En estos días, Grupo Reforma lanzó en sus diversas plataformas los resultados de sus encuestas en los estados donde hay elecciones este año. Nayarit y Coahuila, de acuerdo a Reforma, tiene al PAN en primer lugar en las preferencias.
No se han hecho esperar las críticas y el descrédito a los resultados que está ofreciendo Reforma, como lo que ha ofrecido Milenio, entre otros. Recordemos aquella campaña negativa que se le hizo a Mitofsky en 2006 y en 2012 por algunos de sus resultados.
Hace días, salió John Ackerman, este gran académico y líder intelectual del lopezobradorismo reventar a Mitofsky por no poner a la maestra Delfina en primer lugar en algunos sondeos en el Estado de México.
En general, una encuesta nunca dice la verdad. Tal como lo lee. Nunca, debido a que una encuesta es una estimación por medio de muestreos en la población. Dicho en otras palabras, las encuestas toman una parte de los votantes y se hacen inferencias a partir de dicha parte de la gente en función de todos.
Un muestreo tiene que ser representativo de la población. Existen diversos tipos de muestreos, los cuales dependen del tema, el presupuesto y el nivel técnico.
Hace años, fui invitado a hablar de este mismo tema en Frecuencia TEC donde me preguntaban sobre la fiabilidad de las encuestas para presidente de la República. Aquel día me presentaron encuestas via web, por teléfono, en Facebook, diversas plataformas en general. Hice hincapié como lo hago ahora sobre fijarnos en la metodología del encuestador.
Rara vez los periódicos abordan el tema, en primer lugar, porque las metodologías son en algunos casos, secretos industriales, debido a los algoritmos y fórmulas matemáticas empleadas para obtener los porcentajes, pero también porque no todos los ciudadanos son expertos en muestreos.
Las encuestas nos muestran una realidad que puede ser generalizable. Técnicamente, si usted hace una encuesta hoy y otra mañana a diferentes personas, tendrá resultados diferentes. El por qué radica en que aparte de que las preferencias cambian siempre existe un margen de error. Algunas encuestas lo muestran. Este margen nos dice que tan lejos está la encuesta de la posible realidad.
El gran problema de las encuestas es que los medios pueden manipularlas para influenciar a la gente o actúan por medio de lo que en política pública se llama “framing” que es ver a los medios dictando sobre qué hablar y que no. Sobre ese proceso de reconstrucción subjetiva de la realidad que hacen para que usted crea que hablar del Bronco es importante o para odiar o no a AMLO a partir de una nota.
Algunas personas hablan de las “encuestas deshonestas”, si bien, hay encuestas trucadas, creer que lo que dice hoy Reforma pasará tal cual el día de la elección es ridículo.
Las encuestas en Facebook rara vez son confiables por la metodología, ahí pueden votar hasta adolescentes o personas que ni votan en dicho lugar, que no tienen su credencial o que de plano no irán.
Las encuestas telefónicas presentan riesgos porque, aunque la muestra sea representativa de un lugar, excluye a las personas que no cuentan con telefonía fija y que desde luego votarán.
Es sumamente difícil para las encuestadoras en estos días captar la realidad porque el votante ahora se encuentra más informado y sobre todo más influenciado por su entorno social, las redes sociales, los medios, la televisión, etc.
Hace un tiempo recordemos que El Norte fue quien afirmó por primera vez que el Bronco iba arriba en las encuestas. ¿Realmente El Norte tiene la lámpara del genio para adivinar?, ¿Fue coincidencia?
Posiblemente el método estadístico que empleó El Norte fue el más adecuado, insisto, una prueba de hipótesis o un intervalo de confianza que son algunos métodos para valorar si un resultado es significativo o no, no necesariamente son 100% seguros. Cada método tiene su nivel de confianza específico y la encuestadora sabrá valorar eso.
No es porque Milenio u otras que dieron a Ivonne como puntera hayan estado equivocados o no, o jugaron “chueco”. Habrá que ver su muestreo y su metodología, quizás Ivonne si pudo haber ganado por un tiempo, quizás no. Nunca lo sabremos. En el caso coahuilense, Anaya va como puntero en una perspectiva de un lugar y momento cuando se hizo la encuesta. Lo que sí es que debemos ver a las encuestas como termómetros de la situación, no como verdades absolutas, pronósticos infalibles o la lámpara del genio que ve el más allá.
Lo dicho, dicho está.