Después de un reunión de dos horas y media en la cumbre del G-20 a principios de Julio con su homologo ruso Vladimir Putin, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tuvo una conversación informal con éste durante una hora el mismo día.
La segunda cita surgió de forma aparentemente casual. Durante el convite nocturno, Trump tenía como compañeros de mesa al primer ministro japonés, Shinzo Abe, y a la esposa del presidente argentino. Transcurrida una hora, les dejó y, según The Washington Post, se fue a sentar junto a Putin. Entre ambos sólo permaneció el intérprete del líder ruso.
De acuerdo con su versión, Trump dejo su asiento al otro lado de la mesa para ocupar una silla junto a Putin. Este encuentro subraya el modo en que Trump estuvo ansioso durante toda la cumbre ansioso por forjar una amistad con Putin.
Al momento la única versión de la reunión en los dos mandatarios es la proporcionada por el funcionario estadounidense, inclusive los periodistas que acompañaron a la comitiva de la Casa Blanca no fueron informados.
Esta segunda reunión fue confirmada por un alto funcionario de la Administración de Trump, fue repostada por primera vez por Ian Bremmer, presidente del Grupo Euroasia con sede en Nueva York, en una entrevista por televisión.
Bremmer aseguró que la reunión duro cerca de una hora.
Las críticas ante esta opacidad no se han hecho esperar. Para muchos, confirma que entre Trump y Putin se ha establecido un nexo excepcional que el presidente quiere conservar a toda costa. En las últimas semanas, ha mantenido la misma actitud pese a que ha trascendido que su propio hijo mayor se reunió en plena campaña con supuestos emisarios del Kremlin para recibir información tóxica contra Clinton. Ahora, el descubrimiento de esta segunda reunión ahonda las sospechas.