Este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 25N, nos obliga a mirar de frente las historias de quienes han sido víctimas de un sistema que las abandona, las criminaliza y, muchas veces, las olvida. El caso de Esmeralda, una adolescente de 14 años víctima de violencia sexual y revictimización institucional, es un ejemplo doloroso de cómo el Estado y la sociedad siguen fallando a las mujeres en México.
En este contexto, las cifras que rodean la violencia de género son más que números: son una evidencia de la deuda histórica que arrastramos. Globalmente, 1 de cada 3 mujeres experimenta violencia física o sexual en algún momento de su vida, y cada 10 minutos una mujer es asesinada. En México, el 70.1% de las mujeres mayores de 15 años ha sufrido algún tipo de violencia, y casi la mitad ha sido víctima de violencia sexual (49.7%). No es normal que el 90% de los abusos sexuales contra niñas sean cometidos por familiares o personas cercanas, ni que México ocupe el primer lugar en embarazos adolescentes entre los países de la OCDE, con casi 1,000 nacimientos diarios en menores de 19 años. Estas cifras no son inevitables, son el resultado de un sistema que perpetúa la desigualdad y la violencia.
El 25N nos invita a recordar que la violencia de género no es un problema individual, sino estructural, y que detrás de cada cifra hay historias como la de Esmeralda. Aunque su caso parece haber llegado a una conclusión con la desestimación de los cargos en su contra, sigue siendo un recordatorio de que, para muchas otras mujeres, niñas y adolescentes, la justicia no llega. Es precisamente por ellas que este día importa.
El Caso de Esmeralda: Un Ejemplo de Criminalización y Revictimización
Esmeralda fue violada por un primo tres años mayor que ella. Sin saber que estaba embarazada, tuvo un aborto espontáneo y acudió al hospital buscando ayuda médica. En lugar de recibir apoyo, fue denunciada por el personal de salud y acusada de homicidio doloso por la Fiscalía de Querétaro, que no solo pidió tres años de prisión para ella, sino que exigió que pagara más de 500,000 pesos como “reparación del daño” al agresor. Este acto de revictimización extrema es una evidencia del machismo que no solo vive en los agresores, sino también en las instituciones que deberían proteger a las víctimas.
El trato que recibió Esmeralda refleja las profundas fallas de un sistema de justicia insensible y prejuicioso. En lugar de investigar a su agresor, la Fiscalía centró sus esfuerzos en construir un caso contra ella, ignorando su calidad de víctima y violando principios fundamentales de justicia y derechos humanos. No se respetó el principio del interés superior de la niñez, no se realizaron peritajes especializados, y la actuación de las autoridades estuvo plagada de prejuicios y estigmas.
La Indignación Colectiva que Despertó un Cambio
El caso de Esmeralda se volvió viral, generando una ola de indignación que llegó al poder ejecutivo federal. La presidenta Claudia Sheinbaum y Citlalli Hernández, secretaria de las Mujeres, intervinieron directamente, exigiendo que la Fiscalía de Querétaro desestimara los cargos. Bajo esta presión mediática y política, el fiscal general anunció que se retirarían todas las acusaciones contra Esmeralda.
Sin embargo, este desenlace no borra el daño causado. Esmeralda enfrentó un año de criminalización y mensajes de odio que dejaron marcas profundas en su vida. Su caso no se resolvió gracias a la voluntad del sistema, sino al trabajo de su equipo de defensoras, como Adax Digitales, y a la indignación conjunta de la sociedad. Esto nos deja una pregunta fundamental: ¿qué pasa con las niñas, adolescentes y mujeres cuyos casos no llegan a los titulares?
El 25N: Justicia para Todas, No Solo para las Visibles
Aunque el caso de Esmeralda haya concluido, su historia nos recuerda que, para muchas otras mujeres, niñas y adolescentes, la justicia sigue siendo inaccesible. El 25N importa porque evidencia que el problema no es solo la violencia individual, sino un sistema que perpetúa la desigualdad, criminaliza a las víctimas y protege a los agresores.
Esmeralda representa a los miles de niñas y adolescentes que enfrentan violencias múltiples en México: abusos sexuales por parte de familiares, falta de acceso a educación sexual, criminalización del aborto, y un sistema de justicia que las revictimiza. Solo 1 de cada 10 mujeres en México denuncia una agresión, y la mayoría de quienes lo hacen enfrentan el mismo trato que Esmeralda: cuestionamientos, desprecio y negligencia.
La Lucha que Nos Deja el Caso de Esmeralda
El caso de Esmeralda nos deja reclamos claros y urgentes:
- Educación sexual integral: Es imprescindible garantizar que todas las niñas, niños y adolescentes tengan acceso a información que les permita prevenir abusos y ejercer sus derechos. La falta de educación perpetúa la violencia y la vulnerabilidad.
- Despenalización del aborto: Querétaro y otros estados deben homologar su legislación con los criterios de la SCJN, que desde 2021 estableció que ninguna mujer puede ser criminalizada por abortar. La penalización no solo viola derechos humanos, sino que también perpetúa la persecución de las víctimas.
- Justicia con perspectiva de género: Las fiscalías deben ser capacitadas para garantizar que las víctimas no sean revictimizadas. Es fundamental que operadores de justicia actúen con sensibilidad y respeto a los derechos humanos.
- Protección integral para las víctimas: El sistema debe ofrecer apoyo, seguridad y reparación integral, no criminalización ni linchamientos mediáticos.
El 25N No Termina Aquí
El caso de Esmeralda es un recordatorio de que el 25N no es solo un día para reflexionar, sino para exigir. La justicia no puede depender de la viralización de un caso ni de la presión política. Debe ser un derecho garantizado para todas las mujeres, niñas y adolescentes, sin importar su contexto o visibilidad.
En este 25 de noviembre, Esmeralda nos recuerda que la lucha contra la violencia de género es una deuda pendiente. Porque, aunque el sistema falló a Esmeralda, no podemos permitir que siga fallando a todas las demás.