Justo el día de ayer en una charla con periodistas y amigos salió Vicente Fox diciendo que la iniciativa 3 de 3 no sirve, es fácil de truquear y que al final de todo en sus palabras, la 3 de 3 es una “mamada”.
Más allá del poco florido lenguaje de Fox, lo que denota es una desconfianza a la iniciativa pero sobretodo una falta de fe en la democracia mexicana. Dicho de otro modo, lo que Fox nos dice es que nada sirve, nada ayuda, todos somos corruptos, menos él, porque lo aclaró diciendo que él fue el primer político en declarar su patrimonio.
Creamos o no la “3 de 3” a Andrés Manuel López, a Margarita Zavala, a Ochoa Reza o a quien usted me diga, la iniciativa es válida, constructiva y que es el inicio a una transparencia progresiva en nuestro país.
Eso de, “no jala”, “todos mienten” es hundirnos en el marasmo y el abismo de la nulidad, de la desconfianza, del “aquí no pasa nada” que a nadie ayuda ni beneficia.
La 3 de 3 es el resultado de una iniciativa ciudadana, de la propia sociedad civil que representa algo histórico para México, una actitud propositiva, dinámica y no una posición derrotista como la quiere ver Fox; es un logro de instituciones, asociaciones y ciudadanos que dejaron esa apatía para buscar algo diferente.
Obviamente, dicha iniciativa no es la panacea del mundo ni es perfecta, pero sí es una iniciativa que da pie a muchas otras, que da control y monitoreo a las unidades anticorrupción y que abona en el camino contra la mayor enfermedad del país que se llama corrupción.
La visión de Fox es negativa y dista mucho de la sensatez. Vicente en dicha plática comenta que los mexicanos debemos ser más éticos y no mentir, pero entonces ¿sirve o no sirve ser transparente?
Podrán mentir muchos, pero cuando mínimo el monitoreo de la ciudadanía se legaliza y se hace patente en una ley, la primera de muchas en un futuro que quizás nos ayuden a controlar las manos de la terrible clase política nacional.
Lo dicho, dicho está.
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