Diputados Independientes Plurinominales

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Junto con la propuesta para que el puesto de Procurador de Justicia esté sometido a elección popular y de separar al Auditor Superior del Ejecutivo Estatal, el Gobernador puso sobre la mesa una petición para que en este periodo ordinario de sesiones recién iniciado, el Congreso añada a su agenda el reformar las leyes electorales así como el reglamento interno del Congreso para contemplar la figura de los Diputados independientes plurinominales. En este último punto me concentraré.

Los plurinominales surgen a nivel federal en 1977, durante la presidencia de José López Portillo, a recomendación de Jesús Reyes Heroles. Su razón de ser fue otorgar representación política a una demandante minoría que había sido ignorada por largo tiempo.

Apenas 14 años antes, se introdujeron los diputados de partido. Todo estaba bajo control priísta. Con esta acción se tendió a una lenta pero necesaria apertura democrática. Y aunque los escaños otorgados por la vía plurinominal no eran suficientes para si quiera incidir en las votaciones, había comenzado un proceso hacia una representación más auténtica (donde el 99% de los diputados no eran del PRI).

Conforme se fue consolidando la democracia mexicana (quizá sería oportuno fijar el año 2000 como fecha), la fórmula plurinominal fue perdiendo sentido. No existía un partido de Estado que impusiese restricciones a otras vías de representación.

Al contrario, se crearon (en cantidad desmedida) partidos políticos y todos ellos recibieron financiamiento del erario. Por ejemplo, en la elección presidencial de 2000, contendieron 11 partidos: el PAN y el PVEM en alianza, el PRI, el Partido Democracia Social, Partido Centro Democrático, Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, PRD en coalición con el PT, Convergencia, Partido Alianza Social y el Partido de la Sociedad Nacionalista.

Seguían existiendo minorías, sólo que ahora tenían sus plataformas políticas para competir democráticamente. 40 años después de la instauración de los plurinominales, el panorama político ha cambiado en todo México. Ahora son una figura de sobre-representación, una carga para las arcas públicas y un contrasentido del ideal democrático. Contrasentido aún mayor es la propuesta de diputados independientes plurinominales.

Imaginemos el caso de 2 candidatos independientes que compiten por una diputación en el mismo distrito. A presenta una plataforma liberal, a favor del matrimonio igualitario, el derecho al aborto antes de las 12 semanas de gestación y la legalización de las drogas con fines recreativos. B presenta una ultra-conservadora, en contra de los derechos de los homosexuales y a favor de la penalización del aborto y del uso de drogas en todos los casos. Por definición, un candidato sin partido es independiente (económica e ideológicamente) de otros.

Supongamos que ambos obtienen muchos votos, pero A gana la elección. La brillante propuesta le otorgaría un escaño a B, agrupándolo con A en una misma bancada (la de los independientes). No sólo se violaría el principio de no-agrupación de los candidatos independientes, sino también el ideológico de A, ganador de la elección y que ahora tendrá que hacer equipo con un opositor.

Como resultado, se obtiene una desnaturalización de las candidaturas independientes, pues las asemeja a los partidos, que sí se componen de una convergencia de ideas.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

EL MEXICANO QUE NUNCA SERÁ DE ORO

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Tras la crítica situación del deporte mexicano evidenciada en la justa olímpica de Río de Janeiro 2016, salió a relucir el mexicano que nunca ganará el oro- ni lo intenta- y que representa a la población más despreciable y cínica del país.

El mexicano promedio tiene una cultura malinchista, no soporta ver a otro mexicano triunfar; es más, para ser mucho más claro, disfruta la derrota de los otros, aunque esos otros pertenezcamos a la misma región.

Esta parte horripilante de la población mexicana se ha hecho presente, lamentablemente, en la era digital. Critican a Alexa, la gimnasta que nos representó en Río, y aseguran que está “gorda”; lo hacen sentados en un sofá, antes de continuar con su gorda, frustrada y muy común vida en donde cumplen patrones repetidos que no ocupan del más mínimo raciocinio. Le dicen ‘gorda’ de forma despectiva, en un país campeón en sobrepeso y obesidad, ahí seguro que sí ganamos medalla.

Pero, ¿en realidad piensan lo que dicen? Mi conclusión es que definitivamente NO. La capacidad de pensar, razonar y digerir lo que vamos a decir antes de soltar el vómito verbal es un talento que muy pocos mexicanos poseen. Vaya, como diría Facundo Cabral, estamos llenos de “pendejos” y son muy peligrosos porque son la mayoría.




El mexicano demuestra en cada oportunidad que tiene su posición de hombre-masa, ignorante e incapaz de pensar. Es esa ausencia de pensamiento- como diría Hannah Arendt– la que no le permite desarrollarse en un país de grandes posibilidades. El mexicano no es malo, es ignorante y no sé si eso sea más peligroso.

Dentro de todo lo malo que ha vivido el país en la última gestión presidencial, representar a México es un acto de valentía total. Los deportistas mexicanos no solo tuvieron que prepararse durante años para poder competir contra los mejores del mundo, muchos de ellos se vieron en la necesidad de salir a las calles a pedir dinero, de practicar en las peores condiciones, de solventar su viaje, hospedaje e incluso sus propios uniformes.

Me da vergüenza, mucha. Porque llevan la bandera de México, porque nos representan ante el mundo y porque hacen visible que somos un país en donde no creemos ni nos apoyamos entre nosotros.

Un ex Procurador de Justicia es el titular de la Comisión Nacional del Deporte, un inexperto en el tema, él piensa que la CONADE es una “agencia de viajes“ y como tal la aprovecha para vacacionar con su mujer en las exóticas playas de Brasil.

El hombre-masa es cínico, apático y descarado, ellos eligen a otros hombre-masa para que los dirijan y representen. El mexicano que nunca será de oro no piensa y no razona, son sus características principales.

Este mexicano nunca será de oro, no lo merece y no tiene la capacidad. Es el que nos tiene sumergidos en la crisis y el principal causante de que nuestro país ni crezca ni avance. Existimos otra parte de la población mexicana dispuesta a transformar las cosas, a trabajar el doble y a hacer de México un país grande. Mexicano que nunca serás de oro, ¿nos dejas de estorbar?

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”