Los recientes indicadores presentados por México Evalúa en su análisis Justicia a la Media para Nuevo León son un reflejo de cómo el vínculo de confianza entre la población y las autoridades se mantiene fracturada.
Y es ese punto que nos trae a este análisis. En retrospectiva, en este contexto ya habíamos transitado y superado de alguna manera, pero ¿qué nos ha pasado?, ¿se dejaron a un lado las buenas prácticas? o ¿por qué desconfiamos tanto?
México Evalúa, utilizando estadísticas del INEGI, reportó que entre 2015 y 2016 la confianza entre la policía estatal pasó de 13.1 a 5.5%, una caída significativa. Mientras que para el Ministerio Público el nivel de confianza pasó de 10.5 a 2.5%, hacia la Policía Ministerial retrocedió de 9.2 a 5.3% de un año a otro.
En la pérdida de la confianza es precisamente donde creemos que existe un área de oportunidad necesaria que atender para construir la ciudad, y el Nuevo León que necesitamos para nuestras familias. Esta confianza es la base, incluso, para que las víctimas de delitos se animen a denunciar, delimitar estrategias más efectivas y combatir la cifra negra que es superior al 90% para la entidad [Envipe 2015].
La desconfianza, no sólo nace de la percepción que comúnmente los gobernantes suelen catalogar como información poco objetiva. Y si bien es subjetiva porque es percepción, la realidad es que los índices delictivos se han incrementado según las propias estadísticas de la Procuraduría de Justicia del Estado.
Ya reportes periodísticos han evidenciado que en los 12 meses recientes frente a los últimos 12 meses del sexenio anterior, la incidencia de delitos patrimoniales y los homicidios aumentaron. En el caso de robo a negocios el incremento es de 57%, mientras que en homicidios el alza es de 33% [El Norte, octubre 04, 2016].
De estos y otros delitos de alto impacto ya se había advertido en los más recientes reportes del Observatorio Ciudadano de Nuevo León, que analiza la incidencia delictiva cada trimestre. Desde ese entonces lanzamos llamados a municipios y Estado para un trabajo conjunto e integral con el fin de reforzar la seguridad y fortalecer las estrategias en prevención de los delitos.
Así llegamos al primer año desde que el gobierno estatal y los ediles metropolitanos asumieron sus administraciones públicas. Y llegamos con los reportes del Observatorio Ciudadano de Nuevo León y el Pulso Metropolitano de Seguridad, próximos a presentar parte de organismos civiles y cámaras empresariales.
En suma, creemos que más allá del rechazo de estos análisis o la aceptación de la crítica, las autoridades deben tomar estos recursos, lanzados desde la sociedad civil organizada, como materia prima para redoblar esfuerzos en la procuración de nuestra seguridad. Desde este lado estamos dispuestos a construir comunidad para recuperar esa confianza que tanta falta nos hace.
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