La Taquería

Sergio González Rodríguez: ‘Estamos contemplando la crisis integral de las instituciones Publicas en México’

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México ha perdido a una de sus voces más importantes dentro del periodismo y la literatura en una etapa en la que era imprescindible. Si el presente vislumbra un futuro complicado para el país, los libros de Sergio González Rodríguez ayudan a comprender nuestra terrible actualidad a través de un pasado que no deja de actualizarse.

En octubre de 2015, Sergio vino a Monterrey para presentar su libro Los 43 de Iguala. México: verdad y reto de los estudiantes desaparecidos. Meses atrás había leído Campo de Guerra, por el que se hizo acreedor del Premio Anagrama de ensayo 2014 y tuve la oportunidad de entrevistarlo por su generosidad de otorgarme 10 minutos después de que ya había concluido su tiempo de prensa.

Campo de Guerra analiza el problema geopolítico en México y su relación con Estados Unidos en la guerra contra el narcotráfico, por eso mismo me pareció imposible no relacionarlo con el libro que estaba presentando, una estupenda crónica e investigación sobre lo ocurrido en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014.

Revivo esta entrevista con la intención de recordar algunas ideas – de tantas – de Sergio González Rodríguez derivadas de algunas preguntas torpes que le hice. Desearía no hacerlo alrededor de esta terrible noticia que nos afecta a todos, porque a partir de hoy nos hemos quedado, como ya lo dije, sin una de las voces más importantes dentro del periodismo, que investigó y denunció los feminicidios en Ciudad Juárez y por eso Roberto Bolaño lo incluyó en su libro 2666 con su nombre original, por el simple hecho de ser el periodista que investigó los crímenes.

¿De qué forma el contexto que rodea a la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón influyó en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa?

La vinculación que señalas es, desde luego, cierta. Campo de guerra es un estudio geopolítico, es un informe sobre la situación geopolítica de México y tiene como centro de la investigación la guerra contra el narcotráfico que se realizó en México entre el año 2007 y 2012, y el caso del libro actual, un año después, los 43 de Iguala, es un estudio de caso donde se documentan los asuntos que estaban planteados, algunos de ellos a nivel teórico, otros empíricos y se explica por qué pudo darse este episodio tan atroz. Yo creo que sí hay una continuidad en la investigación, en la documentación, pero sobre todo, en la comprobación de las tesis que manejé en Campo de Guerra.




A partir de lo que pasó en Iguala aquella noche, ¿cómo inicias la investigación que se materializa en este libro?

Creo que como todos los que escuchamos las noticias, al principio teníamos datos muy aislados y versiones muy poco claras de lo que había sucedido esa noche; a la fecha seguimos preguntando qué es lo que sucedió realmente. Yo lo que traté de hacer desde el principio es responder estas preguntas en vez de circular información sobre los hechos, circulaban versiones a favor o en contra, es decir: se estableció una narrativa de buenos contra malos que fue la que persistió a lo largo de los meses contra la idea de reducir los hechos a una simple visión de partidarismo, por una u otra parte es lo que yo trato de contradecir porque lo rechazo en mi libro; trato de proporcionar los elementos informativos y documentar los diversos niveles que confluyen en la tragedia de esa noche.

Esteban Illades, editor de la revista Nexos, tituló uno de sus reportajes sobre el tema: El polvorín que nadie olió, ¿crees que realmente nadie estaba al tanto de lo que sucedía en Guerrero, en Iguala?

Está demostrado por las propias declaraciones gubernamentales que sí existía información al respecto, no solamente a nivel de información de inteligencia por la coordinación de Seguridad Nacional, que es el organismo de inteligencia del Estado Mexicano, sino también se sabe por las propias declaraciones de las autoridades que estos hechos estaban siendo monitoreados, no solamente por las instituciones de la seguridad pública, también por la oficina de la presidencia y las distintas corporaciones policiacas de distintos niveles.

En el momento de los hechos se tuvo un conocimiento en tiempo real de lo que estaba aconteciendo, de manera que hablar de algo que no se previó, es más bien hablar de irresponsabilidad gubernamental para responder a tiempo sobre este asunto. Hay que considerar que también en el ejército y la marina tenían conocimiento sobre estos hechos y sus agentes están en actuación permanente, no solamente los que están destacamentados por razones de combate al narcotráfico, también las organizaciones de inteligencia estaban absolutamente al tanto de todo lo que iba a suceder y sucedió esa noche.

 

¿De qué forma podemos relacionar a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a sus padres, a sus familiares, con lo que en Campo de guerra denominas como la “Anamorfosis de la víctima”?

Así es. El problema aquí es que estamos contemplando un país donde todos somos víctimas reales o potenciales del crimen organizado y fuerzas armadas o corporaciones policiacas, es un estado “Alegal”, como menciono en Campo de guerra, un “An-Estado”, que quiere decir: contra y fuera de la legalidad y que simula defender la ley.

Este asunto es muy claro, es una Normal tradicionalmente opuesta al gobierno y al estado mexicano y en los últimos años se ha radicalizado esta postura y su actitud ha sido cada vez más beligerante en confluencia con otros grupos como los anarquistas que tienen alcance internacional y actúan en México; esto hizo que el año anterior tuviéramos una efervescencia muy fuerte contra el Estado y contra el Gobierno en México, no sólo el Federal, sino también con los municipales y estatales, de modo que tenemos que encuadrar estos fenómenos de una manera más amplia, más allá del reduccionismo a hechos aislados de nota roja o un hecho excepcional o esporádico como se llegó a decir. Estamos contemplando en la noche de Iguala una atrocidad que esperamos nunca se repita, la crisis integral de las instituciones Publicas en México.




Recordamos el caso de Radilla Pacheco y vemos la influencia que tuvo para que hubiera cambios en la Constitución sobre el procedimiento e investigación de los desaparecidos, ¿vislumbras al caso de los 43 estudiantes como posible detonador de cambios en las leyes?

Creo que tenemos la legislación suficiente, tenemos las normas constitucionales ya inscritas en el derecho convencional internacional que atañe  a la defensa de Derechos Humanos en México y lo que no tenemos es el cumplimiento de estas normas constitucionales. Yo creo que el caso de Iguala nos debe llevar a exigir el cumplimiento de estas.

Es inaceptable que el ejército mexicano nos explique que no intervino porque hay una limitación de tipo legal: sólo interviene el ejército a petición de la autoridad civil y creo que este es un error porque la constitución indica que el poder ejecutivo, y en este caso las fuerzas armadas son un ramo del poder ejecutivo, están responsabilizadas, son las garantes del respeto a los Derechos Humanos y no es posible que no expliquen con una razón procedimental la vulneración a derechos constitucionales, esto es lo que no podemos aceptar.

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