“Curemos” la ignorancia, no la homosexualidad

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Hace un par de días se volvió penado impartir terapias para “curar” la homosexualidad en la Ciudad de México. 

Me llené de sorpresa al ver que las terapias psicológicas con el objetivo de modificar la orientación sexual, la identidad o la expresión de género, siguen siendo utilizadas en México y en el mundo. Estas terapias causan un daño psicológico al agudizar la falta de aceptación de uno mismo y el sentimiento de culpa al pensar que hay algo mal que debe ser “curado”. 

 La terapia de conversión tiene un pasado interesante, puesto que ha sido históricamente practicada tanto por “profesionales” de la salud mental, como por miembros de comunidades religiosas que no cuentan con una certificación psicológica para realizar ejercicios de modificación de la conducta. En la actualidad, quien pretenda “curar” la homosexualidad o la elección de identidad/expresión de género, así como quien busque forzar a otro a recibirla, será penado con entre 2 y 5 años de prisión o hasta 100 horas de trabajo comunitario en la capital del país. Esto, debido a que quien la realiza o la consciente, se encuentra en proceso de violentar la libertad de identidad y de expresión de quien recibe la -así llamada- terapia de conversión. 

La motivación para impartir esta terapia yace en la convicción moral-religiosa de que la homosexualidad o la identidad/expresión distorsionada del género (identificarse con el género opuesto o considerarse no-binario), es una particularidad rechazada por diferentes religiones alrededor del mundo e incluso digna de castigo. Habiendo dicho esto, es justo que intervenga el Estado en una práctica que se fundamenta en la desaprobación de la identidad humana según diversos sistemas de creencias. 

La penalización de las terapias de conversión en la Cd. de México representa un paso importante en pro del respeto, la inclusión y la aceptación de la comunidad LGBTIQ+, como seres humanos en sociedad, puesto que prohíbe este intento por cambiar quienes son. La penalización debe verse como un puntero que invite a otros estados de la República a reformarse y trabajar por la construcción de una comunidad diversa pero inclusiva; ya que esto genera un ambiente seguro para el desarrollo de personas plenas. 

Beauty and the Queer

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A inicios de este mes, casi sin querer (o tal vez con toda la intención), el director de la nueva película “La Bella y la Bestia”, Bill Condon, habló un poco de Lefou -el compinche de Gastón– y halagó la destreza del actor Josh Gad para representar la homosexualidad del personaje con mucha sutileza, y declaró que Disney tendría en la película su primer y exclusivo “momento gay”. Y obviamente se armó un alboroto.

Muchos grupos cristianos llamaron a boicotear el estreno de la película, su estreno se canceló en Malasia, y en Rusia se le impuso una clasificación para mayores de 16 años. Disney se rehusó a cortar la escena, que es de apenas tres segundos, para obtener un beneficio económico y los actores de la película han defendido la película resaltando el mensaje de inclusión y amor de la historia.

En las redes sociales de iglesias y grupos religiosos que compartieron la nota de esta escena, me alegró ver muchísimos comentarios de personas hartas de la persecución a la comunidad LGBT; muchos de ellos pidiendo que sus esfuerzos se enfocaran en otras cosas y no en esta cacería de brujas.

Pero no faltó el comentario homofóbico y otros tantos de decepción “porque arruinaron un clásico”. Muy seguramente porque desconocen que el clásico animado desde siempre ha tenido una bella dedicatoria para la comunidad LGBT, sutil pero que siempre ha estado ahí:

La Bella y la Bestia, el clásico “ultrajado”, se estrenó en noviembre de 1991. Su productor ejecutivo fue el gran Howard Ashman, el genio que salvó la división de animación de Disney en 1986 cuando fue invitado a formar parte de la empresa y aceptó escribir las canciones de La Sirenita, proyecto que, de fracasar bien podría haber sido el último de Disney.

Con La Sirenita, Ashman cambió las reglas para siempre. A partir de él, Disney entendería de manera diferente la forma de usar la música y las canciones. Con su experiencia e historia en el teatro musical (y de la mano de Alan Menken como compositor de la música de sus letras), le enseñó a Disney a hacer de una canción parte de la narrativa y no sólo un accesorio.




La Sirenita ganó dos Oscares, dos Golden Globes y dos Grammys, y así Ashman recibiría la encomienda de hacer posible un proyecto que el mismísimo Walt no pudo hacer posible en 1930 y en 1950 porque sin duda, tenía que ser un musical: La Bella y la Bestia.

Pero Howard Ashamn para ese entonces ya estaba perdiendo la batalla contra el SIDA… Pudo ocultar su enfermedad durante la última etapa de producción de La Sirenita, pero para hacer La Bella y la Bestia una realidad, la empresa y su mano derecha Alan Menken tenían que saberlo.

Se hizo lo necesario para que Ashman pudiera quedarse con el proyecto y su lucha contra la enfermedad tuvo una gran influencia en la narrativa y las canciones de la película. Bestia sufre de una maldición que ha cambiado su cuerpo y que lo ha obligado a la reclusión; una maldición que hace casi imposible que alguien lo ame.




Su maldición no sólo lo afectó a él, también a quienes lo rodean -fue idea de Ashman que el hechizo afectara a sus sirvientes, que eran la única familia que tenía-, y un pueblo entero motivado por el miedo y el desconocimiento marcha para matarlo porque “vendrá por sus hijos” y porque “hay que salvar nuestro pueblo y nuestras vidas”. Hoy podríamos pensar que es una exageración, que esas referencias simplemente eran parte del cuento. Pero no, Ashman modificó muchas cosas de la historia original y si escuchas sus letras pensando en la batalla que estaba librando, encuentran un nuevo sentido.

Disney siempre ha ayudado a establecer roles y estereotipos de género que hasta hace muy poco comenzaron a revalorar. No fue hasta el 2005 que Disney (Pixar) hizo la película de Valiente, donde la princesa Mérida es la verdadera heroína de la historia y no necesita de un príncipe que la rescate. Nada más le tomó 68 años a Disney contar un final así.

Este cuento de Bella y Bestia que tanto queremos tiene mensajes que deberían hacernos reflexionar y fruncir el ceño.  Primero conocemos a Bella como una mujer inteligente, valiente y que no está pensando sólo en el matrimonio, pero termina con el príncipe violento que la tenía secuestrada… Como verán, tres segundos de diversidad no le caen nada mal al cuento.

La deuda de Disney con la inclusión y la diversidad sigue siendo enorme, y aunque muchas de sus películas tienen sutiles elementos subversivos, poco a poco tendrán que dejar de ser mensajes que tienes que leer entre líneas o escudriñar para encontrarlos. Pronto Disney tendrá que salir de closet.

La nueva adaptación de Bella y Bestia es una película hermosa, alegre y conmovedora que se desprende fielmente de un clásico que es considerada por los realizadores de la película como “la historia personal de Howard Ashman”, un hombre homosexual que murió por complicaciones del SIDA pero que durante sus últimos años de lucha contra la enfermedad pudo darle a una sirena su voz y a una bestia su alma.

La dedicatoria en la película animada lee: To our friend Howard, who gave a mermaid her voice and a beast his soul, we will be forever grateful.

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LA DICTADURA HETEROSEXUAL

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Este sábado 10 de septiembre es la marcha nacional organizada por el “Frente Nacional por la Familia“, entre comillas, porque no se están manifestando a favor de ella, sino en contra de todas las familias.

Las personas que promueven este tipo de marchas no se manifestan por “sus derechos”, sino en contra de los de otras personas.

Si un grupo de hombres saliera hoy a manifestarse en contra del voto de las mujeres y promoviera una iniciativa de ley para removerlo, ello no sería manifestar una opinión, sino promover un discurso de odio por razón de género. El caso de ahora es el mismo, pero con discriminación por orientación sexual.

Se habla de una “dictadura gay” que viene a “meterse con nuestros hijos”, cuando al parecer la “dictadura” real es la heterosexual.

En México, la Suprema Corte se tardó, pero ya declaró inconstitucional la norma que prohiba a las personas del mismo sexo contraer matrimonio. Este criterio es jurisprudencia obligatoria.

Asimismo, la Corte también declaró en jurisprudencia obligatoria la inconstitucionalidad de la norma que incluya la procreación como finalidad del matrimonio.

No obstante lo anterior, aún hay personas que eligen discriminar y odiar sin fundamento real.

El Frente quiere promover una iniciativa de ley para impedir a las personas del mismo sexo casarse y formar una familia. Ésto sería totalmente inconstitucional y no tendría validez, por lo que el “esfuerzo” es inútil.

Se supone que el Frente está “armado” con abogados y abogadas. Si ésto es cierto, seguro están conscientes de que su iniciativa discriminatoria no tiene sentido. ¿Por qué insisten en meterse en la vida de las demás personas aun y sabiendo que no van a lograr nada?

¿Realmente es la comunidad LGBTTTIQ la que se está metiendo con sus hijos e hijas? ¿O son las mismas personas del Frente quienes les están inculcando abiertamente la desigualdad a sus propios hijos e hijas, adoctrinándoles para pensar que la ciudadanía no es única, sino que se divide en clases?

La lucha por los derechos de las personas LGBTTTIQ es la batalla de los derechos civiles de nuestro tiempo: estas personas no son ciudadanas de segunda clase frente a las personas heterosexuales. Se trata de derechos humanos, no de privilegios, como este Frente se ha empeñado en difundir.

Si las personas heterosexuales tienen derecho a casarse con la persona que aman, buscar lo mismo para las personas homosexuales no es privilegio, es igualdad de derechos.

Exactamente lo mismo es con la adopción. No es posible que una persona soltera pueda adoptar, pero si resulta que esta persona soltera es homosexual, automáticamente pierde su derecho.

Está comprobado científicamente (por estudios de la Universidad Clark de Massachusetts, la de Melbourne, la de Cambridge, la de Washington, etc.) que los niños y niñas que crecen en una familia de una pareja del mismo sexo tienen el mismo nivel de desarrollo que los de una familia de una pareja heterosexual.

Se ha comprobado (según estudios de la Universidad de California, de Padova, de Lethbridge, etc.) que la homosexualidad no es una decisión, sino una combinación de factores epigenéticos, hormonales y ambientales.

Empero, si la orientación sexual de una persona es una cuestión biológica o una decisión es irrelevante porque si resultase que indubitablemente es una decisión, esto no le quitaría sus legítimos derechos.

La conversación no debe girar en torno a si la orientación sexual es biológica o no, sino en torno a si todas las personas tenemos los mismos derechos humanos, independientemente de nuestras condiciones biológicas y de nuestras decisiones de la vida diaria. Y la respuesta es sí: sí tenemos los mismos derechos y hay que respetarlos.

Las parejas del mismo sexo no se meten con los derechos de las parejas de distinto sexo; tampoco se meten con sus hijos e hijas. ¿Qué les hace creer a las personas heterosexuales que tienen ese derecho? No lo tienen.

El problema no es el entorno familiar de la niñez que vive con una pareja homosexual, sino el estigma social y la discriminación que estas familias sufren por parte de la sociedad heteropatriarcal.

De acuerdo a varias disposiciones de la Ley Federal Para Prevenir y Eliminar la Discriminación, las conductas discriminatorias en las que incurre el Frente pueden ser materia de sanciones administrativas y de medidas de reparación, además de ser violatorias de la Constitución federal.

Resulta preocupante que se esté promoviendo un discurso de odio en las calles, pero es más preocupante aún que esta homofobia que mata –porque sí mata– se esté promoviendo dentro de casa.

La niñez no peligra con el reconocimiento ni la promoción de los derechos de la comunidad LGBTTTIQ, la niñez peligra con la tolerancia a la homofobia y, en general, a todo tipo de discriminación y de odio.

mariasantosv.blogspot.mx

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Frente Nacional x la familia ¿Homofobia enmascarada?

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“La vida buena está inspirada en el amor y guiada por el conocimiento”
Bertrand Rusell

A raíz de que el presidente, Enrique Peña Nieto, diera a conocer las iniciativas de ley en materia del matrimonio igualitario, adopción homoparental y certificado de género, diversos grupos comenzaron a expresar inconformidad ante estas propuestas legislativas, bajo el discurso de la defensa del matrimonio tradicional y de “nuestros hijos”.

Entre dichos colectivos, se encuentra el llamado “Frente Nacional x la familia”, el cual se destaca por buscar promover el mantra previamente mencionado, a través de la programación de movilizaciones por todo el país; al ciudadano no alineado a estos colectivos, le resulta inevitable preguntarse ¿por qué motivo se menciona “en defensa”, del matrimonio tradicional? ¿No se supone que, para defenderse, primero uno debe ser atacado? ¿De qué se están defendiendo?

Francamente, no comprendo como el hecho de que el matrimonio logre ampliarse constitucionalmente, para que las parejas del mismo sexo tengan permitido unirse legalmente, funja como un factor que vulnere los matrimonios heterosexuales.

Tal posición me resulta equivalente a concebir una escena de siglos atrás, donde los estadounidenses simpatizantes de los estados confederados observaban la libertad de los afroamericanos como una amenaza para la libertad propia, cerrando de esta forma, su corazón hacia la bondad y la solidaridad que todo ser humano debería tener en común con sus hermanos.

Por otro lado, me resulta inconcebible que aquel grupo hondee la bandera de protección hacia los hijos, ya que ¿dónde estaban ellos, cuando la violencia azotaba nuestro estado y comprometía la seguridad de los menores?; O bien ¿por qué no están defendiendo a sus niños, protestando contra los escándalos de pederastia llevados a cabo por sacerdotes? ¿Y qué hay de la desnutrición infantil a la que un gran número de infantes de nuestra nación se enfrentan todos los días? ¿Por qué no protestan por estas problemáticas, las cuales verdaderamente arruinan la infancia de los niños?

Analizando esta ausencia de movimiento ante conflictos pasados y actuales, que realmente se conciben como un calvario para los más chicos, se entiende que este lema es tan solo una máscara, la cual oculta una intolerancia hacia la homosexualidad.

Asimismo, la oposición frente a estas banderas no solo habrá de provenir de la defensa hacia la igualdad en derechos humanos, sino que también hacia la defensa del estado laico pues, ¿Cómo es posible que, después de tantos años de haber separado la religión del estado, se observe tanta dificultad en legislar en favor de la progresividad de derechos, debido a la moral religioso?

Simplemente no debe permitirse que una nación que defiende lo secular de sus instituciones gubernamentales y poderes, caiga en dicho juego y titubee al momento de garantizar la ampliación de las garantías individuales.

Finalmente como país que instituyó en sus bases el hecho de ser una nación laica, no debe dejar que se limite la educación sexual (como se observó en nuestro estado no hace mucho tiempo por parte de otro grupo de corte conservadora), pues la educación pública debe fundarse sobre bases científicas, libres de ideas religiosas.

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De homofobia y otros demonios

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Es curioso el oficio de escribir. Las ideas son ajenas a uno. El escritor no elige sus letras; siquiera el medio, o el género; tan solo elige la tinta. Cual vendaval en pleno invierno, un torrente gélido entra por la ventana del alma y cala hasta los huesos para obligarlo a manifestar la idea que le ha sido revelada.

Ya han dicho otros que es el subconsciente; los cristianos y hebreos le han llamado Espíritu Santo; los poetas, la Musa; al caso es lo mismo, escribe Jorge Luis Borges.

Paradójicamente, resulta uno de los oficios donde existe mayor libertad. Quizá los escritores en realidad sean solo amanuenses oníricos. O quizás todos lo seamos, sin saberlo. En fin, sea lo que fuere, no hay tregua con las letras: exigen la remembranza, y para algunas, es eterna. Espero no lo sean en mi caso. Espero que se conviertan en páginas de arena.

Debo confesar que al no elegir éstas líneas, he intentado adelantarme a los estragos del Tiempo, e intenté eliminarlas de la memoria. Un esfuerzo fútil y deleznable. En realidad, sospecho que a ninguna de mis letras las he elegido, tanto como ellas me han elegido a mí.

Así, suelo sentarme con terror, y con la zozobra de quien se adentra al sueño, muevo el cálamo al escribir, porque sé que de pronto, ahí estarán las magias, el Tiempo, el Infinito. ¿Qué dirán los talismanes? ¿Qué enigmas destaparán?

Esta vez –al menos así lo percibo– no estarán ahí. Mueve el cálamo la decepción. Y con la misma decepción, debo advertirle, lector, que los presentes acápites emanan de arrabales no ajenos a la política, y por tal, deben analizarse desde una perspectiva laica. Estriban entre un deber ser puramente moral –trascienden a la religión. Deben disfrutarse con la mente humana, que, como Spinoza plasma en su Ética, no es más que una parte del intelecto infinito de Dios.

Mueve el cálamo la decepción. Y con la misma decepción, debo advertirle, lector, que los presentes acápites emanan de arrabales no ajenos a la política, y por tal, deben analizarse desde una perspectiva laica.

Las letras tampoco pretenden marcarle una postura al lector. Si la historia y el Tiempo, con sus conjeturas y disyuntivas escarlatas no lo han hecho, menos lo harán estas humildes letras (poco empíricas, por cierto).

Lo que sí pretenden –por menos loable que sea la encomienda– es mostrar ciertos argumentos detrás de la protección a los homosexuales. O mejor dicho, mostrar el absurdo detrás de la homofobia. Uno de los tantos demonios creados por la religión y alimentado por la incomprensión e intolerancia. Porque cuando una religión somete a la racionalidad para propiciar el odio hacía otras personas, se convierte en su propio demonio.

Como ya se ha admitido, las ideas emanan de un vórtice de sentimientos tan ajenos y propios (si es que se permite tal oxímoron). Son ajenos porque no es posible la comprensión de un ser y de su esencia sin compartir al menos, ciertos elementos; pero son propios porque al final, al ser humano –ser gregario por excelencia– le compete el bienestar de todos.

A todas luces, considero que fue bajo tal premisa, que se presentó en México, la iniciativa para erradicar uno de los demonios más arcaicos: la homofobia. La legislación pretende conceder el acceso al matrimonio, y consecuentemente, a la adopción, a todas las parejas homosexuales.

La propuesta despertó al demonio.

A todas luces, considero que fue bajo tal premisa, que se presentó en México, la iniciativa para erradicar uno de los demonios más arcaicos: la homofobia.

Algunos de sus seguidores alzaron la voz por la atrocidad que se cometería. Un insulto al orden natural y biológico; el epitafio de la familia, seguro sería aquella reforma. Tantos otros, callaron y solo arguyeron problemas semánticos. ¿Cómo llamarle matrimonio a una unión donde no figura la madre? (Habrá que preguntarles a aquellas personas qué opinan del patrimonio de las mujeres).

Acaso por orgullo, acaso por religión, resulta atroz el fárrago de oposición a la homosexualidad. De ahí la melancolía de estas letras. Porque cada vez comprendo menos el mundo, o cada vez, desconozco más al espíritu humano. Al efecto, es igual.

El cántico de la criatura consta de tres líneas (o argumentos si se prefiere): (i) atenta contra la naturaleza, dos especies del mismo sexo no pueden procrear; (ii) atenta contra el orden social, pues en la familia debe haber tanto figura paterna como materna; y (iii) en caso de adopción, sería magno el daño ocasionado al infante.

El matrimonio es una institución del Estado, siempre fue, y siempre lo será. Es, por ende, una institución social, y no religiosa, y como tal debe abordarse; aun y con los tintes religiosos que ha tomado desde la conquista cristiana (al menos en occidente). La homofobia, por el otro lado, sí que es una creación de la religión.

Por ende, analícese como tal el absurdo en su conjunto.

El matrimonio es una institución del Estado, siempre fue, y siempre lo será. Es, por ende, una institución social, y no religiosa, y como tal debe abordarse; aun y con los tintes religiosos que ha tomado desde la conquista cristiana (al menos en occidente).

La primera línea del cántico –sobre la naturaleza biológica– resulta falaz. Que se presente en la naturaleza no convierte a un argumento en verdadero. El ser humano, desde que adquiere uso de la razón, va en contra de la naturaleza. Quizá sea de las especies que con mayor frecuencia distorsiona a la naturaleza. Diseña extensiones de sus brazos; de su vista; de sus piernas.

Por igual, edifica en cimientos sólidos para protegerse de los caprichos del clima. La única naturaleza intrínseca del hombre, irrefutable por verdadera, es su naturaleza gregaria.

Sobre el segundo argumento, hay quienes afirman que la familia debe ser un padre y una madre, ya que dos padres o madres indudablemente criarán hijos homosexuales. Así elevan el cántico múltiples organizaciones, sin cuestionarse con simple lógica: ¿qué hay de las familias heterosexuales que “criaron” hijos homosexuales?

…hay quienes afirman que la familia debe ser un padre y una madre, ya que dos padres o madres indudablemente criarán hijos homosexuales. Así elevan el cántico múltiples organizaciones, sin cuestionarse con simple lógica: ¿qué hay de las familias heterosexuales que “criaron” hijos homosexuales?

Sobre la tercera arma del demonio, poco conocen éstas letras el tema. Por el otro lado, vaya que han estado familiarizadas con el amor. Sentimiento y fuerza motora del ser humano. Por tal, habrá que cuestionarse: ¿qué tanto daño podría ocasionar que dos personas amen a su hijo más que a su propia vida? ¿Qué estragos ocasionará que dos compañeros de vida eduquen a una persona a amar incondicionalmente? ¿Qué grado de asolamiento causará en la sociedad ver tantas familias homoparentales?

No más que el causado por la homofobia…y otros demonios. Las manecillas del Tiempo y la historia quizá terminarán por condenar a las familias homoparentales en sus anales. Quizá triunfe el demonio.

Quizá tendrán razón quienes afirman que sería un error aceptar la adopción entre parejas del mismo sexo. De ser el caso, nos equivocaríamos amando.

Y eso, por sí solo, lo vale.

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17 de Mayo, Lucha Nacional contra la Homofobia y Transfobia: un largo camino que recorrer

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Este martes pasado, 17 de mayo, se conmemoró el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia y Transfobia. Celebrado por primera vez en el 2004. La razón por la que se escogió esa fecha fue porque en 1990, en ese día, la Organización Mundial de la Salud removió de su lista de enfermedades mentales, la homosexualidad (CONAPRED, 2016). El 17 de mayo es celebrado en más de 130 países y es apoyado por organizaciones como las Naciones Unidas (CNN Español, 2016). En la actualidad se utiliza este día para hacer conciencia sobre la discriminación que sufren las personas de la comunidad LGBT+, además de buscar un buen trato a todas las personas sin importar su orientación sexual. Mientras es cierto que la comunidad ha ido logrando de poco a poco ganar terreno en lograr un trato igualitario, no ha sido carrera fácil.

En la actualidad se utiliza este día para hacer conciencia sobre la discriminación que sufren las personas de la comunidad LGBT+, además de buscar un buen trato a todas las personas sin importar su orientación sexual. Mientras es cierto que la comunidad ha ido logrando de poco a poco ganar terreno en lograr un trato igualitario, no ha sido carrera fácil.

La lucha contra la homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia ha sido una difícil situación de estira y afloja entre diferentes grupos de la sociedad civil y el gobierno. La homofobia ha prosperado gracias a la intolerancia, ignorancia, miedo y apatía de la población mexicana y la estructura del país que ha permitido esta discriminación. Debido a lo estructural que es la homofobia, ha sido muy complicado señalar un culpable visible, porque esta discriminación puede venir desde situaciones cotidianas como bullying en las escuelas, hasta estar presentes en las leyes. Por ejemplo, en relación a esto último, en la documentación oficial en México se utiliza el término “preferencias sexuales”, no obstante, la comunidad LGBT+ prefiere que se use el concepto de “orientación sexual.

El 21 de Marzo de 2014, por medio de un Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, en México, se derogó el Día de la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias para establecerse el 17 de Mayo como Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia. En México ya se tiene un total de 30 leyes estatales que prohíben la discriminación con base en la homofobia. Además de esto, a partir del 2011 el artículo primero de la Constitución Mexicana señala que todas las personas deben ser tratadas por igual y sin discriminación, añadiendo la preferencia sexual como otro factor.

El matrimonio igualitario es posible en Ciudad de México, Quintana Roo, Coahuila y Nayarit (CONAPRED, 2016). Sin embargo, esto no ha sido suficiente para bajar los índices de violencia que hay en el país contra la comunidad LGBT+.

No obstante, las leyes no siempre solucionan todo lo que prometen arreglar. Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México se encontró que 7 de cada 10 personas homosexuales y lesbianas consideran que sus derechos no son respetados (2010). Lo que es aún más preocupante, es que las personas homosexuales encuestadas han observado intolerancia de parte de instituciones. Intolerancia que 42.8% de los encuestados acuerda que viene principalmente de la policía (ENADIS, 2010). La organización Letra S, señaló en su informe 2015 de crímenes de odio cometidos por homofobia, que del año 1995 al 2015 se habían cometido -en México- 1,310 asesinatos por homofobia. Donde Nuevo León es el tercer estado con más crímenes de odio cometidos con una cantidad de 81, superado sólo por Estado de México y Veracruz (Letra S, 2015).

No obstante, las leyes no siempre solucionan todo lo que prometen arreglar. Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México se encontró que 7 de cada 10 personas homosexuales y lesbianas consideran que sus derechos no son respetados (2010).

¿Qué pasó este 17 de Mayo en México? El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, firmó una iniciativa para reformar el artículo 4 de la Constitución como parte de 1 de las cuatro estrategias para fortalecer el acceso de la comunidad LGBT+ a sus derechos cívicos y políticos. La reforma del artículo 4 sería para poder, finalmente, permitir que todas las personas puedan contraer matrimonio sin ninguna discriminación (Reséndiz, 2016). Mientras que esto no es algo que mejorará la situación de la comunidad LGBT+ de la noche a la mañana, sí se puede ver como un pequeño avance en este movimiento social. Aún así, es importante resaltar que el verdadero objetivo como sociedad no es solamente lograr un matrimonio igualitario, sino que lo que se busca es el respeto a la diversidad sexual, la equidad y la inclusión en la sociedad.

7 datos sobre el Día Internacional contra la Homofobia. (17 de mayo de 2016). CNN Español. Recuperado el 17 de mayo de 2016 desde: http://cnnespanol.cnn.com/2016/05/17/7-datos-sobre-el-dia-internacional-contra-la-homofobia/#0

17 de mayo. Día internacional de la lucha contra la homofobia. (17 de mayo de 2016). Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Recuperado el 17 de mayo de 2016 desde: http://www.conapred.org.mx/userfiles/files/DOSSIER%2017%20mayo.pdf

17 de mayo. Día nacional de la lucha contra la homofobia. (17 de mayo de 2016). Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en colaboración con la Secretaría de Gobernación. Recuperado el 17 de mayo de 2016 desde: http://www.conapred.org.mx/userfiles/files/DOSSIER%2017%20mayo.pdf

Derogación del Día de la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias y Establecimiento de Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, el 17 de mayo. (21 de marzo de 2014). Diario Oficial de la Federación. Recuperado el 17 de mayo de 2016 desde: http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5337843&fecha=21/03/2014

Encuesta Nacional Sobre Discriminación en México. (Abril 2011). Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. México. 1era edición. Recuperado el 18 de mayo de 2016 desde:
http://www.conapred.org.mx/userfiles/files/Enadis-2010-RG-Accss-002.pdf

Reséndiz, F. (17 de mayo de 2016). EPN va por reconocimiento de matrimonios del mismo sexo. El Universal. Recuperado el 17 de mayo de 2016 desde: http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/politica/2016/05/17/epn-va-por-reconocimiento-de-matrimonio-del-mismo-sexo-en-el

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Tabúes expuestos: La Iglesia Católica

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Cada vez que las personas entran en una discusión es complicado tener un desenlace donde ambas partes se sientan en común acuerdo, y haya un reconocimiento palpable entre lo que uno ha dicho contra lo que su contraparte argumenta. Realmente sobre cualquier tipo de temática puede existir una fuente inagotable de temas e ideas que pueden provocar que haya conversaciones de horas, días y semanas acerca de un mismo tema, un tema cualquiera. Si agregáramos un tema que tiene un componente moral, probablemente entraríamos a un nivel de discusión donde la integridad de cada persona podría estar comprometida, y los fundamentos de cada individuo se comprometen al emitir una postura. Algo perfectamente normal.

Hace poco tiempo se dio la noticia de que el sacerdote polaco, Krzysztof Charamsa, abiertamente declaró su homosexualidad y presentó a su pareja.

Hace poco tiempo se dio la noticia de que el sacerdote polaco, Krzysztof Charamsa, abiertamente declaró su homosexualidad y presentó a su pareja. Por ello, y probablemente muchos otros motivos, ha sido expulsado de la Iglesia Católica. El coming out de Charamsa naturalmente ha disparado las opiniones, y ha traído de vuelta algunas discusiones que probablemente el Vaticano tenía un poco empolvadas y archivadas en el cajón, debajo de otros temas como la pederastia y las reformas a la Iglesia que, de manera muy discreta —como todo en la Santa Sede, me atrevería a decir— son vistas con recelo por parte del ala conservadora.

Según comentó en entrevista al periódico El Mundo, su experiencia le permite decir que dentro del Vaticano existe una comunidad homosexual que, por razones diversas, se mantiene oculta.

Los temas que propone Charamsa son verdaderamente interesantes. Una de sus declaraciones que me parecen más importantes son acerca de la concepción misma del ser humano, cuando plantea la idea de que Dios realmente no ha creado a ningún ser humano “defectuoso” y que, según comentó en entrevista al periódico El Mundo, su experiencia le permite decir que dentro del Vaticano existe una comunidad homosexual que, por razones diversas, se mantiene oculta. Lo que ha causado más revuelo es la aparente tranquilidad con la que el todavía sacerdote ha comunicado su mensaje, pues en ningún momento ha titubeado al hablar acerca de sus preferencias sexuales, y tampoco ha dudado en aparecer en público con su novio.

¿Cuál es el gran dilema, me permito preguntar, de que un sacerdote tenga una preferencia sexual distinta a la tradicional?

¿Cuál es el gran dilema, me permito preguntar, de que un sacerdote tenga una preferencia sexual distinta a la tradicional? La primera respuesta que sale a relucir habla sobre las tradiciones, la herencia de la Iglesia para con el mundo y el fuerte componente moral que, en caso de aceptar sin reproches las preferencias de Charamsa, podría ser puesto en entredicho, pues recordemos que para quienes profesan la religión católica, es desde Roma que se han dictado muchas de las actuales reglas de moralidad que hoy rigen a occidente, ergo a este mundo globalizado.

Si a esta situación añadimos la atinada —aunque para gran parte del clero, “desatinada”— declaración del Sumo Pontífice que reza: “Si una persona [homosexual] viene, y se acerca a Dios con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”, entonces el tema realmente da mucho más de que hablar, pues estructuralmente pareciera ser que la homosexualidad no tiene un límite dentro de la jerarquía de la Iglesia, sino que permanece como un tema segregado, olvidado, desechado y condenado a ser rechazado por siempre. Otro apunte importante es el momento en el que Charamsa decide hacer su declaración, pues el prelado comunicó su mensaje en una conferencia de prensa previa a la inauguración del XIV Sínodo de los Obispos sobre la familia en el cual se discutió, a grandes rasgos, acerca de la relación entre la Iglesia y la familia, y cómo la Iglesia debe acercarse al individuo.

Aunque por ahí se dice que de política y de religión nunca se termina de hablar, esperaría que la frase tuviera una connotación positiva en lugar de la actual negativa. Ojalá que nunca termináramos de hablar acerca de política, nos interesásemos por todos los dilemas actuales y formásemos parte de una sociedad en activa. Ojalá que nunca termináramos de hablar de religión, buscáramos evolucionar en nuestros preceptos morales y retomar el espíritu de que éstos sean nuestras reglas y normas de convivencia e interacción con la sociedad en lugar de representar tabúes y diferencias.

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