, en el país sí se vive un “efecto huracán”.

Y aunque quizá México se “salvó” de la catástrofe pronosticada que pudo haber ocasionado un desastre natural como éste, en mi opinión, en el país sí se vive un “efecto huracán”.

Sin lugar a dudas, me refiero a la crisis de derechos humanos que atraviesa el país.

Casos como Ayotzinapa y Tlatlaya han puesto la lupa internacional en el acontecer mexicano y a 13 meses de la desaparición de los normalistas tenemos versiones encontradas, y un pueblo sediento por la verdad.

Casos como Ayotzinapa y Tlatlaya han puesto la lupa internacional en el acontecer mexicano y a 13 meses de la desaparición de los normalistas tenemos versiones encontradas, y un pueblo sediento por la verdad.

Aunado a esto, sabemos que no sólo son los 43 estudiantes desaparecidos los que nos faltan. De acuerdo a un reporte de la Secretaría de Gobernación y de la Procuraduría General de la República enviado al Senado en septiembre, el número de desaparecidos en México asciende a más de 25 mil personas.

Esta ola de casos nos tiene a los mexicanos en “depresión” y, definitivamente, en México no ha dejado de “llover”. Nos llueve violencia, nos devasta la impunidad y la inseguridad deja un sin fin de “damnificados”.

Esta ola de casos nos tiene a los mexicanos en “depresión” y, definitivamente, en México no ha dejado de “llover”. Nos llueve violencia, nos devasta la impunidad y la inseguridad deja un sin fin de “damnificados”.

Nos llueve también la crítica internacional. Como ejemplo reciente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señaló que la crisis de derechos humanos en México es grave, recalcando la existencia de una situación extrema de inseguridad y violencia en casos de desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales y tortura.

Además, el “huracán” no sólo se queda en señalamientos. Tan sólo la semana pasada el gobierno de Estados Unidos anunció un recorte de 5 millones de dólares a la Iniciativa Mérida.

Es a través de esta Iniciativa, que el país vecino destina recursos para el combate contra el narcotráfico en México. El mecanismo de cooperación se estableció en 2010 entre ambos países, sin embargo, el 15 por ciento del financiamiento está condicionado a una serie de requisitos. Uno de ellos es el respeto progresivo a los derechos humanos.

Ante esto, el gobierno mexicano ha declarado que el recorte es insignificante, y que “no impacta en las acciones de seguridad ni en la relación con Estados Unidos”.

El Senado, por su parte, reprobó públicamente el acontecimiento, mientras que Acción Nacional urgió al Presidente Enrique Peña Nieto a establecer el diálogo con el gobierno del país vecino para dar revés a la medida anunciada.

Insignificante o no, el mensaje por parte de nuestro mayor socio comercial es claro: el respeto, la promoción, la protección y la defensa de los derechos humanos es un tema clave y transversal que repercute en numerosos aspectos, incluyendo la seguridad. En cambio, de no mostrar avances y compromisos tangibles en la materia, habrá consecuencias.
Dicho de otra manera: “México, te estamos observando”.

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