¿Qué pasa con nuestros medios?

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Leyendo las portadas de algunos diarios y procurando buscar objetividad en algunos de los comentarios que se publican en las páginas de Internet de los portales noticiosos, no es posible evitar sentirse contrariado sobre lo que realmente los medios hoy en día nos quieren comunicar. Claramente no todas las noticias están diseñadas para todo el público (aunque debería), pero lo que sí es digno de darse cuenta es que cada vez más la ficción y la realidad poco a poco se comienzan a sumar.

Sin desprestigiar la calidad de los noticieros locales –que creo que no es la primera vez que la gente se da cuenta de que es paupérrima–, me parece realmente válido establecer que en nuestro país no hay una forma adecuada de informar a los ciudadanos, pues la constante mezcla entre los contenidos de ficción y las notas importantes provoca que aquello que debería de tener importancia, desafortunadamente ya no la tiene.

A juicio de un servidor, lo que sucede es que no existe un legítimo interés por la información y las cadenas lo saben. Hoy, e insisto, la idea de capitalismo salvaje –donde lo único que importa es ‘vender la nota’– se ha convertido en el modus operandi de las agencias de noticias.

Retomando un poco el argumento de la película de Birdman, una de las ideas más poderosas que encuentro en el filme es justo en la escena cuando el protagonista sale por las calles en ropa interior y de inmediato todo mundo le reconoce, le piden fotos y hasta videos aparecen en las redes sociales. Además de esta escena, la conversación de nuestro protagonista con su hija acerca de la importancia del Twitter le da todavía más un toque de significancia al argumento: hoy, la diferencia entre lo que es importante y no está dividido por una línea muy delgada. Y lo mismo sucede con las noticias y los artículos periodísticos.

Por ejemplo, y sin afán de demeritar, me parece poco congruente que en el portal web del periódico El Norte aparezca mucho más arriba una nota sobre un desfile literario en el municipio de San Pedro que la nota donde se habla acerca del costo que tendrán los daños ocasionados por el reciente terremoto en Ecuador de 7.8 grados en escala de Richter. O que el diario ‘El País’ anteponga informar sobre que Trump dijo “7-Eleven” en lugar de “9-11” sobre las inundaciones que están costando mucho dinero y han generado tanto caos en Texas.

¿Qué es lo que pasa? A juicio de un servidor, lo que sucede es que no existe un legítimo interés por la información y las cadenas lo saben. Hoy, e insisto, la idea de capitalismo salvaje –donde lo único que importa es ‘vender la nota’– se ha convertido en el modus operandi de las agencias de noticias. Hoy, el chicharroneo, el amarillismo, el sensacionalismo, y la polémica barata son formas en las que los medios buscan llamar nuestra atención y desafortunadamente lo logran.

…me parece realmente válido establecer que en nuestro país no hay una forma adecuada de informar a los ciudadanos, pues la constante mezcla entre los contenidos de ficción y las notas importantes provoca que aquello que debería de tener importancia, desafortunadamente ya no la tiene.

¿Por qué, por ejemplo, no nos enteramos de las actividades que estuvo realizando la presidenta surcoreana en nuestro país y nos rasgamos las vestiduras cuando oímos acerca del caso de KIA Motors en nuestra ciudad? La respuesta: porque no es vendido como sensación. ¿Y por qué no es así? Porque no existe un análisis pertinente de las problemáticas y no se despierta el interés ni ante lo evidente.

Me gustaría saber, por ejemplo, qué es lo que ha sucedido con los apoyos que se habían proyectado para que TVNL se convirtiera en una cadena competitiva para la televisión local; o me encantaría saber cuáles son los planes que se tienen para que poco a poco vaya desapareciendo la telebasura en los televisores regiomontanos. Ojo, no estoy en contra del entretenimiento ni mucho menos, pero sí es importante hacer la distinción entre lo que debe llevar seriedad y lo que puede ser menos rígido.

Si tan sólo El Deforma publicara más notas de ‘Increíble pero Cierto’, estoy seguro de que coexistir con tantas problemáticas que tiene el mundo sería mucho más llevadero. Como diría Galileo: ‘…y sin embargo, se mueve”.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Gobernar para… ¿Los medios?

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Para nadie es novedad que los medios de comunicación ejercen una enorme influencia en la vida político-social de nuestro país, México, (o de cualquier nación en general). Un simple titular de un periódico puede enaltecer o condenar una acción, un suceso, una declaración o a una persona, y al mismo tiempo dirigir la opinión de la gente hacia el lado deseado a beneficio de los intereses de un sector o grupo.

Una premisa puede ser desvirtuada y tergiversada con sólo escoger las palabras indicadas y resaltadas en el título de la noticia, sumando a eso la ignorancia del lector y la pereza por leer el resto del escrito, dando como resultado una ola de desinformación y pseudo periodismo que dista de ser objetivo.

Un ejemplo reciente es la campaña de Jaime Rodríguez. El medio de comunicación más fuerte en nuestra ciudad, que tiene por nombre un punto cardenal, se encargó de glorificar y santificar al candidato independiente con una agenda mediática definida consistente en atacar y difamar al gobierno en turno y en engrandecer al entonces independiente.

La divulgación de información favorable por parte de la administración pública puede verse opacada con datos mezclados y malinterpretados para voltear la opinión de la gente en contra del gobierno. Desafortunadamente, los gobiernos deben cuidar el qué dicen y cómo lo dicen para minimizar los efectos de la desinformación perpetrada por pseudo periodistas.

Curiosamente, ese mismo periódico se ha volteado contra el actual gobernador y ha revelado más de dos casos incómodos que ponen en duda la lealtad del medio hacia Jaime Rodríguez. ¿O es que quizá el apoyo incondicional es al Lic. Elizondo? ¿Hay guerra sucia entre los integrantes de la administración independiente? Sin duda preguntas para una próxima columna.

El tema rector del presente escrito es, sin embargo, el poder fáctico que los medios de comunicación ocupan hoy en día. Los gobernantes se han vuelto rehenes de las publicaciones que un periódico hará de sus declaraciones. La presentación de una política pública o de un programa gubernamental queda a expensas de cómo quiera difundirlo un medio. Actualmente, el repudio social que existe a los partidos políticos tradicionales alimenta la crítica sin fundamento y la búsqueda del mínimo error para desprestigiar a los gobiernos y catalizar el enojo ciudadano. Hoy en día es muy fácil para los periódicos el utilizar sólo algunos datos para lograr el titular morboso y la noticia tendenciosa.

La divulgación de información favorable por parte de la administración pública puede verse opacada con datos mezclados y malinterpretados para voltear la opinión de la gente en contra del gobierno. Desafortunadamente, los gobiernos deben cuidar el qué dicen y cómo lo dicen para minimizar los efectos de la desinformación perpetrada por pseudo periodistas.

Una premisa puede ser desvirtuada y tergiversada con sólo escoger las palabras indicadas y resaltadas en el título de la noticia, sumando a eso la ignorancia del lector y la pereza por leer el resto del escrito, dando como resultado una ola de desinformación y pseudo periodismo que dista de ser objetivo.

Antes de que mis amigos socialistas se enfaden, declaro que soy consciente de que por muchos años la televisión favoreció a gobiernos y de igual forma, en ciertos casos, desvirtuó hechos a favor del sector público. No obstante no se trata de que como ellos lo hacían entonces está bien hacerlo ahora. Se trata de que los medios reporten los hechos, no su opinión acerca de ellos. Sin ser experto en periodismo, existen espacios editoriales donde se opina, (como Altavoz, ¡que sigue creciendo velozmente! Donde la libre expresión permite tener un sitio plural en el cual conviven muchos puntos de vista) y espacios para reportar hechos objetivos, donde se debería dejar al espectador formar su opinión y postura de una tema y no enredarlo con una mezcla de opinión y datos mal encausados.

En la actualidad, el que fue el principal amigo de los gobiernos ahora es su más férreo enemigo. La dupla de redes sociales y periódicos son ahora el contrapeso al sector público, que estoy seguro para bien, hará que los partidos políticos se renueven y regresen más fuertes que nunca a la administración pública.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”