Desde hace tiempo tenía pensado dedicar esta aportación semanal a reflexionar sobre los resultados del proceso electoral del 2017 pero debido a la gran incertidumbre que se vive en algunos estados y a los resultados tan cerrados decidí analizar los sucesos que se han desarrollado en los últimos 4 días. El pasado domingo 4 de junio se llevaron a cabo elecciones en 4 estados de la república: Estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz; en los primeros tres se votó por gobernador (Estado de México solo gobernador y en Veracruz solo por alcaldías). En Nayarit y Veracruz los resultados fueron claros, el PRI perdió la mayoría de las alcaldías en Veracruz frente a la coalición PAN/PRD y Morena. Mientras que en Nayarit el PRI perdió casi todas las diputaciones, varias alcaldías y la propia gubernatura frente a la coalición PAN/PRD.
Estas elecciones tienen una importancia mayúscula ya que son la antesala del 2018, en especial la elección del Estado de México cuyo candidato priísta Alfredo del Mazo es del mismo grupo de su paisano y presidente Enrique Peña Nieto, lo que nos lleva a pensar que el resultado de esta elección termina por influenciar de manera importante el peso de este grupo dentro del PRI para la sucesión presidencial en 2018. Por el otro lado el gran perdedor de esta contienda a mi parecer es Andrés Manuel López Obrador, quien de haber ganado el Estado de México por medio de su candidata de MORENA, Delfina Gómez, hubiese podido vender más fácilmente un escenario de inevitabilidad rumbo al 2018, aunado a que a la fecha prácticamente todas las encuestas lo posicionan como el candidato a vencer.
Pero lo que hace controversial a este proceso no es solamente la importancia que juega el Estado de México rumbo a la sucesión presidencial sino más bien los resultados tan cerrados en este estado y en Coahuila. Desde que existe la libre competencia en nuestro país han habido acusaciones de fraude y la gente le tiene poca confianza a las instancias electorales, tanto al propio INE, los OPLES como a los tribunales electorales, por lo cual es común ver que candidatos que no se ven favorecidos por los resultados de la contienda decidan canalizar este odio popular para cuestionar la legitimidad de la elección.
Aún no terminan por realizarse los cómputos oficiales y en ambos estados el PAN y MORENA están buscando impugnar y utilizar los instrumentos legales posibles para poder cambiar el rumbo de la elección o inclusive anularla. Creo que no es justo decir que el PRI llevó a cabo una elección de estado y que ambas victorias fueron resultado de un presunto fraude. ¿Porqué el año pasado cuando el PRI perdió 7 de 12 gubernaturas en juego no surgieron los reclamos de fraude en todos los estados gobernados por el PRI? ¿Porqué buscan impugnar procesos con casillas de municipios que ganaron para revertir el resultado estatal donde perdieron? Es muy fácil acusar y dejarse llevar por la efervescencia de los procesos electorales en donde se pierde y muy difícil es para muchos el apegarse al derecho y pedir que se respete la democracia por medio de lo que decidan las instancias electorales correspondientes.
Creo que aunque si bien hay grandes áreas de oportunidad en estos 3 estados de la república donde se renovaron gubernaturas también hay muchos logros que reconocer, además de que tanto en Coahuila como en Estado de México la gente tuvo la oportunidad de votar por un cambio si eso era lo que deseaban, si la división del voto y/o la falta de participación terminaron por propiciar estas victorias entonces estamos hablando que hay un problema con raíces mucho más complejas que la supuesta operación de un partido político. En todos los partidos a lo largo de la historia electoral reciente de México han habido casos de malos manejos y prácticas cuestionables del proceso electoral, lo bueno es que gracias a las redes sociales y a las nuevas tecnologías cada vez es más fácil para los ciudadanos el poder denunciar y mantenerse informados sobre los sucesos electorales aunque estos también terminen por generar desinformación.
Soy un convencido como dicen muchos que en política cuando se gana no se gana todo y cuando se pierde no se pierde todo. El panorama es ahora más incierto, Morena sigue teniendo un peso importante dentro del panorama político nacional rumbo a la sucesión del 2018, el PRI tiene un pequeño respiro pero aún debe enfrentar el desgaste existente en muchos estados para lograr posicionarse como una opción política más competitiva en las encuestas, el PAN obtiene un estado más aunque pequeño en votos y presupuesto, por lo que necesita replantearse una estrategia para el siguiente año y resolver sus conflictos internos rumbo a la sucesión presidencial, el PRD contra todos los pronósticos muestra señales de competitividad en el centro del país mientras que los demás partidos seguirán analizando las posibles alianzas que pudiesen llegar a realizar, sobre todo considerando las presiones por partes de varias fuerzas políticas por formas gobierno de coalición.
Nadia gana con la inmadurez política y la falta de consensos, prueba de ello es que los mercados reaccionaron de manera positiva a los resultados del domingo con una apreciación del peso de casi un 2% llegando a 18.355 pesos por dólar, su mejor nivel desde la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos. Ahora toca recurrir a las instancias correspondientes para denunciar las anomalías (de todos los partidos) en el proceso y esperar a que las instituciones deliberen lo consiguiente.