“No todo lo que se dice está dicho.”– Esolam
La historia política en México durante el siglo XXI es incomprensible si no se incluye a un actor político que ha generado un sinfín de reacciones durante los diversos comicios en los que ha participado: Andrés Manuel López Obrador.
Hablar de López Obrador es hacer referencia al líder político más importante que la izquierda mexicana ha tenido, no sólo en la historia reciente, sino talvez, en la totalidad de la misma de nuestro país.
Han existido diversas situaciones en las que ha mantenido una “promoción” constante de su persona, aprovechando los distintos medios políticos y las lagunas legales.
Su polémica personalidad ha generado que a través de los años los ciudadanos lo identificaran en el espectro de aprobación sin ningún punto medio: o es amado o simplemente odiado. Hay que mencionar, que desde que ejerció la función pública como Jefe de Gobierno del Distrito Federal hasta ser en dos ocasiones —2006 y 2012— candidato de la coalición de la izquierda a la Presidencia de la República, han existido diversas situaciones en las que ha mantenido una “promoción” constante de su persona, aprovechando los distintos medios políticos y las lagunas legales.
Para quienes tenemos un gusto especial por la política y especialmente por los procesos electorales, no nos es desconocida la importancia de la reforma político-electoral del 2007, la cual modificó la legislación para que los partidos políticos tuvieran acceso —solamente— a los tiempos oficiales del Estado para promocionar sus plataformas políticas.
Esta reforma además de permitir una mayor equidad en el uso de los medios de comunicación para promocionar a las distintas ofertas políticas, prohibió la posibilidad de los propios partidos de obtener mediante sus propios recursos económicos espacios en la radio y televisión.
Desafortunadamente, existen quienes como AMLO lucran con un principio fundamental del derecho: “todo lo que no está expresamente prohibido por la ley está permitido”.
Desafortunadamente, existen quienes como AMLO lucran con un principio fundamental del derecho: “todo lo que no está expresamente prohibido por la ley está permitido”. Si bien lo anterior es cierto, se debe de tener mucho cuidado especialmente cuando se trata de una promoción personal, que en todo caso derivará a la posible obtención de un puesto público.
Ha utilizado los espacios en radio y televisión que le fueron otorgados a su Partido, para promocionarse de forma personal y sin incluir dentro de los mismos algún esbozo de la plataforma política de su partido.
López Obrador, quien fue recientemente nombrado como Presidente del partido político MORENA, ha utilizado los espacios en radio y televisión que le fueron otorgados a su Partido, para promocionarse de forma personal y sin incluir dentro de los mismos algún esbozo de la plataforma política de su partido.
No hay que confundir como una realidad el hecho que al presidir un partido político se pueda usar entonces de manera personal los spots que fueron otorgados para radio y televisión. Justificar esta conducta sería como tolerar que todo lo que no está expreso en cualquier Ley se puede realizar, aún y cuando sean conductas que contravengan de forma positiva a la sociedad. Lo más preocupante es que quien lo realiza tiene anhelos legítimos de gobernar, y que si al gobernar lo hace de la misma forma, entonces tendríamos un gobernante que para bien o para mal juega con la ley.
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