Trump intenta desorientar a Biden en un primer debate caótico y agrio

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intentó este martes desorientar a su rival en las elecciones de noviembre, el demócrata Joe Biden, con constantes interrupciones en un debate caótico y agrio, que reforzó la incertidumbre sobre lo que pasará el día después de los comicios.

Trump y Biden se vieron las caras por primera vez en Cleveland, en el estado clave de Ohio, donde discutieron durante más de 90 minutos seguidos sobre algunos de los temas que más preocupan a los votantes, pero todos los conatos de profundizar en esos asuntos acabaron frustrados por interrupciones o ataques personales.

“Es difícil poder pronunciar una sola palabra con este payaso”, llegó a decir en un punto del debate Biden, aunque luego se corrigió: “Disculpen, esta persona”.

MUCHOS ATAQUES, POCA SUSTANCIA

En efecto, Trump no paró de interrumpir a su contrincante a lo largo del intercambio, hasta el punto de que el moderador, el periodista Chris Wallace, tuvo que recordar al menos dos veces al mandatario que su campaña se había comprometido a respetar el tiempo concedido a cada candidato para responder a las preguntas.

Biden se burló de Trump por “cotorrear” mientras él hablaba y en un momento le espetó un “¿puede callarse, hombre?”; pero consiguió completar varios de los argumentos que había preparado y trató de dirigirse directamente a los votantes estadounidenses mirando fijamente a la cámara.

Bajo este presidente, nos hemos vuelto más débiles, más pobres, más enfermos, más vulnerables y más divididos”, opinó el exvicepresidente estadounidense (2009-2017).

Trump tachó al comenzar el debate a Biden de “socialista” y “controlado” por la izquierda de su partido, y no tardó en llevar el debate al plano personal, al repetir su acusación -no demostrada- de que el hijo de su rival, Hunter, incurrió en “corrupción” al trabajar para una empresa gasística en Ucrania mientras su padre era vicepresidente.

Y Biden dirigió todavía más insultos de los que recibió, al calificar al presidente de “mentiroso”, “racista” y de “no tener ni idea de lo que habla”, además de espetarle: “Sal de tu búnker (en la Casa Blanca) y de tu trampa de arena del campo de golf, y haz lo que hay que hacer para salvar vidas (de la pandemia)”.

INCERTIDUMBRE ELECTORAL

El mandatario estadounidense se dedicó más a reaccionar a lo que decía Biden que a intentar enviar mensajes claros a los votantes, y recalcó sus consignas de campaña favoritas: su defensa de todo lo relacionado con la ley y el orden, y su insistencia en que las elecciones de noviembre estarán “amañadas”.

Es un fraude, y es una pena”, subrayó Trump, al insistir en su argumentode que el voto por correo favorece el fraude electoral, algo que múltiples estudios han demostrado que no es cierto.

Trump opinó que, debido a los retrasos derivados de la pandemia por la COVID-19 y el aumento en el voto por correo, el resultado de las elecciones podría tardar “meses” en saberse, pero se negó a contestar con un sí a la pregunta de si se comprometía a apaciguar a sus seguidores en el caso de que el ganador no se conozca el mismo 3 de noviembre.

“A lo que urjo a mis seguidores es a que vayan a los lugares de votación y observen todo muy cuidadosamente, porque es lo que tienen que hacer”, zanjó el presidente.

Mientras, Biden respondió directamente que sí a la pregunta de si llamaría a la calma hasta que se sepa el vencedor de los comicios, y opinó que a su rival “simplemente le da miedo contar los votos”.

TRUMP Y EL RACISMO

El presidente también rehusó responder directamente a la pregunta de si estaba dispuesto a condenar las acciones de los supremacistas blancos y sus milicias en el país, al declarar: “Casi todo lo que veo (de disturbios) viene de la izquierda”.

El candidato demócrata denunció que Trump “vierte constantemente gasolina en el fuego”, y que si esquiva reprender claramente a esos grupos es porque le conviene “generar un odio racista, una división racial” en el país.

Lo que sí aclaró Trump es que sí cree que la actividad humana contribuye “hasta cierto punto” al cambio climático; mientras su rival prometió que, si gana, devolverá a EE.UU. al Acuerdo de París sobre el clima y amenazará a Brasil con “consecuencias económicas significativas” si no deja de “mutilar la selva” amazónica.

(Fuente: EFE)

Lo siento Mr. Trump, esto no se acaba hasta que se acaba

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Durante las últimas semanas, muchos me han preguntado sobre las elecciones en Estados Unidos. Por el Partido Demócrata, Hillary Clinton y Bernie Sanders, mientras que de los Republicanos están Donald Trump y Ted Cruz, como los nombres más mencionados en medios, círculos de electores y entre los mexicanos preocupados de que gane el magnate estadounidense. Aunque todavía están en las elecciones primarias por Estado, la decisión de quién será el candidato de cada partido se toma en la Convención de Delegados que se estará llevando a cabo el 18 de julio en Cleveland (Ohio) para los republicanos y una semana más tarde para los demócratas en Philadelphia (Pensilvania).

Entre los analistas políticos de Estados Unidos ha surgido la posibilidad de una Convención Abierta para el Partido Republicano, esto pasa cuando dos candidatos tienen un número de delegados muy cerrados (entre 100 y 150 de diferencia) y que no están de acuerdo en apoyarse mutuamente. Los tres elementos clave en una convención abierta es que 1) tienen dos candidatos a la cabeza de las elecciones, 2) campos irreconciliables y 3) una nominación eventualmente comprometida.

Es decir, al configurarse estos tres elementos existe la posibilidad que Donald Trump o Ted Cruz queden fuera de la nominación republicana y salgan nuevos liderazgos electorales. Las diferencias entre Trump y Cruz, los resultados de algunas encuestas de los posibles candidatos de ambos partidos, así como las constantes declaraciones en medios, pueden hacer que los dos candidatos republicanos sean bajados de la contienda y apostar por un mejor jugador para la carrera electoral.

Algo que digo (y confirmo) es que “no hay que subestimar al electorado” a veces nos pueden sorprender y posiblemente esta vez no sea la excepción. Lo siento Mr. Trump, esto no se acaba hasta que se acaba.

Hay quienes todavía dicen que ésta posibilidad le abre la puerta a John Kasich; aunque sigue en la contienda, allá en un tercer lugar, ciertamente nunca ha mostrado un esfuerzo en ganar la nominación interna. Aunque no tiene el dinero de Cruz o la exposición mediática de Trump, no se ve que pueda tener auge en otras elecciones primarias como en Ohio, estado que gobierna.

Sin embargo, ha resaltado un nombre en particular entre las filas republicanas: Paul Ryan. ¿Lo habían escuchado? Les platico un poco de este personaje que puede agarrar vuelo en la próxima convención republicana. Paul Ryan es un abogado y político que en 2012 fue compañero de fórmula presidencial (como Vicepresidente) con Mitt Romney y actualmente es el Presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

Apenas el pasado 2 de febrero de este año, se reunió con Barack Obama para evaluar las oportunidades durante su último año en la Presidencia y trabajar en colaboración entre el Ejecutivo y el Congreso, a pesar de sus diferencias políticas e ideológicas. Ryan ha declarado en varias ocasiones que no está de acuerdo con el liderazgo de Obama, la forma en que dirige el país y lo ha llamado el “presidente más polarizado”.

…ha resaltado un nombre en particular entre las filas republicanas: Paul Ryan. ¿Lo habían escuchado? … es un abogado y político que en 2012 fue compañero de fórmula presidencial (como Vicepresidente) con Mitt Romney y actualmente es el Presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

Por todas estas declaraciones, Paul Ryan es considerado un político activo dentro del Partido Republicano y que tiene la posibilidad de unir liderazgos hacia el interior, algo que Trump y Cruz no han logrado y que al contrario han generado una ruptura durante los últimos meses.

Pocas veces ha mencionado a los candidatos punteros en su discurso, pero asegura que “La política puede ser una batalla de ideas, no de insultos”. Ustedes concluyan a quien se refiere. La última vez que se dio una Convención Abierta en el Partido Republicano, fue en 1920 cuando los dos candidatos a la cabeza no decidieron apoyarse mutuamente; los delegados después de diez rondas eligieron al candidato que iba en un distante cuarto lugar y que finalmente logró una victoria contundente en noviembre de ese año y llegó a la Casa Blanca.

Por lo tanto, el Partido Republicano y sus delegados tienen que elegir con la cabeza fría y no visceralmente, para encontrar a un candidato que pueda darle batalla electoral a Hillary Clinton o Bernie Sanders, ambos con sus grupos bien definidos; y que al mismo tiempo, sea un candidato con las ideologías e imagen del partido conservador.

Algo que digo (y confirmo) es que “no hay que subestimar al electorado” a veces nos pueden sorprender y posiblemente esta vez no sea la excepción. Lo siento Mr. Trump, esto no se acaba hasta que se acaba.

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