¿Se puede salir de la pobreza solo con “echarle ganas”?

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La idea de que cualquier persona puede salir de la pobreza con el solo hecho de “echarle ganas” es un argumento común en conferencias motivacionales y libros de superación personal. Pero ¿es esto cierto?, ¿cualquier persona puede salir de la pobreza solo con proponérselo y “echarle ganas”? 

La realidad es mucho más compleja. Primero habría que entender que la pobreza va más allá de la falta de ingresos para atender las necesidades básicas. De acuerdo con la CEPAL, una perspectiva más amplia nos permitiría entenderla no solo como la carencia de recursos, sino como la falta de acceso a derechos fundamentales. 

En segundo lugar, nos debe quedar claro que la pobreza ha afectado histórica y diferenciadamente a ciertos grupos de la población más que a otros. El sexo, color de piel, lugar de origen o las discapacidades regularmente tienen un impacto en las oportunidades de las personas. Por ejemplo, el Colmex ha documentado que, en México, las personas de piel oscura tienen menos posibilidades de salir de la pobreza que las personas de piel más clara. 

En el mismo sentido, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias señala que en México 74 de cada 100 personas que nacen en la base de la escalera social no alcanzan a salir de la pobreza en toda su vida, situación que se hace especialmente más compleja si estas personas tienen piel oscura o son mujeres. 

Las personas que viven en condiciones de pobreza más graves son también aquellas que pertenecen a grupos que históricamente han sido discriminados, segregados y violentados. La pobreza es una de las muchas consecuencias que tiene la desigualdad ocasionada por la discriminación sistemática y estructural que viven millones de personas en el mundo. Además, responde a una herencia intergeneracional de desventajas que continúan reproduciéndose en el tiempo, convirtiéndose en una barrera importante entre las ganas de salir adelante y la falta de oportunidades. 

La próxima vez que leamos o escuchemos el argumento de que las personas son pobres porque quieren, valdría la pena cuestionar de dónde vienen esas ideas; lo más probable es que encontremos a alguien que, desde su privilegio, no ha volteado a ver a las más de 700 millones de personas que diariamente se esfuerzan por no ser consumidas por la pobreza.

No hay soluciones rápidas para acabar con la pobreza. Es necesario el trabajo colaborativo de países, empresas y sociedad civil; trabajar para implementar leyes y políticas con perspectiva de derechos humanos, encaminadas a disminuir las desigualdades y fortalecer la justicia social con un enfoque diferenciado e interseccional. En la medida en la que las desigualdades se hagan menores, todas las personas podrán acceder a mejores condiciones para el disfrute de sus derechos humanos. 

Alerta, el coronavirus generará millones de pobres en México

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Esta columna es parte del análisis que realizamos en Reporte-19, un producto de Altius Consultores para orientar en la toma de decisiones. Para consultar el reporte completo entra a https://bit.ly/Reporte19

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presentó el estudio “La política social en el contexto de la pandemia por el virus COVID-19 en México”.

Anticipa aumentos en la pobreza por ingresos, la pobreza laboral y el riesgo de que grupos de ingreso medio enfrenten condiciones de pobreza, al no haber políticas dirigidas a ese segmento.

El instituto señala que la pobreza podría incrementarse en un aproximado de 7.9% (entre 8.9 y 9.8 millones de personas). Por su parte, el número total de personas en situación de pobreza extrema aumentaría entre 4.9% y 8.5% (6.1 y 10.7 millones de personas).

Esto no son cifras menores, estamos hablando que aproximadamente el 15% de la población total del país pasará a una situación de pobreza o de pobreza extrema. Es decir, habría un incremento de casi un 50% en el número total de personas en pobreza (considerando que en 2018 el porcentaje de pobres era del 42%).

Para tratar de evitar esta que es a todas luces una tragedia social, el Coneval propone un aumento en el gasto social de hasta 1,2% del PIB (137,288 millones de pesos) para ampliar y fortalecer las medidas emergentes desplegadas a partir de los programas prioritarios, mejorar su capacidad operativa y asegurar una focalización adecuada.

El organismo concluye poniendo el dedo en la llaga y es que señala la falta de medidas por parte del gobierno federal para quienes han perdido su fuente de ingreso y para los sectores urbanos más expuestos.

Llama la atención la falta de flexibilidad que ha demostrado el Presidente López Obrador, pues en lugar de diseñar medidas emergentes focalizadas a la población y zonas que más sufrirán los efectos económicos, parece instalado en el mismo discurso y programas que tenía antes de la pandemia.

La afectación a la población de ingreso medio podría ser particularmente aguda, pues al no existir programas o redes de apoyo focalizadas a este segmento, el riesgo de caer en pobreza aumenta.

A mayor vulnerabilidad, mayor afectación. De ahí que cobre relevancia la discusión del Ingreso Único Vital que se está promoviendo en la Cámara de Diputados para otorgar transferencias por tres meses a las familias más vulnerables.

Este ingreso está siendo apoyado por la oposición a Morena (PAN, MC), pero está sumando cada vez más legisladores y organizaciones de peso como el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Nosotrxs y Oxfam México.

Siendo el de Morena un gobierno que ha puesto el énfasis en poner primero a los pobres y a las transferencias directas a grupos vulnerables, en principio sería extraño que hubiera una negativa a una medida de esta naturaleza, pero el factor político podría terminar pesando más.