#NoFueTuCulpa

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En un clima de luto, el día de ayer acudimos a tomar las calles de Nuevo León para alzar nuestras voces de indignación ante un caso más de feminicidio en nuestro país: el caso de Mara Castilla.

Con los gritos de: “Ninguna agresión sin respuesta, la calle y la noche también son nuestras” “ni una menos, vivas nos queremos” y “Mara hermana, tu muerte será vengada”, mujeres y hombres nos unimos haciendo uso de uno de los mecanismos sociales de defensa de los derechos humanos más comunes: la protesta.

“Las mujeres estamos hartas de vivir con miedo, inseguras del machismo, de la institucionalización de la impunidad”, así leía el cartel que convocaba a una de las marchas que se llevaron a cabo a lo largo del país.

Tomamos las calles para hacer eco de nuestras voces y hacer exigibles nuestros derechos.

Porque no sólo ha sido Mara, son las más de 50 mujeres asesinadas por razones de género en nuestra entidad, es aquella terrible estadística que lanza The Geneva Declaration (2015) estimando que alrededor del mundo suceden 60 mil feminicidios por año, y es la región latinoamericana aquella con las mayores tasas.

Y son aquellas voces silenciadas, víctimas de la violencia machista a las que ya no podemos hacer oídos sordos. La visibilización de los casos es importante para dar a conocer el peso de la problemática, algunos casos han sido más mediáticos que otros (las razones son cuestionables) pero todos igual de importantes, todos igual de dolorosos.

“Queremos que nos dejen de tratar como ciudadanas de segunda clase” comentaba una de las activistas al finalizar la marcha en el centro de Monterrey, Nuevo León.

Necesitamos que las alertas de género se conviertan en mecanismos eficaces y logren trascender su parte discursiva, jueces y fiscales que laboren con perspectiva de género, ciudadanía bien informada que no re victimice a las víctimas, programas y políticas con enfoque de derechos humanos con mayores tintes de prevención y de atención a la capacitación y educación en materia de nuevas masculinidades.

Por último, hablar de estos temas no es moda, las cifras demuestran un escenario adverso para nosotras. Aún hay mucho por hacer: “disculpe las molestias: nos están matando”.