Renuncia: La “solución” mexicana

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De acuerdo a la Real Academia Española, renunciar significa dejar voluntariamente, dimitir, o apartarse de algo que se tiene.

La renuncia puede ser una solución correcta cuando los hechos en los que se ve involucrado el servidor público se presentan en una esfera meramente política. Así, por ejemplo, puede leerse la renuncia de Luis Videgaray como Secretario de Hacienda como consecuencia del fiasco del entonces candidato Donald Trump.

En México se ha acostumbrado que cuando un servidor público es señalado por presuntamente haber transgredido las normas jurídicas, es suficiente con la renuncia al cargo que ostentaba para “solucionar” la violación del orden jurídico.

No obstante, estimo que no puede calificarse como “solución” cuando la renuncia deja sin castigo una probable violación al orden normativo o, más aún, en los casos en que aun renunciando el riesgo de transgresión sigue latente.

Este último caso es, desde mi perspectiva, lo que aconteció con la renuncia al cargo de Magistrado Presidente de la Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral que ostentaba hasta principios de noviembre pasado el Magistrado Juan Manuel Sánchez Macías, como consecuencia de las declaraciones misóginas en las cuales afirmó que las mujeres deben llegar a los cargos públicos porque saben mandar, saben tomar decisiones, saben hacer una sentencia, y no por que “están bien buenas y tienen unas nalgas exquisitas.”




Por ello, Senadoras y Senadores exhortaron al Consejo de la Judicatura a investigar si esas declaraciones ameritaban ser sancionadas incluso con la destitución. Para el Senado “es aberrante que las autoridades encargadas de prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia en muchas ocasiones son omisas al grado de ser ellas mismas quienes terminan por violentar a las mujeres” (Reforma).

En el mismo sentido, las y los integrantes recién designados de la Sala Superior prácticamente se estrenaron no con un caso jurisdiccional, sino con un posicionamiento al respecto de estas declaraciones. Es cierto que inmediatamente deslindaron al Tribunal Electoral de las afirmaciones del Magistrado Regional (Excélsior), sin embargo, parecería que esto no es suficiente.

En este sentido, no es suficiente con la renuncia. No lo es por lo siguiente.

Primero, porque las expresiones del Magistrado constituyen una forma de violencia hacia las mujeres. Es violencia si se expresa en privado y en el bar. Es violencia agravada cuando se manifiestan en un evento público acerca de la paridad de género. Peor aún, si el autor de las palabras es un impartidor de justicia.




Segundo, en razón de que quien expresó dichas voces es, justamente, un juez que necesariamente deberá juzgar temas de género, y, peor aún, en una circunscripción en la cual hay que agregar el tema indígena y el rezago social. ¿Qué justicia puede esperar una mujer indígena que acuda ante el Magistrado aduciendo violencia política en contra de ella?

Tercero, ¿qué efecto pedagógico puede tener que alguien encargado de impartir justicia con perspectiva de género emita dichas declaraciones y no sufra consecuencia alguna? ¿Vale la pena seguir invirtiendo tanto en la justicia electoral cuando impunemente se pueden tener conductas como las descritas? ¿Puede alguien creer que cumplir la Ley es benéfico cuando quien la incumple no tiene castigo alguno?

Las palabras formuladas por el Magistrado no fueron una broma. A fin de cuentas, el mundo lo conocemos a través de las palabras, por eso, no se trató de un mal chiste: Se trató de un hecho de violencia hacia las mujeres expresado por un funcionario judicial encargado de impartir justicia electoral.

Por ello, la “solución” mexicana a este hecho de violencia hacia las mujeres no debe quedar sólo como una anécdota más. Debe investigarse y, en su caso, sancionarse. De lo contrario, seguiremos abonando a una cultura de impunidad contraria al Estado de Derecho que deseamos consolidar en nuestro país.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La apatía del pueblo mexicano

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Actualmente no existe ciudadanía, sino ciudadanos. Necesitamos como ciudadanía, actuar como tal. La ciudadanía es el estado en el cual a una persona se le reconocen sus derechos políticos y sociales, estos le conceden interponerse en la política del país al cual pertenece. No nos hacemos responsable de la situación en la cual se encuentra el gobierno de nuestro país, mientras que nosotros somos la causa por la cual se encuentre tan dañado el sistema político. Somos apáticos ante la política y nos referimos a esta como algo lejano a nosotros pero el hecho de que no nos involucremos, perjudica a la sociedad. Los gobernantes han ido tomando ventaja debido a nuestra indiferencia y ahora que se exponen casos de corrupción, criticamos el suceso pero no hacemos algo al respecto. Esto provoca que nosotros aportemos a estas situaciones, al no quejarnos de las acciones de los gobernantes y al no castigarlos por ello.

Somos apáticos ante la política y nos referimos a esta como algo lejano a nosotros pero el hecho de que no nos involucremos, perjudica a la sociedad. Los gobernantes han ido tomando ventaja debido a nuestra indiferencia y ahora que se exponen casos de corrupción, criticamos el suceso pero no hacemos algo al respecto.

Realmente los ciudadanos somos responsables de la corrupción que existe en el país. Si nosotros, como ciudadanos estuviéramos vigilando y le exigiéramos a nuestro gobernante que éste mismo haga su trabajo como debe, se disminuirá el problema. El obstáculo de esta situación es que el pueblo mexicano le da el poder a los gobernantes de hacer su trabajo de la forma que ellos elijan, esta puede ser buena o mala ya que no tendrán ninguna consecuencia de parte tanto de la sociedad como de los medios. Debemos dejar de darle importancia a los partidos y a las celebridades para aportar más a la discusión política. Al hacer esto estaremos exigiendo más a las personas con cargos públicos y estos harán su trabajo de una forma en la cual nos favorezca a nosotros como sociedad.

Debemos dejar de darle importancia a los partidos y a las celebridades para aportar más a la discusión política. Al hacer esto estaremos exigiendo más a las personas con cargos públicos y estos harán su trabajo de una forma en la cual nos favorezca a nosotros como sociedad.

La corrupción no es un problema que se pueda frenar desde el gobierno, tiene que venir desde nosotros ya que esto se ha ido desenvolviendo debido a nuestra indiferencia y a la falta de sanciones. El obstáculo de esta situación es que esperamos que el gobierno termine con la corrupción cuando en la realidad el problema no puede solucionarse desde la raíz de este. Para que la corrupción se elimine es necesaria una ciudadanía participativa pero sobre todo educada políticamente. Estas son las razones principales por las cuales la corrupción ha agarrado tanta fuerza en el país.

Requerimos que los ciudadanos actúen como una ciudadanía pero sobre todo, asimilar lo siguiente: Si no exigimos que las cosas cambien, no cambiaran. Si no le ponemos un alto a los gobernantes, no pararan. Si no frenamos la corrupción, nunca terminara.

Si no nos involucramos en la política, no mejorará.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La indiferencia del pueblo mexicano hacia la política

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El problema del pueblo mexicano es la falta de interés que tienen por la política. Tanto los jóvenes como los adultos están más interesados por los partidos de fútbol o por la vida de las celebridades que no tienen ni la menor idea de lo que sucede en su propio país. Esto no es solamente culpa de los ciudadanos, sino de los medios, ellos eligen poner temas sobre quien gano el partido o que celebridad se casó que hablar sobre las leyes que se reformaron o aprobaron en el congreso.

Los medios deciden que temas les favorecen y sola hablan de política para crear polémica. Ellos eligen a que le dan más publicidad y evidentemente les conviene abarcar y evidentemente van primero los temas deportivos o sociales que los temas políticos, debido a la ciudadanía a la que le proporcionan información les interesan más estos temas.

El dilema de esta situación es que al exigirle más a un director técnico o a un jugador de futbol, le damos el poder a los gobernantes de hacer su trabajo de la forma que ellos elijan, esta puede ser buena o de mala ya que no tendrán ninguna represalia de parte tanto de la ciudadanía como de los medios.

Esto ha afectado en tal magnitud que las personas se quedaron en la comodidad de solamente abordar temas sin verdadero impacto. Hablan y conocen más tanto a las celebridades como a los jugadores de su equipo favorito. Es impresionante el hecho de que las personas realmente no estén conscientes ni de quien es su diputado local pero que ellos te puedan decir hasta el remplazo del portero de su equipo. Las conversaciones de las personas entre sus familiares, amigos o compañeros abarcan estos temas debido a que se consideran como temas quizás con mayor importancia para estos individuos. Lo podemos notar con el simple hecho de que las personas les exigen más a los futbolistas que a los gobernantes, alcaldes, diputados e incluso a su presidente. Es más común escuchar a la gente exigiendo y reclamando errores que cometió el equipo de futbol en un partido que escuchar a individuos discutiendo de las personas con cargos públicos sobre las cosas que ha hecho mal o incluso bien.

Es impresionante el hecho de que las personas realmente no estén conscientes ni de quien es su diputado local pero que ellos te puedan decir hasta el remplazo del portero de su equipo. Las conversaciones de las personas entre sus familiares, amigos o compañeros abarcan estos temas debido a que se consideran como temas quizás con mayor importancia para estos individuos.

La política se ha tomado como un tema no agradable, e incluso se escuchan comentarios diciendo que la política y la religión no se deben de tocar porque cada quien defiende su punto de vista en forma extremista, consideran el color blanco o el negro, sin intermedios y esto crea una discusión en lugar de un análisis. Son pocas las personas que hablan de política y el problema de cuando este especifico tema se abarca es que la mayoría de los ciudadanos hace opiniones sin fundamentos debido a que es mínima el área de la población que realmente está informada y que puede hacer opiniones con argumentos que los respaldan.

El dilema de esta situación es que al exigirle más a un director técnico o a un jugador de futbol, le damos el poder a los gobernantes de hacer su trabajo de la forma que ellos elijan, esta puede ser buena o de mala ya que no tendrán ninguna represalia de parte tanto de la ciudadanía como de los medios. La sociedad necesita dejar de darle importancia a los partidos y a las celebridades y aportar más a la discusión política. Al hacer esto estaremos exigiendo más a las personas con cargos públicos y estos harán su trabajo de una forma en la cual nos favorezca como ciudadanía.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”