Desde la formulación de su movimiento, Andrés Manuel López Obrador ha establecido discursivamente una supramoralidad política, una que incluso, desde su idealización, afirma que es totalmente distinta a cualquier otra organización política y movilización social. La Cuarta Transformación quiere distinguirse por sus estándares éticos, y si bien, suponiendo sin conceder que el Presidente podría tener personalmente ética profesional y política, no significa que por antonomasia sus colaborares y colaboradoras también compartan dicho actuar.
Y es que, a diferencia de la metodología formulada por el Presidente López Obrador respecto al combate a la corrupción, la cual es de la misma manera con la cual se barren las escaleras (de arriba hacia abajo), dicha estrategia o “fórmula” ha resultado ineficaz y falaz, y un claro ejemplo es el caso de Delfina Gómez, ex alcaldesa de Texcoco y ex candidata a la gubernatura del Estado de México por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y actual Secretaria de Educación Pública (SEP).
La actual funcionaria federal fue directamente señalada por infracciones graves en la campaña del 2017 cuando fungía como Presidenta Municipal, la cual fue denunciada por descontar un porcentaje del salario de las y los trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco, y bajo un exhaustivo Procedimiento Sancionador Electoral por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) y confirmado por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el partido del actual presidente fue sancionado por acreditarse un esquema de financiamiento paralelo y no reportado a las autoridades.
Sin embargo, estos hechos lamentables no sólo consistieron en dichas retenciones ilegales a funcionarios municipales, ya que cómo bien señalaron las autoridades electorales mediante procesos de fiscalización, durante dicho proceso electoral, derivado de apoyos no reportados que sirvieron, tanto para la constitución de su partido político nacional, como su campaña por la diputación federal y en la campaña por la gubernatura por parte de la Secretaria Delfina Gómez, en virtud de que omitieron reportar ingresos y gastos de campaña que registraron y obtuvieron a través de una organización política denominada Grupo Acción Política, quienes beneficiaron a dicho partido y supuestamente realizaban actos de beneficencia social. Por todos estos actos, las autoridades electorales, tanto administrativas como jurisdiccionales, le impusieron una sanción al partido MORENA por 4 millones 529 mil pesos.
Cómo podemos apreciar de este caso, tanto el Presidente como su partido deben tomar decisiones fuertes, ya que sus mandamientos son “no mentir, no robar y no traicionar” al pueblo, pero hasta el día de hoy, ha reinado el silencio e inacción, vislumbrando nuevamente un doble estándar moral para medir los actos a pesar de la evidencia y la gravedad. El caso de la Secretaria Delfina debe ser un ejemplo para que el Presidente López Obrador marque una diferencia importante de no tolerar actos tan reprobables como los que actualmente se acreditaron. Independientemente de las posturas ideológicas y políticas, todas y todos queremos que existan avances importantes y se pongan ejemplos en el combate a la corrupción en la actual administración federal, y que el presidente cumpla su promesa de que nadie ni nada está por encima de la ley.