La narrativa que Andrés Manuel López Obrador construyó desde hace ya muchos años, esa de la existencia de la mafia del poder, del ya famoso “PRIAN” o “PRIANRD” parecía simplemente una estrategia para dividir, un ataque sin fundamentos lógicos con el cuál el Presidente ganó mucha popularidad. Parecía nada más que un apodo a sus adversarios, algo que no podía ser tangible. Pero no. Cuesta trabajo aceptarlo, pero López Obrador, en este caso, siempre tuvo la razón.
Cuando escribo siempre busco la imparcialidad y dar mi punto de vista desde lo objetivo, pero esta vez me cuesta trabajo esconder la ya inmensa vergüenza que me invade como ciudadano al ver en lo que se ha convertido la política mexicana.
Hace un par de meses, en un conversatorio al que fui invitado, se me preguntó sobre la posibilidad de ver realmente una alianza PRI-PAN buscando el voto en 2021. Expresé que me parecía ilógico por ambas partes. De lado del PAN, sería traicionar sus ideales (los que les quedan) al meterse a la casa del partido rival de siempre – el PAN existe directamente como oposición dura al PRI corrupto y dictador del siglo XX. Aliarse con ellos argumentando que es con el fin de salvar a México, es simplemente abandonar una política de ideales, y arropar una política de búsqueda de poder.
Por el lado del PRI, es un poco la misma historia. De ellos ya sabíamos la ambición de poder, pero aceptar una alianza pública con Acción Nacional, su contrario de toda la vida, es dejar atrás a sus militantes y a su estructura, para únicamente fortalecer el discurso del presidente. Del PRD no es sorpresa; el que alguna vez fue referente de la izquierda mexicana está a meses de desaparecer como partido político nacional, y una alianza sólo les causará más daño y división.
Eso que expresé en aquel conversatorio, al parecer está completamente equivocado.
No se vayan con la finta de que el 17% de preferencias que tiene el PAN y el 16% de preferencias que tiene el PRI van a hacer la suma perfecta. Muchas personas que jamás apoyarían al PRI son precisamente panistas, y viceversa. Esta coalición electoral que respalda al pasado no tiene al futuro de México como finalidad y objetivo.
Si bien es verdad que Morena está siendo una decepción, fallando en la mayoría de sus promesas y únicamente obedeciendo las instrucciones del Presidente, lo único que causa esta alianza opositora es fortalecer al partido oficialista.
Una elección debe dejar de ser sobre votar por el menos peor. Sabemos que panistas y priístas ya le fallaron a México en repetidas ocasiones. Por eso mismo, se le dio la oportunidad a Morena, misma que desaprovecharon y fallaron catastróficamente. Por donde se vea, ambos bandos han traicionado la confianza de la gente.
Juntos Haremos Historia y PRIANRD, por igual, buscan solamente la victoria efímera y el poder absoluto. En sus planes no está el progreso de la nación y el bienestar de la gente que tanto necesita a un buen gobierno. Eso lo dejaron a un lado.
Nuestro futuro va más allá de elegir al que menos daño le haga a México. Depende de todas y todos construir las alternativas viables en las que dejemos las prácticas del pasado en donde deben de estar, y miremos fijamente hacia el futuro con paso firme.
Existe, sin duda, la alternativa para ver a un México mejor. A un México justo, incluyente, limpio, estable, en progreso y en paz. Y definitivamente esa alternativa no empieza ni por quienes ahorita nos gobiernan, ni por quienes buscan regresar bajo las siglas que ya son una burla nacional: PRI, PAN y PRD.
Tomemos cada detalle en cuenta, y votemos pensando México y en nuestra gente.