Nuestro país ha hecho grandes esfuerzos por crear las condiciones que coadyuven a la integración de las mujeres en espacios que anteriormente estaban dominados por lo hombres. La paridad de género debe de continuar siendo promovida en la vida social, educativa, laboral y política de nuestra nación, las acciones que hemos emprendido nos han acercado más al objetivo, pero somos conscientes que aún tenemos mucho por hacer.
La paridad de género debe de continuar siendo promovida en la vida social, educativa, laboral y política de nuestra nación, las acciones que hemos emprendido nos han acercado más al objetivo, pero somos conscientes que aún tenemos mucho por hacer.
Hace dos años se publicaron las normas referentes a la obligación de los partidos políticos para promover y garantizar la equidad de género en las candidaturas a los puestos de elección popular en el Congreso de la Unión y los Congresos Locales. Hoy en día nuestro Estado tiene un número importante de Diputadas Locales, 16 de las 42 diputaciones que tiene Nuevo León, en gran medida esto es consecuencia de la nueva legislación que promueve que las mujeres sean candidatas a un sitio en el Congreso.
Las medidas que incentivan la paridad de género en la participación política de mujeres y hombres no se han limitado al ámbito legislativo, también se han expedido normas y lineamientos que promueven la presencia de las mujeres en los ayuntamientos. Pero no solo el sector público está reaccionando positivamente, también el sector privado se ha unido a este movimiento y cada vez son más las empresas que establecen políticas que impulsan la presencia de mujeres en puestos directivos.
Apoyar a que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres no significa que se les tenga que dar un puesto laboral solo por cubrir una cuota de género, sino que se valoren las cualidades y aptitudes que hacen que sean tan competitivas como lo son los hombres. Es importante que veamos a estas nuevas políticas como una forma de alinear de manera adecuada los incentivos hacia una debida ponderación de habilidades físicas y mentales de todas las personas, la cual va más allá del género.
Apoyar a que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres no significa que se les tenga que dar un puesto laboral solo por cubrir una cuota de género, sino que se valoren las cualidades y aptitudes que hacen que sean tan competitivas como lo son los hombres.
Como país debemos de tomar la precaución de que en nuestro interés por alcanzar la equidad de género no tengamos efectos contraproducentes que puedan llegar a implicar mayores obstáculos para un adecuado desarrollo en la búsqueda de una auténtica igualdad de género y de una justa ponderación de las capacidades de mujeres y hombres. No se trata de inclinar la balanza hacia el género femenino, sino de mantener un equilibrio de oportunidades para todos. En México tenemos personas muy valiosas que si les brindamos una plataforma justa pueden desarrollarse con gran éxito en el ámbito económico, político y social.
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