El Standing Rock mexicano

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Hace dos semanas, los indígenas de la reserva de Standing Rock en Dakota del Norte, Estados Unidos, obtuvieron una victoria histórica. La construcción de una pipa de petróleo que atravesaría cementerios de la tribu Sioux, y que pasaría por debajo del río Missouri – su principal fuente de agua – fue detenida gracias a una gran movilización en contra.

La principal preocupación era que esta construcción presentaba un riesgo de derrame que podía comprometer el agua del río; además de que la constructora no contaba con la aprobación de las tribus, violando tratados históricos. Los miedos expuestos por los protestantes fueron avalados casi inmediatamente; el lunes pasado hubo un derrame a tan solo 150 millas de Standing Rock. Oficiales estatales estiman que más de 176,000 galones de crudo se derramaron de la pipa Belle Fourche en el arroyo de Ash Coulee, también en Dakota del Norte [1].

La protesta de Standing Rock fue apoyada por varias tribus, las cuales unieron fuerzas, bloqueando el paso de las máquinas con un campamento que resistió las nevadas y las intimidaciones por parte de fuerzas armadas. Además de contar con las voces de políticos como Jill Stein y Bernie Sanders, su situación también se dio a conocer gracias a algunas estrellas de Hollywood, como Shailene Woodley, Susan Sarandon y Mark Ruffalo. En las últimas semanas, también influyó el apoyo de los veteranos.

Lo más interesante es cómo su lucha resonó con pueblos indígenas alrededor del mundo; la experiencia de la explotación atraviesa fronteras. Se pronunciaron en solidaridad, por ejemplo, la Nación de Nishnawbe Aski, de Canadá [2]; la Nación Sápara [3] y la comunidad Siekopai [4], de Ecuador; e incluso recibieron apoyo por parte de los Maori, quienes compartieron videos haciendo el haka en su nombre, un baile de guerra tradicional [5].

En México, la explotación de los pueblos indígenas no es novedad. Es curioso cómo  los mexicanos somos los primeros en descalificar al pueblo estadounidense por Donald Trump, cuando en México jamás se ha logrado una movilización a favor de los derechos de los indígenas de la talla de Standing Rock, y que además haya logrado su cometido de una manera pacífica.

Y vaya que, hoy por hoy, tenemos razones suficientes para solidarizarnos con nuestros pueblos indígenas. Quiero mencionar dos conflictos similares al de Standing Rock que actualmente se están viviendo en nuestro país. El primero es en Loma de Bácum, Sinaloa, en donde una parte del pueblo Yaqui protesta en contra de la construcción de un gasoducto para la CFE; la oposición se debe a falta de permisos, y por temor a las consecuencias ambientales y posibles accidentes [6].

Esta semana, la abogada de la tribu Yaqui, María Anabela Carlón Flores, y su marido, fueron secuestrados. Aunque la abogada ya fue liberada, su esposo sigue privado de la libertad bajo la amenaza de que se dejen “de chingaderas.” Y esta es tan solo la más reciente en una cadena de amenazas y tácticas de intimidación que se han llevado a cabo en contra de los demandantes [7].

El segundo caso es en Valladolid, Yucatán, en donde comuneros protestan en contra de la venta de la parcelación de tierras en Punta Laguna y de la construcción de un gran desarrollo turístico, que invadiría la reserva natural de Otoch Ma’ax Yetel Kooh [8]. Área protegida que alberga especies como el jaguar, el mono araña y varios tipos de aves [9].

El grupo Indignación, que busca defender los derechos humanos en la Península de Yucatán, reportó que dos de estos opositores, Guadalupe Cahum Uc y Elías Cahum Cahum, fueron secuestrados y torturados la semana pasada por quienes apoyan la venta. Las víctimas afirman que Rafael Acosta Solís, ex subprocurador de Justicia de Yucatán, es uno de los principales interesados en este negocio [10].

La desaparición, secuestro y tortura de activistas se ha vuelto común en nuestro país. La periodista Dawn Paley afirma en su libro Drug War Capitalism (El Capitalismo Narco), que el ambiente hostil generado por la guerra contra las drogas, ha ayudado a disimular estos actos de intimidación, y hasta asesinatos, – ya sea por parte de corporaciones, funcionarios públicos u otras partes interesadas –, como producto de enfrentamientos entre cárteles. La violencia generalizada también desincentiva la movilización de las masas a favor de alguna causa [11].

Es importante poder mirar hacia Standing Rock y ver en ellos un ejemplo a seguir, sin la soberbia de quien empequeñece los logros que Estados Unidos ha tenido en materia de la lucha por la igualdad. Aunque hay mucho camino que recorrer, por algún lugar se debe empezar; y podemos hacerlo informándonos sobre los principales problemas que aquejan a nuestros pueblos indígenas.

Conocer las problemáticas es el primer paso para poder exigir justicia a las autoridades; hacerles ver que éstos no son temas que se pueden esconder debajo de la alfombra – que no son irrelevantes para el resto de los mexicanos. Es nuestra responsabilidad empezar a mover al mundo en una dirección diferente, pero así como los derechos que tenemos hoy nos demuestran, estos cambios no se dan si no se alza la voz.

[1] Daniel A. Medina, “Dakota Protesters Say Belle Fourche Oil Spill ‘Validates Struggle’,” NBC News, 13 de diciembre del 2016, http://www.nbcnews.com/storyline/dakota-pipeline-protests/it-validates-our-struggle-dakota-access-protesters-nearby-oil-spill-n695191.

[2] “NAN Answers Call to Action, Supports Pipeline Protest,” Nishnawbe Aski Nation, 30 de agosto del 2016, http://www.nan.on.ca/article/-11325.asp.

[3] Christian Cangiano, “Leader of Sapara Nation brings awareness to oil drilling in Ecuador,” The Statesman, 27 de noviembre del 2016, http://www.sbstatesman.com/2016/11/27/leader-of-sapara-nation-brings-awareness-to-oil-drilling-in-ecuador/.

[4] teleSUR English, “Ecuadorian Indigenous Leader Joins Dakota Pipeline Protests,” YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=xxXhs5-Pq54.

[5] Te Hamua Nikora, “HAKA WITH STANDING ROCK!!!” Facebook, https://www.facebook.com/groups/1102073623245751/.

[6] AP, “Protesta por gasoducto en México deja un muerto,” El Economista, 22 de octubre del 2016, http://eleconomista.com.mx/sociedad/2016/10/22/protesta-gasoducto-mexico-deja-muerto.

[7] Sugeyry Romina Gándara, “Comando secuestra a la abogada de los yaquis y a su esposo; a ella la liberan y él está desaparecido,” Sin Embargo, 14 de diciembre del 2016, http://www.sinembargo.mx/14-12-2016/3125549.

[8] Sergio Caballero, “Protestan comuneros por venta de reserva natural en Yucatán,” Proceso, 4 de octubre del 2015, http://www.proceso.com.mx/417241/protestan-comuneros-por-parcelacion-de-reserva-natural-en-yucatan.

[9] Luis A. Boffil Gómez, “Secuestran y torturan a dos indígenas mayas en Yucatán,” La Jornada, 10 de diciembre del 2016, http://www.jornada.unam.mx/2016/12/10/estados/028n1est.

[10] Ibid.

[11] Dawn Paley, Drug War Capitalism, (AK Press, 2014).

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El Mercado da Like a Trump

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El 9 de noviembre los mercados financieros reaccionaron dramáticamente a la victoria de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos. Lo que los inversionistas globales anticiparon ante el triunfo del multimillonario fue un contexto de crisis y desaceleración económica que afectaría negativamente las ganancias de compañías y el crecimiento económico en general.

Los mercados financieros (bolsas de valores, commodities, divisas, instrumentos derivados) reaccionan de forma “sentimental” ante eventos económicos, políticos o sociales que afecten el precio de los activos que en ellos se negocian. Por lo tanto, el impacto que tendrá un determinado evento en el valor de un activo moverá hacia arriba o hacia abajo a los mercados, aún y cuando los resultados de dicho evento no se hayan materializado.




Un ejemplo de lo anterior es la reacción del mercado ante el Brexit, donde el viernes 24 de junio las bolsas de valores de los cinco continentes cerraron con pérdidas de hasta 13%. Si bien, las consecuencias económicas del Brexit no habían surtido efectos en ese momento, los inversores de todo el mundo anticiparon dichas consecuencias y decidieron vender sus posiciones para invertir su dinero en activos menos riesgosos. Por consiguiente, el valor de las bolsas de valores comenzó a decaer ante el miedo del público inversionista que observaba un futuro incierto.

Si bien actualmente existe incertidumbre global por las consecuencias que traerá la victoria de Trump, los mercados financieros han asimilado, al menos en Estados Unidos, un futuro más promisorio.

A un mes de las elecciones los índices accionarios norteamericanos han aumentado su valor ante una nueva expectativa de que las decisiones del próximo presidente traerán crecimiento a la economía del país americano. Del miércoles 9 de noviembre al viernes 9 de diciembre el Dow Jones aumentó 7.85%, el NASDAQ 5.84% y el S&P 500 6.00%, como resultado de un optimismo ante estímulos económicos, menos regulaciones y menores impuestos, lo que deriva en un mejor ambiente para las empresas instaladas en suelo estadounidense.

Además, una de las promesas de campaña fue la creación de más empleo para los norteamericanos, lo cual, de materializarse, se traducirá en más consumo e inflación que ayudarán a reactivar la economía del país vecino.

Sin embargo, esos resultados contrastan con los de países emergentes, los cuales se verán afectados por las acciones que emprenda el nuevo presidente. Por ejemplo, el índice MSCI Emerging Markets ha retrocedido 3.86%, la divisa japonesa ha perdido 7.81% y el Real brasileño 5.11%.

De concretarse los planes económicos de Donald Trump, los beneficios para Estados Unidos serán lo contrario para países como México, donde el IPC (índice de la bolsa mexicana de valores) perdió 3.17% y el peso se ha depreciado 9.40% ante el dólar.

Nos encontramos ante una situación ambigua, donde hay optimismo un día y pesimismo el otro. Por un lado, un mayor crecimiento de Estados Unidos beneficia a México de forma indirecta al ser nuestro mayor aliado comercial. De forma coloquial se podría decir que si les va bien a ellos, nos va bien a nosotros aun y cuando imponga las barreras comerciales que tanto ha prometido.




Es importante recordar que en un mundo tan globalizado será difícil que Trump aísle económicamente a su país y se sostenga únicamente de la producción y consumos locales. Por lo tanto una mezcla entre fortalecimiento de la economía local pero sin cerrar sus tratados comerciales podrán dar como resultado un crecimiento para todos sus socios comerciales incluido México.

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Renuncia: La “solución” mexicana

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De acuerdo a la Real Academia Española, renunciar significa dejar voluntariamente, dimitir, o apartarse de algo que se tiene.

La renuncia puede ser una solución correcta cuando los hechos en los que se ve involucrado el servidor público se presentan en una esfera meramente política. Así, por ejemplo, puede leerse la renuncia de Luis Videgaray como Secretario de Hacienda como consecuencia del fiasco del entonces candidato Donald Trump.

En México se ha acostumbrado que cuando un servidor público es señalado por presuntamente haber transgredido las normas jurídicas, es suficiente con la renuncia al cargo que ostentaba para “solucionar” la violación del orden jurídico.

No obstante, estimo que no puede calificarse como “solución” cuando la renuncia deja sin castigo una probable violación al orden normativo o, más aún, en los casos en que aun renunciando el riesgo de transgresión sigue latente.

Este último caso es, desde mi perspectiva, lo que aconteció con la renuncia al cargo de Magistrado Presidente de la Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral que ostentaba hasta principios de noviembre pasado el Magistrado Juan Manuel Sánchez Macías, como consecuencia de las declaraciones misóginas en las cuales afirmó que las mujeres deben llegar a los cargos públicos porque saben mandar, saben tomar decisiones, saben hacer una sentencia, y no por que “están bien buenas y tienen unas nalgas exquisitas.”




Por ello, Senadoras y Senadores exhortaron al Consejo de la Judicatura a investigar si esas declaraciones ameritaban ser sancionadas incluso con la destitución. Para el Senado “es aberrante que las autoridades encargadas de prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia en muchas ocasiones son omisas al grado de ser ellas mismas quienes terminan por violentar a las mujeres” (Reforma).

En el mismo sentido, las y los integrantes recién designados de la Sala Superior prácticamente se estrenaron no con un caso jurisdiccional, sino con un posicionamiento al respecto de estas declaraciones. Es cierto que inmediatamente deslindaron al Tribunal Electoral de las afirmaciones del Magistrado Regional (Excélsior), sin embargo, parecería que esto no es suficiente.

En este sentido, no es suficiente con la renuncia. No lo es por lo siguiente.

Primero, porque las expresiones del Magistrado constituyen una forma de violencia hacia las mujeres. Es violencia si se expresa en privado y en el bar. Es violencia agravada cuando se manifiestan en un evento público acerca de la paridad de género. Peor aún, si el autor de las palabras es un impartidor de justicia.




Segundo, en razón de que quien expresó dichas voces es, justamente, un juez que necesariamente deberá juzgar temas de género, y, peor aún, en una circunscripción en la cual hay que agregar el tema indígena y el rezago social. ¿Qué justicia puede esperar una mujer indígena que acuda ante el Magistrado aduciendo violencia política en contra de ella?

Tercero, ¿qué efecto pedagógico puede tener que alguien encargado de impartir justicia con perspectiva de género emita dichas declaraciones y no sufra consecuencia alguna? ¿Vale la pena seguir invirtiendo tanto en la justicia electoral cuando impunemente se pueden tener conductas como las descritas? ¿Puede alguien creer que cumplir la Ley es benéfico cuando quien la incumple no tiene castigo alguno?

Las palabras formuladas por el Magistrado no fueron una broma. A fin de cuentas, el mundo lo conocemos a través de las palabras, por eso, no se trató de un mal chiste: Se trató de un hecho de violencia hacia las mujeres expresado por un funcionario judicial encargado de impartir justicia electoral.

Por ello, la “solución” mexicana a este hecho de violencia hacia las mujeres no debe quedar sólo como una anécdota más. Debe investigarse y, en su caso, sancionarse. De lo contrario, seguiremos abonando a una cultura de impunidad contraria al Estado de Derecho que deseamos consolidar en nuestro país.

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El Talón de Aquiles: EL RETROCESO DEL PROGRESO

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El 23 de junio de 2016, el 52% de los británicos votaron a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El 3 de octubre, 50.21% de los votantes en un referéndum, seis millones y medio de colombianos, se opusieron a un acuerdo de paz. El 8 de noviembre, Hillary Clinton obtuvo más de dos millones y medio de sufragios que Donald Trump (voto popular), quien sin embargo ganó los votos electorales.

Presentar un texto argumentando que en este 2016 triunfaron el temor y la ignorancia es insuficiente, pues opinólogos y futurólogos ya se me adelantaron. Procedo entonces a desarrollar dos factores que dan profundidad a esa tesis: la incapacidad ciudadana a alimentar un régimen que requiere de participación de calidad, y una desconexión indulgente de las fuerzas políticas que deberían defender las conquistas sociales logradas durante la segunda mitad del Siglo XX, explican por qué estamos como estamos.

La democracia representativa: víctima del capitalismo (casi) salvaje

Soy el producto de un mundo socialdemócrata que la revolución neoconservadora de los años 1980 destruyó. Se me enseñó que cada derecho conlleva una responsabilidad, que es adeudo del ciudadano informarse y contribuir al debate, y que el interés colectivo pasa por encima del individual. No me considero “socialista”, mucho menos “comunista”, pero sin duda soy “izquierdista”.

 




Se me convenció que el principal rol del Estado es la moderación política: al redistribuir la riqueza y fortalecer la clase media, el Estado evita las derivas extremistas tanto de izquierda (revolución bolchevique) como de derecha (nazismo), que se alimentan de pobreza e ignorancia. La democracia solo funciona en donde la clase media, urbana, y educada, es fuerte. La educación es antídoto a la manipulación y demagogia.

Una de las primeras víctimas del neoliberalismo fue la educación. La obsesión por controlar el déficit fiscal y la nefasta idea que el sector privado siempre es mejor que el público, evaporaron presupuestos, debilitaron servicios, y alentaron privatizaciones.

La educación privada nunca ha sido reconocida por inculcar valores de solidaridad social; y la pública, aunque quisiera, no tuvo condiciones. Se crearon así brechas entre los que pudieron pagar una educación de calidad, y los que no.

Los resultados están a la vista: a los ciudadanos de hoy no les interesa lo público, ya sea porque no le dan importancia (creen que no la tiene), o debido al exceso de trabajo – la pauperización del mercado laboral también es una realidad – que no permite una participación política activa de calidad.

A este escenario agréguesele la explosión en importancia de internet, de las redes sociales, y la consolidación de una cultura en donde el límite entre espectáculo y realidad se borraron. Hoy, no se sabe qué información es real e irreal. Los “trolls” desinforman, distorsionan, y divulgan falsedades adrede a quienes no saben, y no quieren aprender a distinguir, como decía la canción, “entre besos y raíces”. Hoy, la política es espectáculo, el ciudadano espectador, y el votante consumidor.

Las marchas de salvación de la patria y de dignidad nacional organizadas por el uribismo contra un acuerdo de paz en Colombia, son ejemplo de ello. De nada sirvió defender uno de los acuerdos de paz más ambiciosos y sofisticados que se hayan firmado, que contaba con el apoyo unánime de la comunidad internacional.

Pudo más la desinformación. También eso explica el éxito de las campañas de los líderes aislacionistas del Reino Unido y de Trump, cuya sorpresa ante sus propias victorias apenas superó las evidentes muestras de la falta de preparación para las mismas. La cohesión social del consenso keynesianismo fue rota hace tiempo. Hoy, las consecuencias son evidentes.

Brechas y condescendencias

Claro, el neoliberalismo no es culpable de todo. La izquierda también lo es. Primero, dejamos de ser izquierda. Nos derechizamos. Nuestro supuesto proyecto inclusivo no lo fue tanto: siempre excluimos a religiosos y otros grupos que no dudamos en llamar “fundamentalistas”.

Si el Partido Demócrata hubiera defendido al proletariado blanco rural arruinado por la deslocalización empresarial fruto de la globalización, hubiera probablemente mantenido su apoyo. Pero la izquierda de Clinton, antiaborto y pro-gay (alienándose así el voto religioso y conservador) se convirtió además en la primera línea de defensa del libre comercio, con lo cual perdió el voto de los trabajadores. Segundo, existe en la izquierda una tendencia a la condescendencia.

Muchos nos vemos como una especie de vanguardia liberadora cuya misión es guiar a los alienados hacia el “progreso”. La educación, ese instrumento que extirpó nuestra ignorancia, nos da esa responsabilidad social, que constituye nuestra mejor muestra de consciencia y solidaridad.

Ser de izquierda es un privilegio de burgueses, y muchos de los votos “racistas, xenofóbicos, y sexistas” que vimos en 2016 son reacción a ese complejo de superioridad. ¿Cómo apoyar el aislacionismo en un mundo globalizado? ¿Cómo no entender que la paz es mejor que la guerra? Al ser parte de la “izquierda caviar”, nos hemos desconectado de las inquietudes del ciudadano común. Nos cuesta imaginar que haya gente que no piense como nosotros.

Los triunfos populistas de 2016 no nos gustan porque no se amoldan a la idea de progreso que nosotros, izquierdistas, hemos construido. Es casi patético constatar los fallidos esfuerzos del Presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para explicar, con complejos tecnicismos, sin duda correctos pero también aburridos, el acuerdo de paz, mientras Uribe ejecutaba una retórica simple, sin duda simplista aunque apasionada, que tergiversó lo acordado y le dio la victoria.

Y cuando el elector nos dijo que éramos nosotros los que no habíamos entendido su grado de frustración, los frustrados fuimos nosotros ante mayorías que se atrevieron a no compartir nuestra opinión portadora de valores progresistas dignas del siglo XXI.

Los resultados en el Reino Unido, en Colombia, y en Estados Unidos no son antidemocráticos porque son el fruto de lógicas democráticas, pero ponen en entredicho la construcción del ideal democrático de centro-izquierda, basado en el respeto, la tolerancia, y el reconocimiento de la diversidad, y en la defensa de minorías.

 




Las mujeres, que rara vez han sido minoría, también cuentan en esa visión, que ahora vemos en peligro en un mundo en donde las mayorías progresistas brillan por su inexistencia. En Estados Unidos, un tercio de los ciudadanos es incapaz de nombrar uno de los tres poderes de gobierno.

¿Cómo darle poder a tantos ignorantes? Filósofos como Platón y John Stuart Mill ya han propuesto ideas para limitar los efectos políticos perniciosos de la inopia popular. Es aquí, precisamente aquí, en donde se abre la puerta al autoritarismo de izquierda, tan peligroso como el de derecha.

Conclusión: tengo miedo

Queda todavía mucho por analizar. Se debe aceptar que esta racha victoriosa populista de derecha no se alimenta solo del temor e ignorancia: una buena proporción de la clase media, individuos con ingresos anuales de USD 100,000 o más, votaron por Trump, así como lo hicieron 42% de las mujeres y 29% de los latinos (más de los que votaron por Romney). Además, 43% de sus votantes tienen título universitario.

El retroceso del progreso ha causado una profunda división social: los treinta millones de personas votaron en el Brexit (la tasa de participación casi alcanza 72%), dividieron al Reino Unido entre Inglaterra y Gales (favorables a salir de la Unión Europea) y Escocia e Irlanda del norte (a favor de la permanencia).

Colombia, como Estados Unidos, es un país dividido, como lo muestra el proceso que actualmente se desarrolla para aprobar una nueva versión del acuerdo de paz (que sigue generando oposición). Tercero, las mayorías silenciosas pesan fuerte. El abstencionismo debe ser estudiado con mayor detalle.

 




En 2016, los intolerantes afirmaron su voz, por tanto tiempo irrespetada y ridiculizada. Basta de hablar de integración, de paz, de cambio climático, de musulmanes, y de comunidades sexualmente diversas: es hora de ocuparse de la gente “normal” con problemas reales. A partir de 2016, el fenómeno es mundial.

En Francia, los analistas monitorean con atención el apoyo a Marine Le Pen y al Frente Nacional. En Costa Rica, gárrulos oportunistas como Otto Guevara se atreven a reivindicar el discurso incendiario de Trump. Ya se propuso estudiar la abolición del beneficio de la nacionalidad costarricense a los hijos de nicaragüenses nacidos en Costa Rica. Veamos si se le ocurre construir un muro entre Costa Rica y Nicaragua.

El retroceso del progreso se alimentó por una derecha neoliberal que cercenó el consenso keynesiano, pero también por una “izquierda champagne” que en un inicio se quiso oponer, pero que terminó pactando con el capitalismo de la post-Guerra fría.

Ayer fueron los que vemos como “fundamentalistas reaccionarios” los que temieron la llegada a la Casa Blanca, de lo que vieron como un presidente negro, musulmán, que ni siquiera había nacido en Estados Unidos. Hoy, somos nosotros, izquierda y centro-izquierda, los que tememos la llegada a esa misma Casa Blanca de lo que vemos como un populista ignorante, irresponsable, e imprevisible. ¿Ignorancia versus prepotencia?

Fernando A. Chinchilla
San José (Costa Rica), diciembre de 2016

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Carta a Fidel

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Adiós Fidel. Te vas abucheado y aplaudido por muchos. Seguido, alabado, odiado y perseguido.

La muerte de alguien como tú hace que los actos hechos en vida sean juzgados con benevolencia por muchos, pero América Latina tiene memoria. No olvidaremos el imperialismo que llevo a la ruina y pobreza absoluta en Cuba, tampoco olvidaremos el famoso “Comes y te vas” del expresidente Fox y mucho menos olvidaremos su dependencia completa ante la Unión Soviética y la ausencia de democracia en el país cubano. Pobreza, inseguridad, desempleo y futuro político incierto.

Toda tu vida dividiste opiniones del público, hoy me pregunto cuál sería tu opinión mirando hacia atrás, ¿habría remordimiento?, ¿estarías orgulloso? ¿satisfecho de lo logrado? Nunca lo sabremos

¿Qué se pondera más en la balanza? ¿Salud sobre bienestar? ¿Educación sobre poder adquisitivo? Ni muy muy, ni tan tan.

Lo que si es cierto, es que hoy se puede llegar a un acuerdo entre quienes te aman y quienes te odian. Para bien o para mal, fuiste un referente de la izquierda a nivel mundial y quizás uno de los líderes más importantes del siglo XX. Marcaste época e intentaste a tu manera, defender la soberanía de los cubanos.

 




Nos dejas al odiado Nicolás Maduro, el hijo no deseado de una relación estrecha con Venezuela. Y por supuesto que aquí en México nos quedamos con Andrés Manuel López Obrador, otro hijo abandonado que en sus sueños más profundos desea ser reconocido como tú, olvidando que su temperamento ante la derrota y la doble moral no le ayudan a cumplir sus deseos maquiavélicos.

 




Decías que no morirías hasta ver a Estados Unidos de América derrotado y probablemente lo cumpliste, con Donald Trump como presidente electo esa posibilidad no es ajena a la realidad.

Vienen nuevos tiempos para Cuba. Internacionalización, apertura económica, globalización y democracia. Con tu muerte se rompe la burbuja del tiempo, después de 55 años se cierra el ciclo de Fidel Castro.

Y así te decimos adiós Fidel, con tus victorias y errores te vas. Y allá donde estés descansa en paz, hazlo mientras Cuba por fin florece.

Si no nos vemos, pues nos escribimos.

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Recuperemos Nuevo León

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Nuevo León siempre fue un estado de trabajo. El de la fundidora y la cervecería. Donde surgieron grandes empresas como FEMSA y CEMEX o instituciones tan loables como el ITESM. Su gente era emprendedora y leal. Nuestras calles eran pacíficas y todas las familias se conocían. No por nada nos decíamos primos entre nosotros.

 




Cuando eras niño ¿Tuviste miedo alguna vez de caminar a solas rumbo la tienda a las 8 de la noche? ¿Vendiste limonada en la cochera de tu casa sin mayor riesgo que el de un fracaso económico?

Secuestros, extorsiones, cuerpos en la calle, muertos en los puentes, miedo a salir de tu casa. Eso era algo inimaginable ¿En qué nos convertimos? ¿Por qué dejamos que nos arrebataran a nuestro estado de las manos?

Cuando la corrupta policía atrapa a los criminales ¿podrías decir de qué familias provienen esos sujetos? ¿Es casualidad que a menudo no sean regiomontanos?

Los centroamericanos que están por las calles sin papeles ¿vienen a trabajar o a pedir limosna? ¿Por qué han sido sorprendidos cometiendo delitos?

¿No sientes miedo cuando ves camionetas con placas de determinadas entidades federativas?
¿No te molesta que los policías liberen a los criminales? ¿No serían más fácil si todos estuviésemos armados? ¿Por qué existen los derechos humanos para los que rompen la ley? ¿Por qué los delincuentes andan de llorones y no los pueden ni tocar? ¿No sería justo y hasta útil que se les intimidara para sacarles información?

El mundo está al revés.

Estamos hartos de la clase política que salta de un puesto a otro y vota en los congresos sin pensar en el beneficio de la ciudadanía ¿por qué? Porque los políticos sirven a su partido antes que a nosotros.

Los neoloneses somos gente de trabajo, somos gente honesta, nunca nos hemos dejado de nada ni de nadie ¿qué estamos esperando? hagamos de Nuevo León un gran Estado nuevamente.

Esa última frase te habrá dado una pista de a dónde me estoy dirigiendo pues lo que intento decirte es que si toda esa retórica barata llena de lugares comunes, conjeturas hechas sin el menor tiempo de reflexión y sentimentalismos de lo más elementales te parecieron atractivos, no puede sorprenderte que Donald Trump ganara la presidencia, por el contrario, me atrevo a decir que muy probablemente tú habrías votado por él.

Porque el truco de enaltecer a los locales y desdeñar “al otro”, al externo y después sugerir que todo tiempo pasado fue mejor, haciéndote sentir indignado por haber sufrido el despojo de una supuesta grandeza por un, también supuesto otro, puede enamorar a cualquier sector de la ciudadanía inconforme que no muestre interés en enterarse ni mucho involucrarse en la circunstancias de algo que exceda su esfera personal.

 




El discurso está repleto de falacias. Por Ejemplo: Todos pueden corroborar que Nuevo León era un estado ejemplar en lo que respecta a la industria pero ¿podemos establecer un nexo comprobable entre la disminución de la seguridad y la llegada de personas de otras entidades federativas?

Intente realizar el mismo ejercicio de comprobación en las demás aseveraciones contenidas en la primera parte de este texto por la que, de antemano, ofrezco una disculpa.

Eso es lo peligroso: no hace falta fundar porque no nos los exigirán, sólo hay que intentar convencer. Disfracemos nuestras deficientes conclusiones de “sentido común” o bajo frases como “Todos sabemos” o “Es bien sabido”.

Mezclar datos ciertos de comprobación sencilla con datos falsos de comprobación compleja y apelar a las emociones del auditorio, es y ha sido una estrategia efectiva, mucho más en tiempos de insatisfacción y el discurso del inicio, como el de Trump contiene datos innegables combinados con afirmaciones agresivas que no están sustentadas pero que fácilmente pueden convencer.

 




Es cierto que nuestra situación es diferente a la de Estados Unidos pero ello no significa que no estemos a merced de un artero seductor que nos conmueva y nos prometa recuperar algo que presumimos perdido.

Porque mientras no comprendamos nuestra realidad a fondo y nos refugiemos en frases como: “Todos son lo mismo, todos roban”, “Hay que pensar en uno mismo, en los suyos y ya”, “Los que verdaderamente mandan son otros”, “Está todo arreglado” y un largo etcétera, podremos parecer tan saturados de información que llegamos al hastío, cuando la realidad es que sólo estamos repitiendo frases que no entendemos pero nos permiten disfrazar nuestro desinterés e ignorancia.

Y es esa ignorancia la que nos coloca en una posición sumamente vulnerable. Pueden despojarnos de derechos, hacerse más poderosos y cometer múltiples atrocidades mientras nosotros creemos que lo hacen por nuestro bien, que son “daños colaterales”, que son sacrificios, actos en esencia malos que se llevan a cabo para garantizar un supuesto bien mayor.

Si no conocemos nuestro sistema político, las funciones de nuestros representantes, la razón de ser nuestros derechos y las limitantes del Estado, estamos bajando los brazos.

México es un país sumamente insatisfecho, con hambruna, pobreza, desempleo, impunidad, corrupción, analfabetismo y un fuerte desinterés. Me atrevo a decir que en cada rubro que mencioné superamos a EEUU. Nosotros ya hemos caído victimas del populismo y la demagogia que por “fortuna” ha sido utilizada por sujetos menos macabros.

Sin embargo, creo que la mesa está servida para cualquier persona déspota, ignorante, prepotente, narcisista, envalentonada que logre enamorarnos y eso me preocupa mucho más que lo que pueda hacer el déspota, ignorante, prepotente, narcisista y envalentonado Donald Trump.

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Falsedad Rumbo al 2018

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En los días posteriores a las elecciones en los Estados Unidos y la sorprendente victoria de Donald J. Trump. Los estadounidenses comenzaron a apuntar dedos de quien había sido el culpable de la llegada de un personaje misógino, racista y xenófobo a la Casa Blanca.

En el campo de la candidata demócrata, Hillary Clinton, se le echo la culpa a la FBI, misma que dos semanas antes reabrió las investigaciones en el caso de los correos electrónicos perdidos.

 




Los ciudadanos estadounidenses optaron por otra ruta, culpar a Google y Facebook por permitir la difusión de noticias falsas en sus redes. La respuesta de los dos gigantes del internet, fue que ahora en adelante van a combatir las páginas que sean descubiertas difundiendo información falsa en sus redes, sin especificar como lo harían.

Aunque consideró que hubo otros factores que llevaron a la sorpresiva derrota de Clinton, el tema de la difusión de noticias falsas en las redes sociales y su influencia en el resultado de la elección es algo que llama mi atención.

De hecho, el tema de desinformación en redes sociales y la velocidad con la que se difunde, lleva meses en mi radar. Esto debido a lo que veo día con día en grupos de Facebook y hasta páginas que hacen llamarse “serias”.

Lo sorprendente del caso, es que las notas falsas se mueven con regularidad en grupos que son a fines de MORENA. Los titulares son amarillistas: “Hijo de Peña Nieto sale del closet”, “Video inédito de la Gaviota teniendo relaciones”, “Expulsan a niña que corrijo a Nuño”, y “Asesinan a joven que interrumpió a Mancera”. Una vez que uno entra a la página, se pide que le des “Me Gusta” a la fanpage en Facebook para poder ver el artículo.

El problema es que, como los titulares son llamativos, la gente comparte sin verificar la fuente, sin saber qué es lo que dice el artículo y claro sin verificar si la información ha sido replicada por algún medio serio. Todo esto, lleva a que la desinformación siga fluyendo por las redes sociales y la nota falsa, por alguna razón se vuelve verdadera, algo que nos debe de preocupar.

Así como esta información falsa influyó en los comicios electorales de Estados Unidos, es muy probable que México se enfrente al mismo problema. Increíblemente los seguidores del partido que se queja de los bots, la desinformación de los medios y lo tendenciosos que son estos, comenten los mismos errores.

Según información que ha llegado a este medio, MORENA opera alrededor de 51 páginas en Facebook que se encargan de difundir información falsa a más de 6 millones de personas.

También cuentan con 10 mil bots en Facebook que tienen el mismo objetivo, difundir notas falsas de “medios” como: Nacion 21, Bomba 24, Efecto 24, Noti 21, Cuando 24, entre muchas otras más. Otro objetivo que tienen estos 10 mil bots, es estar reventando conversaciones en la sección de comentarios y defender a capa y espada a Andrés Manuel López Obrador.

 




López Obrador, niega que él tenga un parecido a Donald Trump, ha dicho que quienes lo comparan con el Presidente electo de Estados Unidos están manejados por Carlos Salinas de Gortari, su obsesión.

Lo irónico es que probablemente el candidato al 2018 llegue a la Presidencia utilizando las mismas herramientas, que el candidato republicano, uso para llegar la Casa Blanca en el 2017. Es justo y necesario que Google, Facebook y Twitter actúen contra sitios que tienen el objetivo de desinformar y manipular la opinión pública con falsedades.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

 

París

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En estos días se conmemora un año de la tragedia de los atentados en la ciudad de París que acabaron con la vida de 130 personas.

 




Este hecho que marcó de por vida a la nación francesa nos recuerda como la intolerancia religiosa y social detona en terribles consecuencias para propios y extraños. De más, está en señalar al Estado Islámico como responsable de esto, sin embargo, es preciso castigar a los responsables.

Algunas voces en redes y diversos medios apuntaban de manera superficial que los atentados fueron más publicitados porque ocurrieron en Paris y no en Uganda. Ese tipo de comentarios no suma ni nos lleva a ninguna reflexión positiva.

Es lógico que el peso mundial y mediático que tiene Francia es mil veces más grande que el de cualquier país africano, pero una vida es una vida aquí y allá.

La reflexión a la que hoy instó a quienes leen estas líneas es a que la intolerancia nunca nos va a llevar a ningún lado.Los franceses pueden contarnos mil y una historias de crímenes de odio, los estadounidenses también.

 




Hoy que entra un nuevo presidente a Estados Unidos, recibiendo un país dividido, golpeado, criticado y sin una reconciliación aparente, el discurso del odio y el resentimiento surge como un peligro latente.

Lo que les pasó a los franceses debe ser una señal de peligro para un Estados Unidos donde grupos de choque pueden enfrentarse.

Está en nosotros, en nuestra sociedad mexicana y en lo que le enseñamos a nuestra gente el evitar que el odio se convierta en parte de nuestras vidas.

La discriminación en cualquier forma es inadmisible y es un riesgo para la vida sana en sociedad.
Nunca hay que olvidar lo que pasó en Francia y nunca dejemos de poner el dedo en el renglón de que el respeto y la paz valen y valen mucho.
Lo dicho, dicho está.

P.D Un abrazo a Luis González de Alba que no pudo ver esto, pero que tanto abogó, Gonzalo Rivas Medalla Belisario Domínguez. Abrazo cósmico en donde estés.

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Votó el Enojo

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Una vez más fuimos testigos de que las urnas fueron visitadas por votantes disgustados con la clase política tradicional y deseosos de ver un cambio radical en el status quo del gobierno. Sucedió con El Bronco, el Brexit y ahora con Donald Trump por nombrar sólo tres ejemplos. En lo personal creo que dos grandes temas se desprenden de estos hechos.

El primero es que la democracia quizá no funciona, siendo un sistema fallido que permite que gente sin conocimientos y movilizados por el sentimiento y no por la razón lleven al poder hasta al más incompetente.

 




Segundo, que la gente en todo el mundo está harta de sus gobernantes, que en algunos casos representan la corrupción del poder y el dinero y el abuso de funciones, en todos los niveles y en diferentes alcances.

Atribuyamos la culpa a los millenials, a los rebeldes, a los insurrectos. No importa, los ciudadanos están exigiendo un cambio a los gobernantes y su manera de gobernar. Tal vez es que el sistema de gobernanza debe renovarse y escuchar más de cerca las necesidades de un electorado cada vez más involucrado en las decisiones del sector público y sobre todo cada vez más críticos, con conocimiento o desde la ignorancia, de los resultados de dichas decisiones.

Sin importar si es Nuevo León, la Unión Europea o el país más poderoso del mundo, los gobernados mandan un mensaje que diverge del tradicionalismo y el conservadurismo, al cual sería necio no hacer caso. Como en los negocios, no importa qué tan bueno es el producto sino qué tanto lo compra la gente, de esta forma, más allá de estar de acuerdo con los votantes o de darles la razón, la clase política debe hacer caso a lo que la gente demanda.

También es prudente resaltar que comúnmente el ciudadano pide a sus gobernantes la probidad y virtud que él mismo no tiene. Como ciudadanos exigimos que los funcionarios públicos sean cuasi perfectos cuando nosotros mismos somos partícipes de la corrupción al dar mordida a un policía; del abuso cuando construimos una casa sin uso de suelo; de evasión cuando hacemos lo imposible por no pagar nuestros impuestos; y un sin número de casos más donde somos muy buenos para exigir pero malos para cumplir con nuestras obligaciones.

Toda proporción guardada y bajo el contexto adecuado, pero todos somos partes de la decadencia o avance de nuestro entorno.

Lo he mencionado antes y lo reafirmo ahora, la clase política debe reinventarse, los servidores públicos debemos prestar mayor atención a la coyuntura actual y transformar la forma de ejercer el gobierno de un municipio, de un estado y sobre todo de un país.

El futuro del orden mundial dependerá de la capacidad de entrelazamiento de gobierno, sector privado y ciudadanos; de la cercanía de las necesidades de la gente y de las posibilidades de los gobiernos; y de la participación del empresario en la infraestructura pública.

 




Todo esto tomando como premisa que el crecimiento y desarrollo económicos son la directriz del estado de derecho y la principal variable del bienestar social. Sin embargo, tal vez lo anterior puede ser logrado con un sistema electoral distinto a la democracia. Como ejemplo, a pesar de que muchos resultarán ofendidos, el crecimiento económico de México en la época de Porfirio Díaz fue inaudita.

La modernización social y de infraestructura lograda en su mandato hizo que nuestro país se transformará de una nación rural a una con ciudades industriales con servicios públicos y trabajo para todos.

La democracia permite que un gobernante llegue al poder con tan sólo 30% de los votos del electorado, tal y como sucedió en 2012 con el triunfo de Enrique Peña Nieto, cuya aprobación es cada vez menor. Si bien en 2015 las elecciones de Nuevo León dieron el triunfo a Jaime Rodríguez con 50% de los votos, a un año de su paralizada gobernanza la gente se empieza a dar cuenta, afortunadamente, de la inmensa incompetencia de su administración.

Ahora con Donald Trump como Presidente, no sólo Estados Unidos, sino el mundo entero está a la espera de sus acciones y de los efectos que su victoria traerá. El futuro inmediato de la economía y política mundiales depende, para bien y para mal, de lo que suceda en el país americano. ¿Le damos al President Trump el beneficio de la duda?

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Trump ganó, ¿ahora qué sigue?

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Ganó. Aquel excéntrico, misógino, egomaníaco, xenófobo e impredecible hombre de negocios que al inicio concebíamos como la más imposible opción para ocupar la candidatura republicana a la presidencia, es hoy el ejecutivo de los Estados Unidos.

Subestimado por sus contrincantes precandidatos del partido político con el símbolo del elefante, favorecido por los sentimientos racistas que sobreviven en nuestros días e igualmente tomando ventaja del descontento de diversos jóvenes que veían a Bernie Sanders como su candidato ideal, Trump explotó (consciente o inconscientemente) estos factores.

Con esta victoria, no solo se ve cercano un retroceso en lo referente a la lucha social por la igualdad de las minorías étnicas que integran EUA, sino también un posible desmantelamiento de la seguridad social lograda por el presidente anterior.

Ahora bien, pasando a uno de los temas más preocupantes, cabe preguntarse ¿qué será de México, ahora que el hombre que prácticamente nos culpaba de todos los males y que juraba construir un muro pagado por la nación mexicana, es ahora “el hombre más poderoso”?

 




Pues bien, considero que dadas las circunstancias, nuestra zona de confort se ha terminado, y por lo mismo, tenemos dos opciones: o nos emancipamos (de una vez por todas) de los Estados Unidos y comenzamos a ver nuevos horizontes junto a otros países (como nuestra gente de Latinoamérica), o bien, doblamos rodilla y dejamos que el cuasi fascista que ya habita en la Casa Blanca, imponga sus lineamientos respecto a la inmigración y al TLCAN , y nos deje en un mayor desahucio del que hoy se encuentra gran parte del país.

No hay duda del paso que significa optar por la primera opción, la cual desde mi punto de vista, representa un coraje similar al que tuvieron las personas que lucharon la revolución; representa esa actitud temeraria que todos los mexicanos guardamos en nuestro interior, que si bien, la hemos olvidado en algunas ocasiones, esta siempre prevalecerá para hacernos plantar cara a las situaciones más adversas.

 




Sé que, por otra parte, los negocios y el comercio son parte fundamental para el desarrollo económico del país, sin embargo ¿quién dijo que EUA es la única nación con la cual se puede comerciar? Hay que abrir los ojos: hay muchísimos más países con los cuales se pueden entablar relaciones comerciales, solo es cuestión de tener la iniciativa suficiente, tanto del gobierno como de la sociedad, para comenzar con dicho cambio. Ya no nos puede ser posible continuar en la posición que estuvimos durante tantos años, pues de continuar en ella y con el ahora electo presidente, terminaríamos por perder la soberanía de manera total.

Finalmente, pienso que donde impere la iniciativa, el coraje, el razonamiento y el amor hacia la nación, no debería de haber una probabilidad grande de caer, a diferencia de quedarnos en el posicionamiento, que nos da por sentada, la caída del país.

Por lo tanto, no veamos este escenario como una derrota, sino como la más grande oportunidad que hemos tenido: la de emanciparnos, y reclamar de una vez por todas nuestra herencia como pueblo latinoamericano que somos, junto a nuestros demás países vecinos que integran una de las regiones con mayor riqueza del mundo.

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