Estados Unidos donará 80 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19; Maduro los llama “miserables”

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Estados Unidos anunció el jueves que donará 80 millones de dosis de vacunas anticovid para ser distribuidas globalmente, el 75% de las cuales serán repartidas por el programa Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en regiones como América Latina.

“Compartimos estas dosis no para asegurar favores u obtener concesiones” sino “para salvar vidas y liderar al mundo para poner fin a la pandemia, con el poder de nuestro ejemplo y con nuestros valores”, dijo el presidente Joe Biden en un comunicado.

Para las dosis compartidas a través del Covax, el gobierno de Biden dijo que priorizará a países de América Latina y el Caribe, así como del sur y sureste de Asia y África.

“El proceso para exportar los primeros 25 millones está en marcha”, dijo a periodistas el coordinador de respuesta de la covid-19 para la Casa Blanca, Jeff Zients. “Cumpliremos el compromiso del presidente de 80 millones de dosis para fines de junio”.

El primer tramo proviene del suministro federal de dosis y estará compuesto por una combinación de las tres vacunas anticovid que actualmente cuentan con autorización de uso de emergencia de Estados Unidos: las de Johnson & Johnson, Moderna y Pfizer/BioNTech.

Casi 19 millones se entregarán a través del Covax: unos 6 millones serán para América Latina y el Caribe, cerca de 7 millones para Asia y unos 5 millones para África.

En el continente americano, Brasil, Argentina, Colombia, Costa Rica, Perú, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Guatemala, El Salvador, Honduras, Panamá, Haití, países de la Comunidad del Caribe (CARICOM) y República Dominicana, recibirán inmunizaciones según esta asignación.

Además, el gobierno de Biden destinará 6 millones de dosis directamente a socios regionales, como México y Canadá; a países y territorios “con necesidades inmediatas”, como Haití, Cisjordania y Gaza, Ucrania, Kosovo y Yemen, entre otros; y a trabajadores de primera línea en las Naciones Unidas.

Estados Unidos quiere “mantener cierta flexibilidad” sobre la asignación de dosis fuera de la fórmula de Covax según sea necesario, explicó el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan.

– “Muy agradecido” –

El anuncio de Biden, que inicialmente se había comprometido a enviar al extranjero 60 millones de dosis y luego lo amplió a 80 millones, fue muy bien recibido.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo estar “muy agradecido” por la iniciativa, mientras que la titular de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, exhortó a otros países con excedentes de vacunas a seguir “el ejemplo de Estados Unidos”.

Etienne recordó que en Latinoamérica y el Caribe solo el 4% ha completado su esquema de inoculación y dijo que la región, “epicentro del sufrimiento por la covid-19, debería ser también un epicentro de vacunación”.

Y mientras unos agradecieron, otros, como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, deploraron no haber sido incluido en el reparto.

“¡Miserable! Miserable, no solo persiguen para que no le vendan vacunas a Venezuela, si no que además cuando pueden abren el corazón podrido que tienen para mostrar su miseria y su odio contra los venezolanos y las venezolanas”, acusó Maduro.

“Odian y desprecian a Venezuela”, añadió el mandatario, que insistió que su país está sometido a una “persecución horrorosa” para que no lleguen vacunas.

El embajador estadounidense para Venezuela, James Story, que está basado en Bogotá, pues Washington y Caracas carecen de relaciones, explicó que la exclusión obedece a que el país “carece de una transparencia de la entrega de las vacunas a las personas que necesitan”.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, contó que habló del tema con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, quien viajará a México la próxima semana.

“Tuvo la gentileza de informarnos, antes del anuncio que hicieron en Estados Unidos, la decisión de enviarnos un millón de vacunas Johnson & Johnson de una sola dosis”, tuiteó.

El presidente costarricense, Carlos Alvarado, que esta semana recibió al jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, en su primer viaje a la región, celebró “el plan del presidente Biden para proveer más vacunas contra covid-19 a nivel global y fortalecer el mecanismo Covax”.

También India, uno de los países más golpeados por la pandemia, expresó su gratitud.

“Agradezco profundamente la garantía de suministro a India como parte de la estrategia de Estados Unidos”, dijo el primer ministro, Narendra Modi, tras hablar con Harris.

El Covax, codirigido por la OMS, la alianza para las vacunas Gavi y la coalición para la preparación ante epidemias Cepi, se creó en junio de 2020 para garantizar una distribución equitativa de las vacunas anticovid, especialmente en los países de bajos ingresos que reciben las inmunizaciones gracias a donaciones.

“Este anuncio nos permite llevar rápidamente más dosis a los países en un ambiente de suministro global tenso”, dijo el director ejecutivo de Gavi, Seth Berkley, al saludar la decisión de Biden.

El objetivo del Covax es suministrar vacunas para al menos el 20% de la población de cada país participante este año.

A través del Covax ya se entregaron 80 millones de dosis en 127 países y territorios. El 97% son de la vacuna AstraZeneca, aún no autorizada por las autoridades sanitarias de Estados Unidos, y en el resto de Pfizer-BioNTech.

La OPS, que facilita la adquisición de vacunas del Covax en el continente americano, dijo que hasta el momento, más de 18,9 millones de dosis fueron enviadas a través de este mecanismo a 31 países de las Américas.

(Fuente: AFP)

Explicar la desigualdad racial estructural

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Las protestas en Estados Unidos tras el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco, tienen su fundamento en la historia del país. La lógica detrás de la violencia policial excesiva hacia las personas afrodescendientes se encuentra arraigada a las dinámicas de poder bajo las cuales se construyó lo que hoy es Estados Unidos. Es aquí donde entra en función la historia, que sirve “para entender por sus orígenes los vínculos que prestan cohesión a una comunidad humana y permitirle al individuo asumir una actitud consciente ante ellos.” (Villoro, pág. 46), por lo que la historia proporciona además de contexto para la comprensión, un sentido de responsabilidad entre los individuos en el presente. Al igual que en otros países del continente americano, los conquistadores provenientes de potencias de Europa Occidental, trajeron consigo mano de obra explotada y abusada a través de esclavos africanos desde el siglo XVI y hasta 1860 con el último barco “Clotilde”. Tras el período de varios siglos en los que la esclavitud fue legal en Estados Unidos, se abolió a mediados del siglo XIX, pero siguió una época de segregación en la que los afrodescendientes no podían compartir escuelas, bebederos, bancas, o áreas de convivencia común, con personas blancas. Aún en la actualidad, tras algunas décadas donde la segregación racial ya no forma parte del marco normativo en dicho país, las ideas históricas que denominaban a la persona de piel negra, inferior a la de piel blanca, perduran en el sistema que rige la justicia de este lugar. En diversas protestas se ven carteles con leyendas como “el sistema no puede fallarle a aquellos para los que nunca estuvo diseñado” en referencia a la consolidación de los Estados Unidos como un país que solo consideraba a los habitantes euro descendientes, ciudadanos; y a los afrodescendientes, almas que servían de fuerza de trabajo. De esta manera, la presente coyuntura no puede ser comprendida sin un panorama histórico de la desigualdad racial estructural por la que ha pasado el país norteamericano a lo largo de varios siglos. Entender el origen de la desigualdad permite a los individuos conocer su posición en la sociedad, admitir su privilegio heredado, o luchar por vivir en un ambiente progresivamente más tolerante. 

Fuera de Estados Unidos, los afrodescendientes que habitan en diferentes partes del continente americano, también enfrentan muchos obstáculos. El actual nivel de desarrollo y de calidad de vida de los países en El Caribe donde hay una mayoría de habitantes afrodescendientes, no es muy alto. Haití es un ejemplo de esto, debido a que es, según el Banco Mundial en 2019, el país con el mayor índice de pobreza del continente americano. De manera parcial, su vulnerabilidad se explica con base en las condiciones de la isla en la que se encuentra el país y su propensión a sufrir de terremotos constantes; sin embargo, es importante considerar que República Dominicana se encuentra en la misma isla que Haití y la diferencia en el nivel de vida entre ambos países es importante. La historia muestra que tras el fracaso bélico de España frente a Francia en el siglo XVII, Francia tomó posesión del lado Occidental de la Isla La Española, y con ello, control de lo que hoy es Haití. En un inicio se convirtió en un territorio para el sembradío de productos como el algodón o el café y era trabajado a manos de miles de esclavos africanos, con lo que era una colonia preciada por la ganancia económica que generaba. Tras la independencia de la colonia a comienzos del siglo XIX, Haití inicia su rumbo como un país autónomo y pronto se muestra en un estancamiento de crecimiento económico considerable. Al conocer que el pasado de la población de Haití yace en la explotación laboral de esclavos africanos para la optimización de la producción agrícola, se entiende al abuso como la herramienta fundacional del país que Haití es hoy. ¿Qué tipo de crecimiento económico se puede esperar de una nación que se construyó con el mero fin de proveer de riqueza a una potencia, por medio de la “posesión” de seres humanos?

Ahora, es interesante conocer las acciones del pasado con base en el contexto en el que tomaron lugar. El respeto a la vida y a la dignidad humana no se valoraban por encima de la expansión territorial y la acumulación de riqueza durante el siglo XIX, pero aún así, hay conductas que deben ser condenadas, o al menos reconocidas en su erroneidad y gravedad. La discriminación racial y el rezago en el desarrollo entre afrodescendientes tiene una razón histórica detrás, que se basa en la esclavitud de una raza entera a manos de otra. Las crisis que se viven en la actualidad, como lo dice Villoro, obligan a revisar el pasado, “las situaciones que nos llevan a hacer historia rebasan al individuo, plantean necesidades sociales, colectivas, en las que participa un grupo, una clase, una nación, una colectividad cualquiera” (Villoro, pág. 42); la búsqueda de justicia como una necesidad de la comunidad afrodescendiente, nos obliga como sociedad a hacer historia. 

Villoro explica la relevancia histórica aquí:

Villoro (2005) Historia, ¿para qué? Siglo XXI Editores S.A. de C.V. págs. 35-52

EL TALON DE AQUILES: “EL MANIFIESTO DE PAZ SOSTENIBLE (PRIMERA PARTE)”

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El lunes 14 de marzo de 2016 fundamos, en la ciudad de Monterrey, una organización no gubernamental, sin fines de lucro, cuyo nombre oficial es “Laboratorio Transnacional Paz Sostenible”. La ONG, laboratorio de investigación (Think Tank), Grupo de Defensa (Advocacy Group), y Asociación Profesional a la vez, se caracteriza por ser una iniciativa independiente, interinstitucional y multidisciplinaria, de investigación especializada en violencia colectiva y paz. En esta primera parte del “Manifiesto” de la organización, y teniendo como meta explicar los alcances del proyecto, haré hincapié en sus objetivos generales y específicos, la justificación para su existencia, y su aporte a la teoría y praxis en la resolución de conflictos.

Primero pienso, pero luego existo. El objetivo de “Paz Sostenible” es producir y divulgar conocimiento científico (académico) y aplicado (consultorías) para mejorar la gobernanza local, nacional e internacional, favoreciendo así la consolidación de la paz. Para ello, esperamos, por un lado, producir investigación científica en temas relacionados a la paz, inscribiendo nuestra reflexión en las tendencias en los estudios comparados, internacionales, y de otros saberes de las ciencias sociales. Favorecemos el intercambio entre expertos para alimentar la innovación teórica y práctica que originen enfoques multidisciplinarios. Por otro lado, deseamos desarrollar esfuerzos en investigación aplicada, es decir en consultorías a clientes públicos y privados, no solo para generar los recursos que nos permitirán crecer, sino también para incidir en el “mundo real”. Uno de los retos de nuestra generación es ejecutar ideas que cambien el mundo en el que vivimos: diagnósticos ya tenemos de sobra; lo que hace falta es actuar, y hacerlo bien. Por ello, otra de las metas de este Laboratorio es crear convergencias interinstitucionales para que universidades, sociedad civil (empresa privada, ONGs), y el Estado, cooperen más en los temas que nos interesan, e intervengan mejor para lograr una paz sostenible. El Laboratorio nace libre de amarras institucionales y mentales; no tenemos miedo a innovar, sabemos como hacerlo, y no tenemos límites institucionales que nos lo impida.

El objetivo de “Paz Sostenible” es producir y divulgar conocimiento científico (académico) y aplicado (consultorías) para mejorar la gobernanza local, nacional e internacional, favoreciendo así la consolidación de la paz.

Para cumplir con estos objetivos, es primordial desarrollar dos componentes. Primero, debemos tener un programa de publicaciones dinámico y flexible el cual incluya boletines informativos (Newsletters), revistas de divulgación destinadas al público en general, y revistas académicas indexadas a los índices especializados. Dicha diversidad va acorde con las áreas de interés y el tipo de conocimiento que nos interesa desarrollar. También deben nuestros investigadores titulares y asistentes de investigación publicar en nuestro nombre. Segundo, es primordial desarrollar un componente prescriptivo, es decir, esperamos denunciar y tomar posiciones públicas sobre los temas que nos competen, sobre todo en lo que a derechos humanos, la paz, y/o la democracia se refiere. No nos escudaremos con la “neutralidad científica” para justificar ideologías asépticas o para rehuir valores a los que adherimos y que dan sentido a nuestra reflexión. ¿Para qué pensar sin existir?

Lo importante no es el qué, sino el por qué. Hace poco menos de dos años, escribía en el marco de otro proyecto, que existía efervescencia en el campo de la resolución de conflictos, en el estudio de las causas, dinámicas y efectos de la violencia colectiva, y en su prevención, gestión, transformación, y resolución. En efecto, maestrías, doctorados, y especializaciones en temas como la asistencia humanitaria, el nacionalismo, las identidades y los estudios sobre la paz, aumentaban sin cesar, al tiempo que nuevas ONGs, laboratorios de investigación independientes o autónomos, se multiplicaban. Eso era cierto en el 2014, y lo sigue siendo hoy. ¿Entonces por qué saturar con un Laboratorio más? Para responder a esta pregunta, es necesario considerar tres elementos.

…es primordial desarrollar un componente prescriptivo … esperamos denunciar y tomar posiciones públicas sobre los temas que nos competen, sobre todo en lo que a derechos humanos, la paz, y/o la democracia se refiere. No nos escudaremos con la “neutralidad científica” para justificar ideologías asépticas o para rehuir valores a los que adherimos y que dan sentido a nuestra reflexión.

Primero, sigue siendo necesario, ahora más que nunca, apoyar la generación de perspectivas multidisciplinarias y transnacionales. La necesidad de la multidisciplinariedad es un llamado que siempre tendrá acogida, porque está de moda argumentar que la complejidad de los problemas actuales requieren de soluciones holísticas, y porque nadie se opone a la virtud, al menos públicamente. ¿Quién defendería a plena luz del día la idea que es malo que profesionales de diversos horizontes cooperen? Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, y los enfoques multidisciplinarios no son tan fáciles de encontrar, por razones cuya explicación va más allá de los propósitos de este texto. Eso sí, me interesa resaltar que no hay que subestimar esta contribución ni el esfuerzo que tomará concretizarla.

Segundo, es vital acercar a los sectores académicos, gubernamentales, y de la sociedad civil nacional e internacional para generar mayor coordinación (lo que se conoce usualmente con el nombre de “Gobernanza”). Y esto tampoco será fácil. No es poco común que desde la academia se vea con cierta condescendencia a algunos políticos (a veces considerados “corruptos” y/o “incapaces”), y que la sociedad civil crea que los universitarios viven en una torre de marfil, aislados de la realidad. También el gobierno puede ver a las universidades y a la sociedad civil como actores políticos–enemigos o aliados–con sus propios intereses. Además, afiliaciones partidarias atraviesan de lo nacional a lo local (el gobierno nacional es aliado u oponente de gobiernos locales, dependiendo de la configuración de los partidos en el poder), y administrativos que dirigen centros de educación superior, y que no entienden la palabra “academia”, pueden ver en otras universidades no puntos de coincidencia, sino amenazas de competencia. En síntesis, crear convergencias interinstitucionales no es tarea fácil en ninguno de los sectores con los que trabajaremos.

Tercero, debemos producir simultáneamente una reflexión imparcial, integral, y balanceada, lo cual tampoco será fácil. El Laboratorio es diverso pues creemos que la riqueza está en diferentes formas de pensar. Forjar entonces una visión consensuada, o al menos mayoritaria, será una labor ardua pero necesaria. No solo nuestro rol social depende de ello sino también nuestra credibilidad. Con la diplomacia y el respeto que nuestros interlocutores se merecen, tendremos la claridad mental y la ética profesional que nos comprometen con nuestros principios, y la disposición para defender nuestros valores con los recursos intelectuales que tenemos a nuestra disposición.

El Laboratorio Transnacional Paz Sostenible explora entonces temas relacionados a la paz viendo la integralidad del fenómeno y relacionándolo con (pero sin limitarlo a) las interacciones intra e interestatales. La paz es un fenómeno que puede y debe ser estudiado desde una perspectiva transnacional.

Nuestra contribución. En América Latina, a pesar de doscientos años de experiencias revolucionarias, contra-revolucionarias, de perniciosos autoritarismos (de izquierda y de derecha), de procesos de pacificación inéditos, de retóricos apoyos a los derechos humanos, y de despliegues multilaterales de mantenimiento de paz, siguen siendo escasos los estudios en resolución de conflicto. África sigue cautivando el interés de más analistas (si bien el Cercano Oriente y el Sur de Asia siguen llamando poderosamente la atención). La reflexión teórica en nuestra región escasea, y aun menos frecuente es la resultante de la experiencia práctica. Mientras tanto, países como Honduras y Guatemala siguen dando signos alarmantes de degradación de capacidades estatales. Subsisten además dependencias crónicas a la presencia externa (Haití). Aunque se vislumbra una salida al conflicto armado colombiano, el mismo sigue activo. Y las organizaciones criminales siguen extendiendo sus tentáculos a lo largo de la región, manteniéndose como actores transnacionales de primer orden.

Paz Sostenible ofrece una contribución innovadora y original. El Laboratorio está llamado a ser un puente que une, con proyectos puntuales, a académicos, sociedad civil, y gobiernos, interesados en estudiar y actuar en temas de paz. El ámbito de acción es entonces local, regional, nacional, e internacional. Se trata además de un proyecto–y esto no lo había desarrollado–que también propone una asociación profesional “tradicional”. Es decir, aceptamos membresías (pronto publicaremos las reglas de adhesión), esperamos organizar congresos, y vamos a cumplir con las típicas funciones que normalmente ejecuta una asociación profesional. Finalmente, se trata de una iniciativa que, al no tener límite geográfico, es libre de desarrollar perspectivas comparadas que saquen a relucir diferencias y similitudes de diversos casos, o internacionales, centradas en la interdependencia de los problemas del mundo globalizado de hoy. Es cierto, por estar basados en México, nos interesaremos más, al menos en este punto de arranque, en América Latina. Pero eso no sucederá en perjuicio de otras regiones o de oportunidades de crecimiento institucional generadas en la ruta. Al fin y al cabo, nuestro enfoque es “transnacional”.

El Laboratorio es diverso pues creemos que la riqueza está en diferentes formas de pensar. Forjar entonces una visión consensuada… será una labor ardua pero necesaria. No solo nuestro rol social depende de ello sino también nuestra credibilidad.

Epílogo (preliminar). Así, desearía terminar esta primera parte del Manifiesto de Paz Sostenible refiriéndome a la noción de “transnacionalismo”: un fenómeno es “transnacional” cuando, aunque suceda en espacios nacionales, trasciende las fronteras, se extiende entre varias naciones (y no necesariamente Estados), y obedece a una lógica que va más allá de lo que sucede entre las fronteras nacionales y por encima de ellas. Hay pues una diferencia entre lo transnacional, lo nacional, lo internacional, y lo supranacional. El Laboratorio Transnacional Paz Sostenible explora entonces temas relacionados a la paz viendo la integralidad del fenómeno y relacionándolo con (pero sin limitarlo a) las interacciones intra e interestatales. La paz es un fenómeno que puede y debe ser estudiado desde una perspectiva transnacional. Doy gracias, en orden alfabético, a Karina Flores, Oscar Flores, Fernando Jiménez, y Magda Robles, por aceptar aventurarse conmigo en este proyecto. También deseo reconocer el “interés desinteresado” de Alejandra Buitrón y Juan Cortés, nuestros asistentes de investigación, ambos estudiantes de la Universidad de Monterrey (UDEM), en darnos una mano para lanzar el Laboratorio.

No queda más que enrollarse las mangas y empezar a trabajar. Seamos más que expertos en construcción de paz; seamos constructores de paz. Mayor información sobre el laboratorio es accesible en nuestro sitio web y por la página Facebook. Es posible también escribirnos a: info@pazsostenible.org

Fernando A. Chinchilla
Ciudad de México (México), abril de 2016

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