El Gobierno de España amenaza a Madrid con intervenir ante contagios por COVID-19

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En medio de un agrio pulso, el Gobierno de España amenazó este lunes con hacer “lo que haga falta” si el Ejecutivo de Madrid no toma medidas contundentes para frenar el avance descontrolado de la COVID-19 en la capital, epicentro de la epidemia en el país.

Si la administración regional de Madrid, dirigida por los conservadores, no rectifica y endurece su estrategia ante el virus, “no tenga duda de que (el gobierno central) está preparado para afrontar lo que haga falta”, advirtió en una entrevista con la radio pública RNE el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo.

“Ya vamos tarde (…), no hay que tomárselo como un juego”, insistió en rueda de prensa el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tras una reunión con autoridades madrileñas de salud la tarde del lunes en la que no hubo avances. “Cuanto más tardemos, más duras serán las medidas que tendremos que tomar”, agregó.

Desde finales de la semana pasada el gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez aplica presión total para tratar de forzar la mano del Ejecutivo madrileño, que como ocurre con todas las regiones autónomas de España, es el único competente en materia de salud.

Ante una incidencia del virus, que con 775 casos por cada 100.000 habitantes dobla la del conjunto de España, de por sí el país de la Unión Europea con el peor índice, el gobierno regional de Madrid impuso hace una semana limitaciones a la movilidad en las zonas más afectadas.

Este lunes, esas restricciones, que impiden a las personas salir de sus vecindarios salvo para ir a trabajar o al médico, se ampliaron a poco más de 1 millón de los 6,6 millones de habitantes de la región.

Algo insuficiente para el gobierno, que exige limitar los movimientos de la ciudad capital (más de 3 millones de habitantes) y otras áreas con alta incidencia del virus de la región madrileña, que concentra un tercio de los casos confirmados y decesos de toda España en la pandemia (748.266 contagios y 31.411 decesos), y reducir aún más aforos de bares y restaurantes.

“Madrid no se puede cerrar”, zanjó la noche del domingo Isabel Díaz Ayuso, militante del Partido Popular (PP) que dirige la coalición de derecha que gobierna la región, advirtiendo del impacto económico de volver a confinar Madrid, tal y como ocurrió entre marzo y junio cuando todos los españoles fueron puestos bajo un encierro domiciliario que permitió controlar la primera ola de la epidemia.

El enfrentamiento estalló el viernes, cuatro días después de que se reunieran Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso para coordinar la respuesta a la escalada del virus, cuando el ministro Illa convocó una rueda de prensa paralela a otra que ofrecían responsables de salud de Madrid para denunciar que el Ejecutivo regional hacía caso omiso a sus recomendaciones.

-Evitar un desgaste político-

Si Madrid, “buque insignia” de la derecha contra el gobierno de Pedro Sánchez, no da su brazo a torcer, el Ejecutivo central tiene “herramientas legales” para actuar, explica a la AFP Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza.

Estas pueden ser “menos agresivas”, como usar un decreto de junio que regula la “nueva normalidad” tras el confinamiento que permite al gobierno decidir medidas en “situaciones de urgente necesidad”.

O “más fuertes”, como declarar un estado de alarma en Madrid, un régimen de excepción que permitiría al Ejecutivo nacional asumir el control en materia sanitaria, o incluso aplicar un artículo de la Constitución que permite suspender la autonomía regional, tal y como se hizo con Cataluña tras la fallida declaración de independencia en 2017, indicó Monge.

Pero el gobierno quiere que sea Madrid la que actúe porque “sabe que si aplica medidas de intervención directa, pueden tener un efecto contraproducente, ya que Díaz Ayuso y el PP lo puedan acusar de ser el culpable de la gestión (de la crisis), de tener modos autoritarios e invadir sus competencias”, explica Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid.

Ambas administraciones “tratan de evitar el desgaste político, nadie quiere asumir el costo de tomar medidas impopulares, aunque estas sean necesarias para el control de la pandemia”, resume Simón.

(Fuente: AFP)

Rajoy Presidente

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Es oficial, la derecha se reelige en España. La extensión del contrato con los ciudadanos por 4 años más del Sr. Mariano Rajoy se hizo efectiva después de un largo periodo de negociaciones, votaciones, bloqueos e intentos de formar gobierno.

Al igual que en la mayoría de los países del mundo, la corrupción es mal existente y por ende un tema electoral, un tema que mancha y deslegitima a las instituciones políticas, pero que también da vida a que nuevos esfuerzos, partidos políticos o movimientos locales encuentren su ruta hacia un posible éxito en un futuro cercano.

315 días tuvieron que pasar para que Rajoy se convirtiera oficialmente y de nueva vez en presidente de España (se mantuvo en el poder como presidente en funciones, es decir, en sustitución de quien le correspondería ejercerlo en propiedad). Como muchos sabrán, en el país ibérico se gobierna por medio de la democracia parlamentaria (dícese del gobierno donde la elección del ejecutivo emana del parlamento y a este se le rinde cuentas).

 




Muy cerca estuvo el Partido Popular de convertirse en el primer partido español que no logra la reelección para un segundo mandato consecutivo. España y los españoles la han pasado mal (a criterio de ellos y de la Unión Europea, por obvias razones no entraremos en comparativas con México, ni algún otro país latinoamericano).

Han sido 4 años difíciles gobernados por el Partido Popular, donde actos de corrupción y opacidad provocaron el surgimiento y crecimiento de partidos políticos nuevos. Un ejemplo sería el caso de “Ciudadanos” y “Podemos”, donde este último tiene un increíble manejo de la palabra, ideológicamente de izquierda (donde por naturaleza siempre será más fácil tener un marketing político exitoso) y acompañado de caras jóvenes e intelectuales que tienen ganas de participar en la vida política.

 




A final del día, una democracia parlamentaria como la española orilla a que donde no hay mayoría, se tiene que encontrar, obligatoriamente, la manera de trabajar y consensuar para llegar al poder.

Acá en México tachamos al político que mantiene comunicación con militantes de otros partidos. Creemos que debieran ser antagónicos, odiarse, maldecirse y en una de esas hasta jalonearse, y es en público mejor, sirve que los hacemos virales.

Olvidando que ese es precisamente uno de los objetivos de la política, encontrar acuerdos donde existen diferentes ideologías. Lograr consensos y encontrar la formar de mejorar al país. Si deseáramos lo contrario, bien podríamos observar cómo les va a los países que se rigen bajo un sistema totalitarista.

Pero bueno, no se despegue de los gringos este mes porque estamos cerca de saber si Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos de América.

Por si sí o por si no, a rezar que se ocupa.

Si no nos vemos, pues nos escribimos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”