Implementación de un jurado en nuestro sistema procesal: ¿Opción viable y necesaria?

Comparte este artículo:

Desde el año 2008, en virtud de la notoria ineficiencia y corrupción del sistema procesal mixto empleado desde hace tiempo en nuestro país, se optó por iniciar un camino para modificar dicho sistema por uno de carácter acusatorio. Actualmente, se ha llegado al plazo límite en el que cada entidad federativa debió haber adecuado todos los elementos necesarios para que estos se acoplasen con las reformas planteadas.

Aspectos que radican desde la óptima capacitación de la policía, hasta la creación de nuevos espacios donde puedan llevarse a cabo los juicios orales, constituyen algunas de las piezas imprescindibles para asegurar la correcta aplicación del proceso de carácter garantista e igualitario que se decidió poner en marcha.

No obstante, luego de haberse cumplido el plazo para que cada estado modificara todo lo necesario, valdría la pena hacerse la pregunta: ¿Se incluyó todo lo necesario a las reformas de nuestro sistema procesal? ¿O acaso existen fundamentos que pasamos de largo y que deberíamos plantear, con el fin de acrecentar las posibilidades de éxito en lo que la administración de justicia se refiere? Dentro de las consideraciones que probablemente debieron contemplarse, considero la implementación de un jurado como una de las más urgentes; definido como una institución en la cual los ciudadanos contribuyen a la administración de justicia mediante la emisión de un veredicto que decide la culpabilidad o inocencia de un imputado en un juicio, la figura del jurado es aplicada actualmente en un diverso grupo de países (en los cuales es variable el rango de aplicación de dicha figura, por ejemplo: Brasil sólo utiliza al jurado para ciertos delitos) , entre los que son parte: España, Estados Unidos, Noruega, Escocia, Brasil, Italia, Suecia, entre otros. De esta forma, los países que cuentan con un jurado incluyen, de una forma mayor a la ciudadanía, en lo que la administración de la justicia se refiere.

Si bien hay actualmente objeciones a tal institución, bajo argumentos como la considerable posibilidad de persuadir a un grupo personas que no son precisamente conocedores del derecho, absolviendo así a individuos culpables de los delitos que se les imputan, habría que preguntarse ¿qué hay de los demás poderes de la unión? Pues se habla mucho del riesgo antes mencionado, sin tomar en cuenta que actualmente un gran número de nuestros legisladores no cuentan exactamente con una carrera afín a la creación de normas; lo siguiente tomando en cuenta que, son ellos los que pueden modificar nuestra ley suprema: la Constitución Mexicana.

Dicho esto, no se trata por otro lado, de sugerir la existencia de un poder legislativo donde imperen los conocedores del derecho y la política sobre la voluntad del pueblo, sino al contrario: habría que ampliar esa voluntad del pueblo hacia nuestro poder judicial, el cual hoy carece de democracia.

Igualmente, por el hecho de ser necesaria la progresividad de las leyes, entendiéndose esto como el llevar a cabo una reforma de proporción considerable por etapas, (tal como se llevó a cabo la transición del sistema mixto al sistema acusatorio) considero que la propuesta de crear un jurado debería implementarse por pasos, comenzando por implementar jurados para casos civiles, así como para delitos menores. Esto, con el fin de dotar a la democracia de un carácter progresivo, para que de esta forma los ciudadanos estemos más adentrados en los asuntos que nos conciernen.

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La ciencia y el Brexit

Comparte este artículo:

En estos días hemos visto a todos los politólogos y comunicadores del mundo hablar del famoso Brexit. Bien cita Hector Aguilar Camín en Milenio a Borges diciendo “La democracia es la exageración de la estadística”.

Y cierto es, al final, el peso de unos cuantos decidieron por otros, algo intrínseco de la democracia. Ahora que el resultado ya está y el ultranacionalismo está en boga hay que analizar las lecciones que nos deja.

El primer punto es el abrir el debate sobre el mecanismo de contabilizar los votos en un referéndum de tan alta importancia. El simple hecho de que Inglaterra tenga una mayor población que Irlanda del Norte, Escocia y Gales pone a estos países más pequeños en una posición inferior y aunque si bien es cierto, el voto popular británico fue quien decidió el resultado, no tomó en cuenta que el voto del galés y el inglés no está supeditado a los mismos intereses aún y siendo británicos los dos.

Otra pregunta y quizá la fundamental es conocer el “mindset” del voto. Considero que el tema del Brexit debe verse desde el punto de vista de cada británico y no del que mejor le convenga a México o a determinado país. El ciudadano británico cayó en el discurso populista nacionalista de una Bretaña para los británicos, un discurso aislacionista que en pleno siglo XXI suena arcaico y retrógrada aun y con todas las consecuencias anunciadas que esto pudiera traer según expertos y analistas de todo el mundo.

Sin embargo, respecto a esto, Jesús Silva-Herzog escribe “Los tercos quieren pintar el voto británico como la victoria de los tontos, la imposición de los ignorantes, el triunfo del resentimiento”. En su perspectiva, que me parece válida, nos hace buscar entender el razonamiento del ciudadano común, en un concepto, el rechazo a las élites y a su ciencia. Se votó contra los dominantes, fue un triunfo moral para muchos negando la realidad científica planteada por expertos.

Silva-Herzog sentencia diciendo “El desprestigio de los datos abre la puerta a las peores demagogas”, una verdad contundente que resume esa negación de los datos, ese rechazo a los economistas y su mundo, ese rechazo a los analistas de la burocracia. El apego a la identidad, el nacionalismo, la desconfianza y la inseguridad minaron las conciencias de muchos votantes a tomar tan drástica decisión.

El Brexit constituye el hecho histórico más transcendental en Europa desde la caída del Muro de Berlín. Las consecuencias no me atrevo a pronosticarlas, ni para bien ni para mal, sigo pensando que la ciencia de la economía nos dará el mejor consejo, al menos ella no está sujeta ni a votos ni al gusto de nadie.

Lo dicho, dicho está.

______________________________
– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”