“Tengo orgullo de ser del norte, del mero San Luisito, porque de ahí es Monterrey”, así empieza el corrido de nuestra ciudad, hablando del barrio de San Luisito, hoy mejor conocido como la colonia Independencia.
Y, como el corrido lo dice, esta colonia es parte de nuestra identidad como regios, de aquí nació Monterrey. La independencia es una colonia llena de tradiciones y de historia. Aunque en el imaginario colectivo de las y los regios se relaciona con crimen, basta con caminar unos cuantos minutos por sus calles para ver la felicidad que retumba en sus paredes, las familias compartiendo momentos entre ellos y las puertas de las casas abiertas a la comunidad. Ésa es la verdadera “Indepe”: un barrio con orgullo de ser del norte, pero que otra vez se ve amenazado por los intereses de particulares y una visión de ciudad caduca.
Enmarcado en el proyecto “Distrito Independencia” – al cual desde agosto se le asignó un comité técnico y un fideicomiso – se gesta la ocurrencia de construir una avenida de 4 carriles por sentido para conectar el centro de Monterrey con el sector de Valle Oriente, en San Pedro Garza García. Es interesante la manera en que se enmarca esta obra, ya que se plantea como un plan de “Regeneración Urbana y Movilidad Sustentable”, pero de la única obra de la que se sabe es esta interconexión que no cumple ninguno de los dos propósitos.
En el tema de Regeneración Urbana, el proyecto – con lo poco se sabe – augura la reubicación y destrucción de casas del sector. Esto no es regeneración urbana, destruir el tejido social de una colonia con la bandera del progreso no genera ningún tipo de regeneración urbana. Hacer ciudad va más allá de mejoras superficiales a la infraestructura, o de quitar algunas casas. Hacer ciudad implica un proceso colectivo, donde se escuchen las necesidades de quienes la habitan.
Este proyecto es, en todo caso, uno de degeneración urbana porque pretende dividir, literalmente en dos, una colonia icónica y que forma parte de nuestra identidad como ciudad. Es un proyecto que separará familias y destruirá sus vínculos con sus casas. La seguridad y el progreso no nacen de la destrucción del tejido social, al contrario.
En el tema de Movilidad Sustentable, el proyecto cae en lo cínico. Enmarcar un proyecto en el cual se van a invertir millones de pesos para mover autos particulares y decir que es movilidad sustentable debe ser sin duda uno de los argumentos más descarados que ha hecho el gobierno estatal. Claro, justifican esto con que habrá un carril para transporte público y un “paso peatonal”, lo cual deja ver, de manera clara, que la prioridad de este gobierno municipal, como tantos otros en la ciudad, sigue siendo el auto particular. En días como hoy, que los cerros están ocultos por nubes de contaminación, es ofensivo para la ciudad que se siga gastando en obras que incentivan el uso del medio que más impacta la calidad del aire: el auto.
“Desde el Cerro de la Silla, se divisa el panorama” dice también el corrido de nuestra ciudad y nos debería hacer reflexionar si la contaminación con la que coexistimos todos los días es una representación de la indiferencia que ha nublado el panorama de las y los ciudadanos de esta ciudad. Hemos visto colonias destruidas, obras como el par vial que no resolvieron el problema de movilidad, vivimos con un transporte enredado en mafias e ineficiencia, en fin, sufrimos las consecuencias de un modelo de ciudad caduco y un gobierno sin visión de ciudad. Mientras otras ciudades invierten millones en obras de movilidad y para humanizar la urbe, acá seguimos gastando millones en carreteras que dividen comunidades.
¿Cuántas familias se tienen que dividir, cuanta historia tenemos que destruir, para cambiar la forma en que hacemos ciudad? Es una reflexión que tenemos que hacer como comunidad y empezar a alzar la voz para construir una ciudad más humana y moderna. Tenemos que recuperar la visión de un panorama más allá de lo inmediato y permitirnos volver a soñar y recordar que esta tierra linda y sultana nos pertenece y su nombre es Monterrey.