Lanzado en 2011 y catalogado por el ex presidente Felipe Calderón como “[una iniciativa] para ofrecer a las familias mexicanas mercancías y servicios con significativos descuentos”, El Buen Fin representaba un verdadero escape para la economía clasemediera. Sin embargo, la edición 2015 de esta iniciativa ya terminó y pareciera ser que la esperanza de los consumidores mexicanos, aquellos que vieron en el denominado “fin de semana más barato del año” una carrosa cargada de ofertas, terminó por desvanecerse y se convirtió en calabaza, una calabaza echada a perder.
Los números hablan por sí mismos. Recientemente, en un artículo publicado por la revista Forbes, se hizo un balance general sobre lo que ha representado esta iniciativa que originalmente ofrecía una respuesta tras la caída de los mercados en 2009 dada la crisis global de 2008. Las cifras son las siguientes: en 2011, las ventas gracias a El Buen Fin superaron los 106 mil millones de pesos; en 2012, oscilaron entre los 148 mil millones; 2013 registró alrededor de 173 mil millones; en 2014, fueron 197 mil millones; y para esta edición, según se estimó, la cifra fue alrededor de casi 208 mil millones de pesos.
¿Por qué el Buen Fin de pronto ya no es tan atractivo?
Una estadística “victoriana” podría decir que, de 2011 a la fecha, los ingresos durante esta época del año han logrado duplicarse, lo que representaría un éxito rotundo y digno de ser anunciado con bombos y platillos, pero los problemas comienzan cuando estudiamos el comportamiento de los números. El incremento registrado entre la edición 2011 y 2012 fue de casi un 40%, mientras que entre ediciones 2014 y 2015 fue solamente 5%. Como poco a poco se ha vuelto costumbre, nuestro pequeño Black Friday región cuatro no ha dado el ancho. La pregunta —como siempre me gusta plantear un poco al aire— es: ¿por qué el Buen Fin de pronto ya no es tan atractivo? La respuesta oficial: “[al ya estar consolidado el programa] es difícil registrar incrementos de doble dígito”, dijo el Presidente de la CANACO SERVYTUR, el Ing. Enrique Solana Sentíes. La respuesta de la gente, de los compradores: aprendimos nuestra lección.
Los principales puntos de las quejas estaban relacionados con los precios y la falsa publicidad que algunos de estos comercios realizaron para atraer clientes.
Días antes del arranque de El Buen Fin 2015, la Profeco anunció que tras un seguimiento y monitoreo de productos, había detectado un incremento de entre el 10% y el 30% en los precios de aparatos electrónicos como televisores, computadoras y teléfonos celulares. Este incremento ha sido atribuido, según las autoridades, a la alza del precio del dólar, descartando cualquier vínculo con la iniciativa. No obstante, la Profeco también registró quejas durante esta jornada de compras, donde comercios como Walmart, Soriana, Liverpool, Chedraui y Sam’s Club encabezaron la lista. Los principales puntos de las quejas estaban relacionados con los precios y la falsa publicidad que algunos de estos comercios realizaron para atraer clientes. Los estados de la República de donde se obtuvo el mayor número de reclamos fueron el DF, el Estado de México y Nuevo León. ¿Coincidencia? No lo creo. Para hacer un poco de justicia (y efectivamente sólo “un poco”), la Profeco también registró una baja en precios de aproximadamente 18 mil productos.
A quienes vivimos más cerca de la frontera norte nos puede interesar el siguiente dato. A pesar de que el dólar se cotizó en $16.50 a la venta, los puentes internacionales que conectan nuestro país con Estados Unidos registraron un incremento el día viernes 13 de noviembre. Como ejemplo de ello, el cruce del puente internacional Reynosa-Mission registró una fila hasta de más de kilómetro y medio de longitud y un tiempo estimado de cruce de tres horas. Esta situación se repitió en los múltiples cruces entre Nuevo Laredo y Laredo, donde se reconocieron automóviles originarios principalmente de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.
¿Cuál es la tarea que les queda a los organizadores de El Buen Fin? En primer lugar, hacer efectivas las sanciones contra aquellos comercios que fueron señalados tras aumentar sus precios.
¿Cuál es la tarea que les queda a los organizadores de El Buen Fin? En primer lugar, hacer efectivas las sanciones contra aquellos comercios que fueron señalados tras aumentar sus precios, pues han atentando gravemente contra la inteligencia y los bolsillos de los compradores. Es indispensable que las grandes cadenas comerciales se enfrenten a la justicia y que nuestras autoridades hagan todo lo posible por erradicar este tipo de prácticas que únicamente arrastran desconfianza, desinterés y descontento generalizados.
Además, para la edición de 2016, y si realmente se busca comulgar con el propósito inicial que planteó nuestro ex presidente de proveer a los mexicanos buenos productos a precios más accesibles, podrían emularse algunas otras prácticas de nuestro vecino del norte, como el anuncio muy anticipado de las ofertas que estarán promoviendo los comercios, dando oportunidad a los compradores de conocer si verdaderamente les es conveniente o no acudir a los centros comerciales. Una alternativa para contrarrestar los flujos de compradores a EEUU podría ser un seguimiento a detalle de los precios de algunos productos con el fin de hacer los ajustes necesarios para que éstos fueran competitivos en nuestro país. Además, incluir una iniciativa similar al Cyber Monday que ha demostrado ser muy popular y atractiva para los amantes del e-commerce no vendría mal, pues esta práctica cada vez se hace más popular y resulta ser muy rentable.
Ni modo. Se nos olvidó leer las letras chiquitas (otra vez).
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