¿Por qué es necesario reformar los reglamentos de tránsito del Estado de Nuevo León?

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Un reglamento de tránsito debe ser un instrumento que nos indique como debemos movernos con seguridad, cortesía y respeto en las calles de nuestra ciudad. Actualmente los reglamentos de tránsito que existen en el Estado de Nuevo León no tienen coherencia entre sus capítulos, cuentan con artículos obsoletos, no son incluyentes y son muchos los reglamentos que existen, aproximadamente uno por municipio.

Actualmente los reglamentos de tránsito que existen en el Estado de Nuevo León no tienen coherencia entre sus capítulos, cuentan con artículos obsoletos, no son incluyentes y son muchos los reglamentos que existen, aproximadamente uno por municipio.

Por ejemplo de esta falta de coherencia, los artículos del Capítulo Octavo. Circulación Vehicular del Reglamento de Vialidad y Tránsito del Municipio de Monterrey 2012 – 2015, hablan sobre las normas de circulación de los vehículos, pero también mencionan las disposiciones de los peatones y excluyen a los ciclistas. Las normas de éstos usuarios de la vía pública no pueden ir en el mismo capítulo y considerarlos del mismo nivel, por el simple hecho de que su forma de transitar las calles no es igual.

Los usuarios que más mueren en un hecho de tránsito son los peatones. Si queremos revertir este problema es necesario reconocer en nuestras leyes y reglamentos la jerarquía del espacio público, donde el peatón tiene la prioridad, seguido del ciclista y al final el conductor de autos.

Los usuarios que más mueren en un hecho de tránsito son los peatones.

Con estos reglamentos es muy difícil distinguir cuales son los derechos y obligaciones que cada usuario tienen. Además este orden, inconscientemente, minimiza el lugar del peatón y ciclista y prioriza al automóvil.

Por otro lado, en Nuevo León, los hechos de tránsito son la segunda causa de muerte en niños, jóvenes y adultos, de acuerdo al último informe del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA). Hay artículos en los reglamentos de tránsito del Estado de Nuevo León que deben ser cambiados para reducir el número de muertes y lesiones por esta causa.

Por otro lado, en Nuevo León, los hechos de tránsito son la segunda causa de muerte en niños, jóvenes y adultos, de acuerdo al último informe del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA).

De acuerdo al Reglamento de Tránsito de la Secretaría de Seguridad Municipal de San Pedro Garza García 2012 – 2015, la edad para usar Sistemas de Retención Infantil (SRI) es hasta los 4 años: “Los niños de hasta cuatro años de edad y/o estatura menor de 95 centímetros deberán utilizar portabebé y estar sujetos por el cinturón de seguridad, debiendo viajar en el asiento posterior cuando el vehículo cuente con él”.

Sin embargo, organizaciones que trabajan en pro de la seguridad vial como la ONU y la STCONAPRA plantean que deben usarse hasta los 12 años de edad para prevenir o minimizar las heridas que sufren los niños ocupantes de vehículos.

Organizaciones que trabajan en pro de la seguridad vial como la ONU y la STCONAPRA plantean que deben usarse hasta los 12 años de edad para prevenir o minimizar las heridas que sufren los niños ocupantes de vehículos.

Los nuevos alcaldes del Área Metropolitana de Monterrey han anunciado su disposición de homologar los reglamentos de tránsito, pero esta buena voluntad debe ir más allá. Es necesario reformarlos, identificar las principales causas de muerte en hechos de tránsito para poder tomar mejores decisiones. Por ejemplo, en D.F. prohibieron la vuelta continua por ser unas de las principales causas de atropellamiento, se debe integrar, adoptar la Visión Cero como fundamento, que implica cero muertes en hechos de tránsito, se debe dejar de usar el termino accidente…

Los nuevos alcaldes del Área Metropolitana de Monterrey han anunciado su disposición de homologar los reglamentos de tránsito, pero esta buena voluntad debe ir más allá.

Desde 1997, Nuevo León ocupa el primer lugar nacional en hechos de tránsito. No es un problema exclusivamente de las autoridades, nos concierne a todos, pero cambiar los reglamentos de tránsito y hacerlos más acordes a las exigencias actuales depende de su disposición, ¿serán vanguardistas y contarán con una estrategia integral de seguridad vial o ignorarán el problema como se ha hecho en años anteriores y sacarán un reglamento por mero protocolo?

Una nueva política en el mismo México

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La elección de 2015 en nuestro país ha marcado un cambio radical en lo correspondiente a los resultados electorales. Por un lado, la aberración de un partido por colocar posiciones populistas en los puestos de designación y, por el otro, una determinación ciudadana de hacerse presente en las urnas con una nueva ideología, que no conocen aún, pero que responde a la necesidad de cambio.

Hoy, tenemos una nueva percepción de la política pero en el mismo México. Se ha escrito mucho respecto a los resultados electorales de 2015. Todos tratan de descubrir qué fue lo que determinó resultados tan sorpresivos en diferentes latitudes de nuestra Patria, pero no se ha llegado al fondo.

Todo pareciera política pero no es así. El resultado de la elección reciente no es una causa, es un efecto, pero no de análisis político como muchos aseguran, ni mucho menos de profundas reflexiones ciudadanas sobre el futuro de México. Desde mi muy particular punto de vista, luego de haber sido parte de este proceso electoral, el origen de este cambio no es político.

El cambio tiene que ver con un estado emocional de los mexicanos. Un estado de indefensión, de desaliento, de inconformidad, e incluso de tristeza. Esta amalgama de emociones ha estado presente en cada una de las elecciones, y ha propiciado que los ciudadanos vayamos por un cambio, bueno o malo, no se puede saber aún, pero es un cambio.

La amalgama de emociones a la que me refiero tiene que ver con la cada vez más evidente incapacidad de los gobiernos para hacer su tarea. Los municipios del Área Metropolitana de Monterrey, que en otro tiempo fueron ejemplo de desarrollo, hoy son, para quienes aquí vivimos, hasta producto de vergüenza.

Por ejemplo, la destacada burguesía sampetrina hoy vive entre el caos de los baches, el estrangulamiento vial, la inseguridad y un gobierno sin idea de lo que es el respeto al desarrollo urbano humano y ordenado. Muy lejos esto de lo que antes fue San Pedro, y muy lejos también de lo que la gente quiere.
En el mismo rubro cae Monterrey, cuya alcaldesa enfatizó el interés por su campaña por la gubernatura, y olvidó cumplir con las competencias básicas de un gobierno municipal. El resultado es evidente: un Monterrey destrozado, estrangulado y con una imagen urbana deplorable.

La destacada burguesía sampetrina hoy vive entre el caos de los baches, el estrangulamiento vial, la inseguridad y un gobierno sin idea de lo que es el respeto al desarrollo urbano humano y ordenado.

Pero lo mismo podemos decir de Guadalupe, Apodaca, San Nicolás, Pesquería y Juárez. El análisis es el mismo.

Por lo que toca al Gobierno Estatal, éste ha creado desánimo en la gente por la postura centralista con la que ha distribuido los recursos federales, dejando a los municipios, y sus habitantes, en el abandono total. De igual manera, los cuestionamientos sobre actos de corrupción, del propio gobernador y algunos de sus familiares, han calado hondo en el ánimo de la gente, sobre todo de quienes votaron por él.

Del gobierno federal mucho es lo que se puede decir. La Casa Blanca, las casas de otros funcionarios de primer nivel, el contratista favorito, la fallida lucha contra la pobreza —que nos pone hoy con 2 millones más de pobres según evaluaciones del CONEVAL—, las mal llamadas reformas estructurales que no han logrado brindar a los mexicanos los beneficios ofrecidos.

Esto y muchas otras cosas hacen que los mexicanos hoy estemos tristes, que no sepamos qué hacer y votemos por quién sabe quién, que hará quien sabe qué, pero que no sea de los partidos que nos han decepcionado. Esta situación nos acerca a riesgos que hoy mismo sería imposible determinar.

Como resultado de lo anterior, hoy los mexicanos vemos a Carmen Salinas como Diputada Federal Plurinominal diciendo barbaridades en sus entrevistas, a Cuauhtémoc Blanco haciendo no sé qué, a un integrante de un grupo musical de Chihuahua como diputado federal y al Bronco en Nuevo León.

No puedo enjuiciar a quienes aún están iniciando sus tareas; el tiempo pone siempre a cada quien en su lugar. Sin embargo, el conglomerado social ahora no entiende que significa conflicto de intereses; no entiende por qué un subordinado audita al presidente; no entiende si los familiares del gobernador que acaba de salir son realmente campesinos; no entiende por qué se siguen aprobando desarrollos en San Pedro si ya es intransitable; en suma, no entiende por qué los políticos dejaron de trabajar para apoyar al ciudadano.

Es responsabilidad de los mexicanos que construyamos, juntos, este nuevo México que será el escenario de los cambios sociales y políticos que pondrán a nuestro estado, de nuevo, en el honroso lugar de líder en los aspectos empresariales, educativos, comerciales e industriales.

Si esto que vimos en la elección de 2015 es evolución, entonces estamos frente a una nueva política. Sin embargo, esta nueva política no tendrá resultados en el mismo México. Es responsabilidad de los mexicanos que construyamos, juntos, este nuevo México que será el escenario de los cambios sociales y políticos que pondrán a nuestro estado, de nuevo, en el honroso lugar de líder en los aspectos empresariales, educativos, comerciales e industriales. En esta nueva política todos debemos participar.

Octubre de 2015
Miguel Ángel Arreola
Grupo Omega Consultores de México, S.C.

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