Últimamente, en el Congreso del Estado y el Palacio de Cantera, las cosas están tensas. Mientras que por un lado los diputados están presentando una buena propuesta de ley de participación ciudadana, con algunos puntos que caen al doble sentido, hasta unos muy fuertes y contundentes que definitivamente cambiarán el rumbo político de nuestro estado como lo es: la revocación de mandato.
El Gobernador no sabe lo que esto significaría para su mandato y de todos los que están en la mesa del poder público, ya que con esto pueden quitarlo si su “raza” sigue decepcionándose del mesías democrático por el que votaron la pasada elección.
Pero, del otro lado, el Gobernador no sabe lo que esto significaría para su mandato y de todos los que están en la mesa del poder público, ya que con esto pueden quitarlo si su “raza” sigue decepcionándose del mesías democrático por el que votaron la pasada elección (no quieren al PRI y votan por un expriista), ante los malos resultados. Pero las sacadas de vuelta y las excusas forzadas ya no son del agrado de sus electores porque ni cárcel a Medina, ni metro gratis, pero sí tenencia. Esto es una factura muy cara que está cargándose al no cumplir con los ramos de promesas que entregó en campaña.
Entre declaraciones que retan al poder legislativo, Jaime Rodríguez, en lugar de mostrar fuerza política, denota una verdadera falta de sentido común, madurez y experiencia al querer hacer a un lado al congreso, y olvidarse de la división de poderes.
Desde el inicio de su mandato, la relación con los diputados no ha sido del todo amigable. Entre declaraciones que retan al poder legislativo, Jaime Rodríguez, en lugar de mostrar fuerza política, denota una verdadera falta de sentido común, madurez y experiencia al querer hacer a un lado al congreso, y olvidarse de la división de poderes; en fin. El “pero”, ahora, es que los diputados pueden iniciar un procedimiento contra alcaldes y gobernador para la revocación de mandato; sin embargo, no especifica cómo se hará para diputados, o sea, como el juez se juzgara a sí mismo. Un buen ejercicio sería por parte de los ciudadanos de su distrito, a propuesta de otros partidos políticos, de líderes sociales, o inclusive de su propio partido, pero tener esa razón para vetar toda una ley completa significa que alguien está preocupado por la revocación y al día de hoy nada ocupado por enfrentar a la raza y resolverles lo que demandan, porque en Tabasco, Tamaulipas o donde se meta con sus precampaña, perdón, conferencias, allá, no nos resuelve nada.
Hay que recordarle que, si la Ley de Participación Ciudadana se aprueba, esto no será un castigo para los gobernantes, sino un derecho para las personas. Ahora la raza sí manda. Y para eso, no hay veto.
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