En su “Agenda Ciudadana” publicada este domingo en el periódico El Universal bajo el título esperanzador de “Cómo entendernos”, el historiador Lorenzo Meyer nos deja sin respuestas a una pregunta que lanza en forma, por demás imprudente, ya que resulta que no tiene respuesta ni alternativas de solución que ofrecer.
Remontando a Humboldt y a Daniel Cosío Villegas, llega a la conclusión que “el reajuste de las relaciones sociales mexicanas debió hacerse hace tiempo, pero no hubo la voluntad de emprender tamaña empresa”. Evoca la nueva filosofía del gobierno electo democráticamente en 2018, basada en el nuevo paradigma “primero, los pobres”.
Lorenzo Meyer omite mencionar que la política económica y presupuestal del nuevo régimen se basa en este lema, pero que no toma en cuenta la estructura socio económica existente, ni las relaciones de fuerza entre gobierno y sociedad productiva. Lorenzo Meyer deja sin solución su pregunta de “Cómo entendernos” que no sabemos si es una propuesta o una pregunta abierta que quisiéramos ver contestada en otras colaboraciones.
No cuestiona si la afirmación “Primero, los pobres” es realista o simplemente un grito populista para ganar votos fáciles. No cuestiona si se puede construir una nueva sociedad sobre la premisa de primero los pobres, y si esto permitirá generar los recursos necesarios para sostener la base del nuevo régimen. Primero los pobres, implica recursos, para regalar cómo lo presupone el nuevo gobierno, o cómo debería ser, para generar las condiciones que permitan crear empleos y nuevas fuentes de riqueza, cómo lo dictan los cánones de una economía sana y prospera.
La historia que Lorenzo Meyer debería haber puesto en el escenario es la del capitalismo social desarrollado en Monterrey durante el siglo XX, y brutalmente interrumpida por el asesinato de Eugenio Garza Sada en 1973, camino que de haberse prolongado hubiera cambiado la vida social de México, y hubiera amortiguado los efectos demoledores del neoliberalismo de los últimos 35 años.
Lorenzo Meyer no tiene respuesta que ofrecer a su planteamiento de “Cómo entendernos” porque no se atreve a explorar la alternativa del capitalismo social que están volviendo a poner en el escenario en círculos empresariales y sociales regiomontanos.
Ojalá tenga a bien explorar este camino que permitirá el bienestar que tanto ofrece un presidente que desborda de discursos, pero que con todo y los genios de la cuarta transformación, carece de propuestas para lograr sus propósitos, más generosos que sustentados en un realismo pragmático.