El sexenio de los “perdones”

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Desde aquel discurso, el día de la promulgación de las leyes que conforman el Sistema Nacional Anticorrupción, del Presidente Enrique Peña Nieto, donde pidió perdón por el escándalo de la “Casa Blanca”, parece ser que se dio luz verde a que otros funcionarios del Gobierno Federal, pidan perdón cada vez que hacen algo incorrecto.

Tan solo la semana pasada dos funcionarios de alto nivel, pidieron perdón, después de salirse con la suya.

El primero, fue nada más y nada menos que el flamante titular de la Comisión Nacional para el Deporte (CONADE), Alfredo Castillo. Durante una entrevista en el noticiero de Carlos Loret de Mola, Castillo, pidió perdón por llevar a su novia a los Juegos Olímpicos, claro sin aclarar la pregunta del millón, ¿su viaje se pagó con recursos públicos?

El siguiente perdón vino de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, ya que durante un evento en Ciudad Juárez dijo lo siguiente: “Los periódicos sirven para matar moscas y limpiar vidrios…”. Frase que nos hace recordar ese tiempo muy, muy oscuro en el cual los gobernantes se pasan por el arco del triunfo a los medios de comunicación, no que no siga sucediendo.

En ambos casos los funcionarios, pidieron perdón o se disculparon, pero el problema no es ese. El problema está en que aunque pidan perdón, ya se salieron con la suya. En el caso de Alfredo Castillo, llevó a su novia de viaje a las Olimpiadas, regresó del viaje y con la simple “disculpa” el Presidente ha decidido mantenerlo en su puesto, a pesar del escándalo, de haber dicho que la CONADE era “una agencia de viajes” y además los pobres resultados durante los juegos en Rio de Janeiro.




Lo mismo sucede con el caso de Rosario Robles, en cualquier otro país las lamentables declaraciones de la funcionaria hubieran ameritado su renuncia, o una disculpa pública y no a través de un mensaje en Twitter. Pero no, la señora ya se salió con la suya, pidió perdón y ya con eso queda librada de cualquier pena.

Es peligroso lo que está sucediendo en el Gobierno Federal, tal parece que con un perdón los funcionarios ganan un pase para quedar inmunes al escrutinio de la Presidencia de la República.

¿Pero de qué nos debe de sorprender esto? Enrique Peña Nieto dio el ejemplo hace unas semanas, pues con un simple perdón cree que se liberó del continuo escrutinio público por la “Casa Blanca”. No dudemos que en unos meses salga a pedir perdón por el departamento de Miami.

No queremos perdones, queremos funcionarios de altura.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

EL MEXICANO QUE NUNCA SERÁ DE ORO

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Tras la crítica situación del deporte mexicano evidenciada en la justa olímpica de Río de Janeiro 2016, salió a relucir el mexicano que nunca ganará el oro- ni lo intenta- y que representa a la población más despreciable y cínica del país.

El mexicano promedio tiene una cultura malinchista, no soporta ver a otro mexicano triunfar; es más, para ser mucho más claro, disfruta la derrota de los otros, aunque esos otros pertenezcamos a la misma región.

Esta parte horripilante de la población mexicana se ha hecho presente, lamentablemente, en la era digital. Critican a Alexa, la gimnasta que nos representó en Río, y aseguran que está “gorda”; lo hacen sentados en un sofá, antes de continuar con su gorda, frustrada y muy común vida en donde cumplen patrones repetidos que no ocupan del más mínimo raciocinio. Le dicen ‘gorda’ de forma despectiva, en un país campeón en sobrepeso y obesidad, ahí seguro que sí ganamos medalla.

Pero, ¿en realidad piensan lo que dicen? Mi conclusión es que definitivamente NO. La capacidad de pensar, razonar y digerir lo que vamos a decir antes de soltar el vómito verbal es un talento que muy pocos mexicanos poseen. Vaya, como diría Facundo Cabral, estamos llenos de “pendejos” y son muy peligrosos porque son la mayoría.




El mexicano demuestra en cada oportunidad que tiene su posición de hombre-masa, ignorante e incapaz de pensar. Es esa ausencia de pensamiento- como diría Hannah Arendt– la que no le permite desarrollarse en un país de grandes posibilidades. El mexicano no es malo, es ignorante y no sé si eso sea más peligroso.

Dentro de todo lo malo que ha vivido el país en la última gestión presidencial, representar a México es un acto de valentía total. Los deportistas mexicanos no solo tuvieron que prepararse durante años para poder competir contra los mejores del mundo, muchos de ellos se vieron en la necesidad de salir a las calles a pedir dinero, de practicar en las peores condiciones, de solventar su viaje, hospedaje e incluso sus propios uniformes.

Me da vergüenza, mucha. Porque llevan la bandera de México, porque nos representan ante el mundo y porque hacen visible que somos un país en donde no creemos ni nos apoyamos entre nosotros.

Un ex Procurador de Justicia es el titular de la Comisión Nacional del Deporte, un inexperto en el tema, él piensa que la CONADE es una “agencia de viajes“ y como tal la aprovecha para vacacionar con su mujer en las exóticas playas de Brasil.

El hombre-masa es cínico, apático y descarado, ellos eligen a otros hombre-masa para que los dirijan y representen. El mexicano que nunca será de oro no piensa y no razona, son sus características principales.

Este mexicano nunca será de oro, no lo merece y no tiene la capacidad. Es el que nos tiene sumergidos en la crisis y el principal causante de que nuestro país ni crezca ni avance. Existimos otra parte de la población mexicana dispuesta a transformar las cosas, a trabajar el doble y a hacer de México un país grande. Mexicano que nunca serás de oro, ¿nos dejas de estorbar?

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Dimes y Diretes: “Alfredo Castillo: Chapulineo Olímpico”

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Uno de los que se llevado los galardones por ser el más quejumbroso y estar echándole la culpa a otros por las tragedias de la delegación mexicana en los juegos olímpicos de Rio de Janeiro 2016, es el titular de la Comisión Nacional del Deporte, Alfredo Castillo.

Para los que no sepan la “gran trayectoria” de nuestro querido titular de la CONADE, se las resumo: es abogado y político mexicano, en el 2010 se desempeñó como Procurador de Justicia del Estado de México (yes, durante el gobierno de Peña Nieto), en el 2012 se integra al equipo de campaña a la presidencia del “copetón”, en el 2013 lo designan cómo titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, en el 2014 lo mandan a arreglar los problemas en Michoacán con el narcotráfico (no arreglo ni maíz) y el 16 de abril del 2015 lo designan como titular de la CONADE, en lugar del medallista olímpico Jesús Mena Campos.

Es decir, analizando la trayectoria del Alfredo “Quejas” Castillo, es muy probable que el señor no fue ni campeón en los torneos de canicas, trompo, rayuela y balero. ¿Qué hace este señor siendo la máxima autoridad del deporte en nuestro país?

Claramente no tiene experiencia, en su vida a practicado un deporte (no, Alfredo, andar chapulineando de puesto en puesto no es un deporte) como lo hacen nuestros atletas.

La cosa no queda ahí, desde el inicio de estos juegos hubo controversia cuando, se dio a conocer que nuestros representantes en Rio iban a utilizar uniformes hechos por la marca alemana, Hugo Boss, con un precio de $14,444.00 pesos cada uno, más aparte gastos por arreglos. En total la CONADE gasto casi 4 millones de pesos en uniformes y ¡parece que hasta les sobraron!




Pues la revista Record dio a conocer que Alfredo Castillo aprovecho e hizo su viaje a Rio con su pareja, misma que portaba el uniforme de la Delegación Mexicana. Según Herrara, el uniforme fue uno de los que les sobro y que no le quedaron a ninguna deportista (¿qué?) y pues decidió que su pareja lo utilizará y así los dos fueran a representar a México…

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No, no es broma. En resumidas cuentas, Castillo regalo un traje de $14,444 pesos a su pareja, no con su dinero, sino con el nuestro.

Esto es lo que sucede cuando se mezcla la política con el deporte, y por supuesto, la corrupción con el deporte, pues no debemos culpar a nuestros atletas por los pobres resultados que existen hasta el día de hoy en Rio 2016.

Esto al contrario, es una prueba de que las cosas no se están haciendo bien, desde el momento que pones a tu compadre con 0 experiencia deportiva en una institución que a eso se dedica.

Alfredo Castillo, te damos la medalla de oro… Por deficiente. Bravo.

Ahí se leen.

P.D. Ni empecemos con el mero mero del Comité Olímpico Mexicano, Carlos Padilla Becerra, con decirle que fue alcalde de Xalapa, Veracruz de 1979 – 1982 y Consejero Político Nacional del PRI de 1983 al 2000… Usted juzgue.

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