#HojadeRuta: “72 años de V-E Day: Reflexiones para el mundo”

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¿Qué tan lejos está la guerra, el estruendo de la bomba, la quietud de cuerpos muertos? ¿Cuántas películas, libros y documentales después que nos acercan al gas letal y las playas de marea roja?

Esta semana se cumplieron 72 años de la rendición de la Alemania Nazi, el día 8 de mayo, conocido como el Día V-E, o de la victoria en Europa. La máxima guerra que ha conocido la humanidad: en muertes, en costo, en producción, en extensión, en romper la historia.

Las muertes derivadas del conflicto se estiman entre 50 y 85 millones de personas. Nunca habrá de saberse de cierto. Recuerdo que en la adolescencia solía pensar que era demasiado el material sobre la segunda guerra: de Casablanca al Soldado Ryan, las historias parecían inagotables. Pasa el tiempo y las ideas sobre uno y empieza a comprender cosas como la paradoja del máximo conocimiento y proezas técnicas del ser humano puestas al servicio de su propia destrucción. El odio ciego, inconmensurable que existe detrás de una creencia como la supremacía racial.

Caminé en silencio las playas de Normandía donde quedan como piezas arqueológicas los bunkers de batería anti aérea alemana que resistieron el desembarque aliado (la mayor operación marítima jamás intentada) como caparazones secos que no reciben más que el rumor de las olas.




Vi los gigantescos muelles flotantes donde fueron colocadas tropas, tanques, armas y vehículos; mismos que hoy están encallados a unos metros de la playa, como esqueletos de bestias innombrables. Alguna vez escuché los solemnes lamentos desde el anillo roto que conmemora los 900 días y 900 noches del cerco de Leningrado, donde las fuerzas nazis aprisionaron a una ciudad entera por casi tres años que en medio del frío más crudo sufrieron de hambre y la violencia a escalas casi imposibles de imaginar.

Decía el gran Eric Hobsbawm -considerado por muchos como el más sabio historiador del siglo XX- que hay un grave riesgo en perder la conexión con el pasado público: ese que está compuesto por los sucesos que moldearon la realidad que hoy nos toca transitar, pues al vivir en una suerte de presente perpetuo, se corre el grave riesgo de olvidar las duras lecciones, incluso banalizarlas y caer en el mayor riesgo posible: el de creer desterrados los males y sombras que dieron pie al nefasto episodio.

Hoy que la ultra derecha despide tufos fascistas y avanza en distintas partes del globo; hoy que se acusa a una religión de ser inspiración y causa de terrorismo; hoy que el racismo y xenofobia muestran que estuvieron guardados por largo tiempo y vuelven como Pedro Páramo, siendo rencores vivos; hoy es de vital importancia comprender que múltiples riesgos acechan, y que solo pueden ser contrarrestados con fuertes dosis de humanismo, tanto en las ideas, como en la realidad de los millones y millones que viven en precariedad, o que sienten perdida la bonanza que alguna vez conocieron.

Decía Asimov que la única guerra que la humanidad puede permitirse es aquella contra su propia extinción, por lo que hoy habrá que luchar contra el hambre, la injusticia, la violencia, la intolerancia, el racismo, la desigualdad, la miseria, la discriminación. Ahí está la batalla que nos toca.




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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

#HojadeRuta: “Entre la República y la pared”

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La elección francesa resulta de altísima relevancia para el globo entero. Tras la primera vuelta, el candidato de centro-izquierda Emmanuel Macron y la candidata de extrema derecha Marine Le Pen se medirán en las urnas nuevamente el próximo 7 de mayo.

Dos fenómenos destacan: la creación de un “frente republicano” y la profunda división que dibujan los resultados electorales de la primera vuelta, en un reflejo que sigue en línea con los fenómenos de populismo, xenofobia y nacionalismos de extrema derecha que se han presentado recientemente en casos como Inglaterra y Estados Unidos.

La idea misma del “Frente Republicano” es fundamental: al llegar a una segunda vuelta, las fuerzas derrotadas negocian su apoyo con alguna de las dos opciones en competencia, comprometiendo agendas concretas y formando lo que se conoce como gobierno de coalición, pero es tal la percepción de amenaza que representa Marine Le Pen para el corazón de Francia, que la mayoría de las fuerzas políticas han manifestado su apoyo a Macron, no porque crean en su liderazgo o proyecto, sino porque consideran que es un momento de emergencia, un deber republicano evitar una victoria del Frente Nacional.

Este escenario ya se había presentado en 2002, cuando Jean-Marie Le Pen (padre de Marine) llegó a la segunda vuelta contra el conservador Jacques Chirac. En aquél momento el sistema político en su conjunto se unió creando un frente común que resultó en una victoria de Chirac con 82%. Pero las cosas han cambiado mucho desde entonces, y así lo revelan los resultados de estas elecciones: por primera vez desde la posguerra, ninguno de los dos partidos principales de Francia (Socialistas y Republicanos) lograron colocar un candidato en la segunda vuelta, lo que habla de una sacudida considerable al establishment y un sentimiento generalizado de decepción y búsqueda de cambio, aunque se exprese de muy distinta manera.




En su análisis, el diario británico The Guardian calificó los resultados electorales como “un golpe de realidad”, al mostrar lo profundamente fracturado que se encuentra el país: el Frente Nacional ganando importantes franjas de las zonas desindustrializadas del norte, el este y el sur; mientras que Macron ganó el oeste.

Tal como sucedió en la elección de Trump, la opción de extrema derecha encontró mayor fortaleza en poblaciones pequeñas y zonas rurales, mientras que Macron tuvo éxito en las ciudades cosmopolitas. Además, apunta el rotativo, Le Pen ganó 9 de los 10 departamentos con las tasas más altas de desempleo, mientras que Macron tuvo gran fortaleza en París.

Preocupante fragilidad no solo para el sistema político francés, sino para los valores que le sustentan. La idea de fuerzas políticas coincidiendo que hay un bien mayor en la idea del salvamento de la República es algo poco común y de enorme valor, aunque también puede verse desde la óptica de las élites salvaguardando la estabilidad del sistema, desde la teoría del gremio.

Preocupante fragilidad, porque los sentimientos de abandono, coraje, racismo y división van creciendo envueltos en el nocivo nacionalismo que enarbola Le Pen.

En el fondo del debate encontramos que el mundo-sistema del capitalismo global deja decepción, desesperación y ultimadamente un sentimiento de abandono, de pérdida de privilegios. La paradoja es que ante la falta de alternativas políticas (que son, a fin de cuentas, visiones del mundo) la extrema derecha se nutra de la precarización y coraje de las clases trabajadoras que sienten el suelo resquebrajarse bajo sus pies, y culpan primero al mísero migrante o la supuesta amenaza a su identidad que a la hiriente concentración de la riqueza y desigualdades que por décadas han venido expandiéndose.




Aunque la lógica indica que Le Pen será derrotada, la realidad es que su movimiento ha ganado terreno, y mucho. Francia es una alarma más para el mundo entero, pues perversas ideas que se creían desterradas, comienzan a abandonar las tinieblas donde por largo tiempo se ocultaron.

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Elecciones Estados Unidos: entre la unión y división

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Por fin ha llegado el día, las elecciones de Estados Unidos son hoy. Hoy los ojos del mundo están sobre los votantes estadounidenses, que acuden a las urnas para elegir al próximo mandatario o mandataria de uno de los países más importantes del mundo.

Esta elección ha sido una de las más desgastantes para los estadounidenses, la mayoría ya quieren que acabe. Sea cual sea el resultado, el proceso electoral ha dejado entre ver muchos de los problemas sociales de Estados Unidos.

Para los ojos de muchos, Estados Unidos es el ejemplo de una nación perfecta, para mí nunca lo ha sido, cabe aclarar.

Con estas elecciones, básicamente Estados Unidos se ha vuelto esa familia millonaria que parece perfecta por fuera, pero de la nada todo el mundo se da cuenta que tienen serios problemas por dentro.

La Unión Americana sale de estas elecciones como una nación dividida, un país que sufre de racismo exagerado, que tiene una población ignorante y que desconoce la realidad del mundo.

El día de ayer salieron dos mapas muy interesantes, uno en el Southern Poverty Law Center y el otro en el afamado periódico, New York Times. Uno habla de los grupos de odio en Estados Unidos y donde están situados, el otro de donde se concentra la población blanca con o sin educación universitaria, los números son tenebrosos.

 




En Estados Unidos existen 892 grupos de odio, en estos se incluyen a los diferentes capítulos del Ku Klux Klan, grupos anti migrantes, anti musulmanes, anti afroamericanos, grupos Neo Nazi y ligas neo confederadas (en pro de una división de los estados de sur y norte de Estados Unidos).

El número de grupos había comenzado a disminuir a partir del 2011, año en el que existían 1,018 grupos. A partir de la postulación de Trump en el 2015 como pre candidato y luego cómo candidato del Partido Republicano, y además su discurso de odio contra las minorías, han ayudado a que la membresía y el número de grupos de odio crezca.

Gran parte de estos grupos están conformados por un sector de la población que se siente olvidada. Un sector que es ignorante y no tienen una educación universitaria en su mayoría. Los últimos años han sido difíciles para esta gente, muchos afirman que de ganar Hillary Clinton no saben que harán los próximos cuatro años, y peor aún otros dicen que comenzarán una revolución o una nueva Guerra Civil.

 




Comparando los mapas, podemos ver que la mayoría de los grupos de odio se concentran en sectores donde proliferan los blancos sin educación universitaria.

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Esta población, blanca, con poca educación académica es donde Trump ha encontrado a sus clientes. Trump ha sabido beneficiarse del odio que tiene esta población hacia los musulmanes, los migrantes y los afroamericanos, para sacar a la luz, un movimiento político que tiene muchos años en crecimiento en la Unión Americana.

Trump con sus discursos de odio, ha apostado a que este sector de la población estadounidense le dará la victoria, o por lo menos ayudará a sus intereses en el futuro.

Ciertamente, Hillary Clinton ganará las elecciones de hoy. Pero llega a la Casa Blanca con un país dividido y con poca gobernabilidad. Definitivamente será todo un reto para Clinton, y lamentablemente dejará a un lado temas esenciales y de urgencia, por tratar de unir a un país que lleva años dividido.

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Trump: ¿libertad de expresión o campaña de odio?

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En algún momento de la actual campaña presidencial de Estados Unidos, hemos tenido la fortuna/mala suerte de haber escuchado al precandidato republicano Donald Trump. Hemos escuchado su habilidad para insultar a grandes grupos de personas en menos de tres oraciones. Ha ofendido a discapacitados, reporteros, musulmanes, afroamericanos, asiáticos, mexicanos, prisioneros de guerra, a sus competidores; la lista sigue y sigue.

¿Cuál ha sido la respuesta de los estadounidenses? El país se encuentra dividido, por un lado aquellos que se oponen a su ideología, ya sea porque el candidato los ha insultado de alguna manera o porque sus declaraciones les parecen extremas e innecesarias. Por otro lado están los que no solo apoyan a Trump, sino que han encontrado en él un modelo ideal para liderar a Estados Unidos. ¿De dónde sale este apoyo? Las respuestas varían entre sí, si su experiencia en negocios les da seguridad, la cual es solo una idea falsa porque Trump ha sufrido varias bancarrotas en su emporio hotelero (Berke, 2015); si de plano apoyan sus políticas anti inmigratorias; o aquellos que les ha resultado atractivo su desafío a seguir lo que es políticamente correcto, o su actitud “anti-establishment”.

El punto crucial sobre la candidatura de Trump se encuentra en el impacto que su discurso político ha creado no solo en Estados Unidos, sino en el mundo entero. En suelo estadounidense se ha provocado una gran tensión, específicamente racial, entre los seguidores de Trump y la población latina, negra y musulmana.

Esta campaña para la candidatura republicana ha demostrado que Trump es un político que ni siquiera intenta ser prudente. Más bien, su campaña parece prosperar cada vez que hace comentarios insultantes y denigrantes. Trump representa a la facción que ha existido siempre en Estados Unidos, pero que ha permanecido bajo la superficie de manera latente, y también inactiva hasta cierto grado. Trump es aquellas creencias y miedos que la facción xenófoba y discriminante estadounidense siempre ha pensado pero que hasta ahora -con una imagen unificadora- no había tenido el valor para expresarse.

El punto crucial sobre la candidatura de Trump se encuentra en el impacto que su discurso político ha creado no solo en Estados Unidos, sino en el mundo entero. En suelo estadounidense se ha provocado una gran tensión, específicamente racial, entre los seguidores de Trump y la población latina, negra y musulmana.

En Gran Bretaña se llevó acabo un debate en Enero de este año, donde se discutió si se le debería prohibir la entrada a las islas británicas a Trump por su discurso de odio. Se necesitan 100,000 firmas para que un tema pueda ser llevado a discusión en el parlamento y casi 600,000 personas firmaron la petición (Kelly, 2015). Estas acciones de la población británica traen otro tema a la mesa ¿Debería haber una limitación en los comentarios de Trump? O simplemente se le debería dar rienda suelta a su discurso y dejar que siga con sus comentarios que a muchos han dejado más que molestos.

Esta campaña para la candidatura republicana ha demostrado que Trump es un político que ni siquiera intenta ser prudente. Más bien, su campaña parece prosperar cada vez que hace comentarios insultantes y denigrantes. Trump representa a la facción que ha existido siempre en Estados Unidos, pero que ha permanecido bajo la superficie de manera latente, y también inactiva…

Estados Unidos es un país que afirma ser defensor de la libertad de expresión, a final de cuentas, lo incluye en la primer enmienda de su constitución. Lo que también se menciona en la misma enmienda (Constitución de Estados Unidos, enmienda I) , es la libertad de ejercer una religión sin temor a represalias y podemos ver como esto no se ha llevado a cabo de la mejor manera. Sin embargo, ¿Hasta dónde es suficiente? ¿No es por esta libertad de expresión, que la facción xenófoba del partido republicano ha conseguido apoyar a Trump?

Actualmente en Estados Unidos vemos como no solo se ha creado una cultura de odio hacia ciertas religiones -en especial la musulmana- sino que se ha llegado a criminalizar a estas personas por el simple hecho de pertenecer a otra religión. Este debate es una peligrosa navaja de doble filo. Por un lado, en caso de que Trump siga su discurso y quede como candidato republicano puede ser una oportunidad para que el partido demócrata (quien quede como candidato), la población estadounidense en contra de Trump y el resto del mundo corte las aspiraciones de esa facción de una vez por todas. Pero por otro lado, si no se limita y en vez de poder terminar con este grupo, lo único que se logra es que Trump llegue a la presidencia. ¿Debería tener Trump un límite en su discurso? ¿O debería prevalecer ante todo la libertad de expresión?

Berke, J. (18 de agosto de 2015). Un viaje en el tiempo de la historia de bancarrota de Donald Trump. Forbes Business. Recuperado el 23 de marzo de 2016 desde: http://www.forbes.com/sites/debtwire/2015/08/18/a-trip-down-donald-trumps-bankruptcy-memory-lane/#4059fb8a75dd

Kelly, S. (Noviembre 2015). “Petición al Parlamento del Reino Unido para bloquear a Donald J. Trump de la entrada al Reino Unido.” Petición 114003. Recuperado el 24 de marzo de 2016 desde: https://petition.parliament.uk/petitions/114003

Constitución de los Estados Unidos de América, Enmienda I.

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Los enemigos imaginarios en la política exterior de Donald Trump

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Mientras Donald Trump sigue avanzando como posible candidato a la presidencia de Estados Unidos por parte del partido republicano, son cada vez más los jefes de Estado que critican sus declaraciones populistas y xenófobas. En los últimos días el presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien hasta hace poco no había hecho ningún comentario al respecto, señaló que por medio del discurso que actualmente utiliza Trump, líderes como Adolf Hitler y Benito Mussolini llegaron al poder. Además de considerar, que este tipo de declaraciones solo demuestran la falta de conocimiento que el candidato republicano tiene sobre México.

Uno de los proyectos que más ha causado revuelo dentro de la campaña de Trump, es la construcción de un muro entre Estados Unidos y México para frenar la migración de indocumentados. Sin embargo, por medio de estas declaraciones, vuelve a ser evidente la ignorancia que este candidato tiene en materia de política exterior. De acuerdo a cifras de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE), la frontera de 3,140 km es la más transitada del mundo, mientras que los estados fronterizos albergan a 83 millones, quienes en su mayoría se ven beneficiados por diversas actividades comerciales, así como el flujo de bienes y personas. Por lo que la construcción de un muro en vez de beneficiar a la economía estadounidense, como lo ha enfatizado el candidato republicano, traería consigo pérdidas importantes.

Enrique Peña Nieto, quien hasta hace poco no había hecho ningún comentario al respecto, señaló que por medio del discurso que actualmente utiliza Trump, líderes como Adolf Hitler y Benito Mussolini llegaron al poder.

Por otra parte, es importante mencionar que este tipo de declaraciones en contra de la comunidad hispana, tienen precedentes y apoyo inclusive dentro de la comunidad académica y política. Un caso ejemplar es el del reconocido académico de la universidad de Harvard, Samuel P. Huntington, quien escribió un artículo titulado The Hispanic Challenge, en el cual argumentaba que la migración de latinos amenazaba con dividir a Estados Unidos en dos sociedades, culturas e idiomas. Asimismo, no debemos de olvidar que en el año 2010 el estado de Arizona propuso la ley SB1070 o mejor conocida como la Ley Anti-inmigrantes, la cual permite a los policías interrogar a las personas que sean detenidas, sobre su estatus migratorio.

Como podemos observar, el discurso xenófobo ha estado presente en la política estadounidense desde mucho antes que Donald Trump se lanzara para la candidatura presidencial por parte de los republicanos. Sin embargo, lo novedoso del fenómeno Trump son sus propuestas incoherentes y la aprobación que estas han tenido en un sector de la población anglosajona que ha sido vulnerable a la turbulencia económica global, en la cual Estados Unidos también salió afectado. Utilizando esta misma vulnerabilidad de la población, el egocéntrico candidato, ha argumentado en contra del tratado de libre comercio de Norteamérica que ha estado en función desde la última década del siglo pasado. De acuerdo a su perspectiva, este tratado solamente ha beneficiado a México y por lo tanto si llegara a la presidencia, buscaría renegociarlo o inclusive terminarlo para garantizar un “comercio justo” entre ambas naciones. Es así como vuelve a poner entre dicho uno de los objetivos por excelencia de la política exterior estadounidense, el fomento a la globalización y al libre comercio.

…este tipo de declaraciones en contra de la comunidad hispana, tienen precedentes y apoyo inclusive dentro de la comunidad académica y política.

¿Y el resto de Latinoamérica? Durante el tiempo que lleva la campaña de Trump, realmente no ha existido alguna declaración clara sobre el resto del continente. Esto no se debe a que el candidato desconozca la región puesto que ha invertido en países como Panamá e inclusive México, además de demostrar cierto interés por hacer negocios en Colombia. No obstante, esto deja entre ver que su estrategia política la está basando en los miedos tangibles que enfrenta el sector de la población que lo apoya; siendo uno de ellos el típico estereotipo de migrante indocumentado que se ha convertido en la competencia de la clase baja y media baja anglosajona.

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Donald “El Mesías” Trump

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El día de ayer, el precandidato del partido republicano para la presidencia estadounidense lanzó su primer spot publicitario a trasmitirse por televisión, con el objetivo de sumar simpatizantes y obtener así los mejores resultados en las elecciones primarias.

El día de ayer, el precandidato del partido republicano para la presidencia estadounidense lanzó su primer spot publicitario a trasmitirse por televisión.

¿De qué trata el video? El comercial es una compilación del discurso constante que ha manejado el empresario Donald Trump durante la etapa interna de debates del partido: una crítica dura (aunque sin fundamentos claros) hacia los migrantes, los terroristas y sus adversarios demócratas. En el video, se alega que Trump es el indicado para “salvar” a Estados Unidos y reposicionar a dicho país para retomar la “grandeza” que lo caracterizaba.

En el video, se alega que Trump es el indicado para “salvar” a Estados Unidos y reposicionar a dicho país para retomar la “grandeza” que lo caracterizaba.

Sin embargo es de extrañarse que, a pesar de la crítica internacional(como la petición realizada a través de Change.org para prohibir la entrada de Donald Trump al Reino Unido debido a sus declaraciones “racistas”) o las repercusiones económicas a sus negocios (la negativa de empresas como Univisión para transmitir el programa “Nuestra Belleza”), el empresario parece salir ileso de las controversias que lo rodean al mantenerse a la delantera en las encuestas posteriores a los debates internos.

Donald Trump es un excelente mercadólogo.

A mi parecer, lo anterior podría explicarse por una serie de factores, entre los que resalto lo siguiente: Donald Trump es un excelente mercadólogo.

Para bien o para mal, el precandidato ha encontrado la manera de colocarse y mantenerse en la mente de los ciudadanos estadounidenses. Para Donald Trump bien aplica el dicho “no existe tal cosa como la mala publicidad”.

Para bien o para mal, el precandidato ha encontrado la manera de colocarse y mantenerse en la mente de los ciudadanos estadounidenses. Para Donald Trump bien aplica el dicho “no existe tal cosa como la mala publicidad”. La última encuesta realizada por CNN y la firma ORC, mostró a Donald Trump con un respaldo de 39 por ciento de los electores republicanos, logrando consolidar el mayor nivel de apoyo de los republicanos, muy por arriba de sus rivales, colocándose como el puntero de la contienda interna.

De acuerdo con Forbes, el multimillonario ha dominado los noticiarios nacionales durante los últimos cuatro meses con su “nociva campaña presidencial”. Además, su posicionamiento continuará, ya que ha declarado para CNN que planea gastar alrededor de 2 millones de dólares por semana en publicidad para sumar simpatizantes.

Pero una cosa es el éxito que ha tenido el precandidato para mantenerse entre los favoritos de su partido para contender para la presidencia, y otra cosa muy distinta es la ética detrás de su estrategia.

Algunas de sus frases más polémicas son las siguientes:

Acerca de los inmigrantes: “Cuando México manda a su gente, no manda lo mejor. Envía gente con un montón de problemas y nos traen esos problemas: traen drogas, traen crimen, son violadores”. “Es algo de “sentido común (prohibir el ingreso de los musulmanes a Estados Unidos)” “Para hacer que nuestro país vuelva a hacer grandioso, tenemos que crear fronteras, porque de otra manera no tenemos un país”

Acerca de China: “China se ha hecho con gran parte de nuestra riqueza. Se llevaron nuestros empleos. Se llevaron nuestros negocios. Se llevaron nuestra manufactura. No culpo a México, China es aún peor”.

Hilary Clinton, quien sería su principal rival por el partido de oposición, mencionó que Trump sería el “perfecto reclutador de terroristas” al señalar que su discurso sólo propiciaba la generación de más odio.

Tan sólo la semana pasada, Hilary Clinton, quien sería su principal rival por el partido de oposición, mencionó que Trump sería el “perfecto reclutador de terroristas” al señalar que su discurso sólo propiciaba la generación de más odio. Resultó que la precandidata demócrata no estaba tan errada, ya que la organización terrorista “Al Shabaab” utilizó frases del multimillonario en un video con el fin de motivar la pertenencia de musulmanes al grupo, alegando que los discursos y propuestas con tintes antimusulmanes de Trump son “sólo el inicio”.

Dicen que “odio genera odio”, y el caso de Trump parece no ser la excepción. Un discurso que condena a toda una nacionalidad, o al conjunto de una religión no es ni será la solución a ninguno de los problemas del país estadounidense.

Distintas voces llaman al empresario a no generalizar: ser musulmán no significa ser terrorista y ser mexicano no es igual a ser un criminal.

La indignación tanto de latinos en solidaridad con los mexicanos, como de musulmanes, se ha visto manifestada en redes sociales durante los últimos meses. Distintas voces llaman al empresario a no generalizar: ser musulmán no significa ser terrorista y ser mexicano no es igual a ser un criminal.

El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Libertad de Opinión y Expresión ha reconocido que las expresiones que incitan o fomentan “el racismo, la discriminación, la xenofobia y la intolerancia” son perniciosas y que los delitos de lesa humanidad con frecuencia van acompañados o precedidos de esta forma de expresión.

Ante esto, me uno a la reflexión realizada por Santiago Fourcada, columnista para Milenio Periódico, quien señala la carencia de diferencias entre los discursos terroristas y los de Trump: ambos justifican sus acciones (con tintes de violencia y discriminación) con alguna acción que consideran justa o motivaciones que catalogan como intachables.

Declaraciones como las que ha realizado el empresario Trump son delicadas y merecen la atención y la lupa internacional, vengan del lado que vengan (oriental u occidental). Desafortunadamente, resulte o no vencedor como candidato oficial del partido republicano, el daño ya está hecho, masas ya fueron provocadas y ciudadanos ya fueron desinformados.

Donald Trump también ha mencionado: “no hay odio en mi discurso, hay amor en mi discurso, queremos hacer lo que es correcto para nuestro país”. La pregunta sería: ¿qué es lo correcto?, ¿lo correcto para quién?

“Yo creo firmemente que el respeto a la diversidad es un pilar fundamental en la erradicación del racismo, la xenofobia y la intolerancia”

― Rigoberta Menchú, embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ganadora del Premio Nobel de la Paz (1992) y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional(1998)

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