“De esta manera, la Procuraduría General de la República, reitera su compromiso de vigilar que las actuaciones de los servidores públicos sean apegadas a la legalidad y ética institucional…”
Esta maravillosa frase, forma parte del pequeño comunicado que realizó Alberto Elías Beltrán, Procurador Interino de la Procuraduría General de la República, sobre la destitución de Santiago Nieto de su cargo como titular de la FEPADE. Como recordaremos, el motivo de dicha destitución fue el hecho de que Santiago Nieto, presuntamente violó el código de conducta de la PGR.
En primera instancia, violar el código de conducta de la institución encargada de la impartición de justicia del Estado, resulta una razón válida para la destitución de un funcionario de su puesto. Pero ¿qué códigos de conducta se violó?, ¿qué funcionario fue destituido?, ¿qué implicaciones hay en su destitución? Las preguntas son muchas, pero las respuestas son todavía más, y son todavía más alarmantes.
Para los que no han estado poniendo atención, vámonos por partes.
Santiago Nieto, hasta hace una semana era el titular de la FEPADE, que no es ni mas ni menos que la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales. Ahora, y aquí es a donde comienza a ponerse interesante, recordaremos que en agosto de este año, ex directivos de la constructora Odebrecht, declararon haber dado sobornos por alrededor de 10 mdd al ex director de PEMEX, a cambio de recibir contratos de obra pública. Y por si los sobornos no fueran suficiente, resulta que durante esa época, Lozoya era el Coordinador de Vinculación Internacional de la campaña presidencial de nuestro querido Presidente, Enrique Peña Nieto.
¡Seguramente no hubo financiamiento ilícito! ¿O sí? Pues entre que son peras o son manzanas, la FEPADE decidió abrir una carpeta de investigación al respecto. Pero la cosa no para ahí, hace apenas unos días, el entonces titular de la Fiscalía, Santiago Nieto, declaró que había recibido una carta por parte de Emilio Lozoya, en la que éste le pedía hacer un pronunciamiento en favor de su inocencia. ¿Qué pasa días después? Pues que Santiago Nieto aparentemente transgrede el código de conducta de la Procuraduría y es destituido de su cargo, efecto inmediato. ¿Coincidencia?
La buena noticia: no todo está perdido. Gracias al sistema político que nos rige, el Senado tiene la facultad de revocar dicha destitución. La mala: México siendo México, y el PRI siendo el PRI, pidió que la votación al respecto, fuera secreta. Y es aquí donde digo yo: “Sobre el caso Santiago Nieto, ¿Por qué deberíamos estar prestando atención?”.
La frase del mismo Santiago Nieto lo dejará en claro para ustedes: “Hay que aplicar por supuesto el peso de la ley a cualquier persona, con independencia de quien, sea para efecto de generar mejores condiciones para el proceso electoral de 2018″.
Hay que poner atención porque el costo político de este caso es altísimo. No solo los sobornos y el financiamiento ilícito están nuevamente ligados al Partido Revolucionario Institucional, sino que el voto secreto permite que el costo político no lo absorba nadie. Hay que poner atención porque la resolución de este caso puede marcar el comienzo contra la impunidad en nuestro país. Por eso tenemos que exigir el #vototransparente.
Es inadmisible, que ante tantos casos de corrupción, permanezcamos inactivos, y nos limitemos a externar nuestra inconformidad en las redes sociales. Es inadmisible que hayan ciudadanos con acceso a las tecnologías de la información, y no conozcan de casos como el de Santiago Nieto. Pero más aún, es inadmisible que no apoyemos a los pocos funcionarios que se atreven a hacerle frente a la corrupción en el país, y que incluso, les ponen nombre y apellido.