Todos deseamos llegar a este mundo rodeados por amor y en un lugar donde nuestra presencia sea lo más importante para quienes nos dieron la vida, eso es lo que todos deseamos aún sin comprender todo lo que nos rodea.
Sin embargo, al llegar al mundo terrenal nos enfrentamos como simples seres humanos inocentes e ignorantes a una realidad muy distinta. Es ahí cuando se necesita urgentemente la acción del Estado para rescatar a todas aquellas niñas y niños que aún sin pedir nacer, llegan a este mundo sin que nadie pueda cuidarlos, amarlos, defenderlo.
Admiro la misión y vocación que ha tenido Mariana Rodríguez para acoger y buscar un final diferente al que habían sido destinado miles de niñas y niños que, sin cometer ni un solo error, estaban destinados a vivir en el abandono.
Nuevo León ahora tiene una nueva realidad para el futuro de nuestras niña y niños a través de la adopción. Hogares que vengan a dar todo aquello que no se dio. Un espacio donde el amor, la comprensión, la simple presencia se dan. Esa es la nueva realidad que se vive en una institución como el DIF, en algo tan especial como lo ha hecho Mariana en CAPULLOS.