¿De qué se trata cuando se habla de “crisis de representación política”? Generalmente se hace referencia cuando la ciudadanía no ve representados sus intereses en los políticos y se diluye el respeto por los partidos o cuando éstos toman medidas poco populares. En las jóvenes democracias latinoamericanas son comunes las muestras masivas de descontento, principalmente a través de manifestaciones callejeras, que pueden ser pasivas o no, para exigir la toma de alguna medida o la eliminación de alguna otra.
Si no se ejerce desde la sociedad civil una suerte de control y llamados de atención a los representantes, se corre el riego de ser pasados por encima.
Primero debe tenerse en claro que la forma representativa de gobierno implica que los puestos de toma de decisiones serán ocupados por personas elegidas a través del voto popular en elecciones periódicas. Una vez depositado el voto en la urna muchas veces el ciudadano cree que ha concluido con su obligación y se retira a su vida privada. He aquí un problema, ya que si no se ejerce desde la sociedad civil una suerte de control y llamados de atención a los representantes, se corre el riesgo de ser pasados por encima. Muchas veces sucede que los representantes congregan en su figura mucho poder y, si no son controlados atentamente, pueden actuar en pro de sus intereses privados.
Los votantes cada vez menos parecen elegir a sus representantes siguiendo lineamientos ideológicos o partidarios sino que se inclinan por figuras conocidas, que se muestran en medios de comunicación.
Comenzando con el predominio de los personalismos, los votantes cada vez menos parecen elegir a sus representantes siguiendo lineamientos ideológicos o partidarios sino que se inclinan por figuras conocidas, que se muestran en medios de comunicación y cuyos nombres aparecen poco relacionados a sus partidos de pertenencia. Por otro lado, los partidos buscan ampliar sus bases de apoyo vaciándose de contenido ideológico y se vuelven cada vez más partidos “atrapa todo” (“Catch all party”, concepto introducido por Otto Kirchheimer en 1966). Finalmente, los medios de comunicación toman un rol cada vez más importante en la esfera pública imponiendo agenda con base en sus intereses privados. A su vez, hay enormes sectores de la población que son invisibilizados al no contar con representación política, uno de los más numerosos es el de los inmigrantes ilegales, pero también puede tratarse de minorías étnicas.
Los partidos buscan ampliar sus bases de apoyo vaciándose de contenido ideológico y se vuelven cada vez más partidos “atrapa todo”.
Si se buscan los orígenes de la representación política a lo largo de la historia, es imprescindible comenzar por la polis griega. El nomos (ley) era producido en espacios públicos como la asamblea a través del debate público y la persuasión. Por supuesto que sólo tomaban parte quienes contaban con tiempo y medios para dedicarse a dicha actividad. Ahora, nos encontramos frente a estados modernos que han construido toda una estructura de funcionamiento alrededor de la representación y los representantes del pueblo.
Un politólogo que ha tratado el tema de representación con gran puntería ha sido Bernard Manin. Estableció cuatro principios clásicos de los gobiernos representativos. Estos son: la independencia en la toma de decisiones de los representantes electos, la libertad de opinión pública, elecciones periódicas y, finalmente, el debate para la toma de decisiones públicas. Los últimos dos puntos son los que suelen funcionar mejor, mientras que los dos primeros son los que menos se respetan.
A lo largo de la evolución política, el discurso ha sido la forma predominante de comunicación de la representación. La importancia ascendente de los medios de comunicación durante el siglo XXI es innegable, no sólo como nexo entre la ciudadanía y los eventos relevantes, sino también, marcando la agenda pública de debate. El primero de ellos fue la prensa escrita, alrededor del 1800, que surge inicialmente como un vehículo complementario del discurso para luego transformarse en un discurso en sí mismo. De esta manera, la opinión se diversificó en oral y en escrita. Años más tarde, y gracias a la revolución tecnológica, apareció la radio y más tarde la televisión. El último de estos cambios ha sido el internet.
Ante todas estas transformaciones, los partidos políticos, otro elemento central que hace a la representación política, se han visto obligados a ir adaptándose a estos nuevos medios. Como punto de partida de su expansión se puede tomar a la Revolución Francesa. A partir de este momento histórico, se dio una proliferación y consolidación de partidos de todo tipo, de inspiración religiosa, integrados por diversas fuerzas sociales, etc.
Una de las maneras que la ciudadanía aplica a modo de “sanción” cuando sus representantes no cumplen son sus promesas de campaña o se desempeñan mal en sus cargos, es el denominado “voto castigo”. Así, el desempeño anterior de los políticos es tenido en cuenta a la hora de emitir el voto.
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