El miércoles pasado, en su columna aquí en Altavoz, Waldo Fernández hablaba del reposicionamiento de la izquierda y su agenda. Nos hablaba de los orígenes del PRD y sobre algunos temas en la agenda actual y pasada del partido como lo es el matrimonio igualitario.
Pertinente es el que, en el Estado de México, Juan Zepeda haya revitalizado al partido en un momento de crisis. Sin embargo, lo realizado por Juan Zepeda denota el enorme pesimismo que se tiene del partido, se festeja un tercer lugar venciendo al PAN subestimando de inicio el potencial del partido.
La izquierda mexicana en los últimos años ha tenido un auge como en los 80s con Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas y otros que volvieron a poner a la izquierda en el plano político y no solo como grupos contestatarios. En gran medida hay que reconocerle a Andrés Manuel esta situación que sin duda alguna pone en la cabeza del votante la opción de “izquierda” en plural o singular dependiendo el enfoque.
Ayer el mismo diputado Fernández nos hablaba de la posibilidad de gobiernos de coalición en México y sus pros y contra. Aquí es donde entra el momento que vive ahora la izquierda mexicana.
En una tradicional confrontación interna y externa de la misma es ahora el momento de sentarse y unirse como en aquel 2006 en un frente común que busque ganar los comicios como una sola fuerza.
En el PRD hay grupos como los Galileos que no tendrán problemas en analizar una alianza con otros partidos, porque saben que hay momentos donde las ganancias políticas no solo se resuelven el día de la elección o en el Congreso sino en la previa a una gran elección.
Es entonces, una buena oportunidad para que Movimiento Ciudadano le entre a una propuesta en conjunto con el PRD, es más, voy a ir aún más lejos, hay panistas muy destacados que tienen las calificaciones para entrar en esta alianza algo sui generis. Un ejemplo es Javier Corral, gobernador de Chihuahua.
MORENA y el PT por razones ideológicas e históricas no van a acceder a este frente común, sin embargo, ellos han tomado una decisión que se probará en 2018 como sabia o no.
Obviamente, el PRD tiene muchos grupos, algunos de ellos antagónicos entre sí y será difícil conciliar una alianza de las magnitudes que planteo. Sin embargo, el momento está ahí, lo demostró Nayarit y las alcaldías de Veracruz. El PAN también sabe de sus limitantes y sabemos que hay grupos que apoyan estas alianzas.
No se trata de romper con la agenda de la izquierda, no se trata de vender la ideología en aras de un pragmatismo, pero 2018 es un buen momento para que la izquierda mexicana madure a un nivel de discusión menos arcaico y más actual al siglo XXI. Es difícil pensar en una cuarta fuerza que combata al PRI, PAN y MORENA-PT en 2018, sin embargo, si la propuesta es verdaderamente sólida y que abarque intereses y demandas de más grupos de forma innovadora, el resultado será mejor de lo que fue un Juan Zepeda en el Estado de México.
Lo dicho, dicho está.