No quieren rosas

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Es que sí da coraje, oigan.

Cada 8 de marzo muchas mujeres y muchos hombres vemos con una mezcla de coraje e impotencia cómo se desvirtúa el Día Internacional de las Mujeres.

Sé que muchas personas lo hacen desde la comodidad de la ignorancia y sin un gramo de malicia, y felicitan a diestra y siniestra a las mujeres: ese día les dan rosas y chocolates y no faltan los padres, tíos o abuelos que comparten mensajes de lo “chulas, hermosas y bellas que son las mujeres”, esos que dicen que son “bellas como las rosas, la cosa más bella que inventó el hombre”, y sobran las mamás, tías y abuelas que comparten mensajes de este día “para celebrar que la mujer es madre y esposa y ese no es trabajo fácil”. Vaya, sabemos que muchas y muchos no lo hacen en mala onda, pero no por eso deja de ser algo que debe de cambiar.




Lo último que muere es la esperanza, y tenemos que seguir hablando de este día, de su importancia, de lo que se conmemora, de lo que nos tiene luchando, de lo que se ha logrado y de lo que falta por lograr. Nunca sabes quién te va a leer, nunca sabes quién te va a escuchar, nunca sabes quién va a aprender algo nuevo… Por eso hay que seguir hablando, con todos los que se pueda, con todos los que se dejen.

Emma Watson tiene senos, y el mundo parece no estar de acuerdo en cómo los usa. Emma ha hecho con su voz lo mejor que se puede hacer cuando se tiene una: prestarla para algo más grande. Y es más común escucharla hablando de los derechos de las mujeres, de educación, del medio ambiente o del derecho a decidir, que hablando de ella. Es feminista y es fantástica. Y ser feminista y fantástica es una forma muy efectiva para hacerse de enemigos.

A los más conservadores no les cae nada bien. Me imagino que les aterra ver a una persona con una influencia abrumadora en niñas y jóvenes (y en un vasto colectivo de hombres que la admiran), hablar acertadamente de los derechos de las mujeres, del aborto, del feminismo… Pero a Emma se le ocurrió hacer una sesión de fotos para una revista enseñando una buena parte de sus senos y hombres y mujeres comenzaron a atacarla, a preguntarse a dónde se fue su feminismo.

Su feminismo sigue exactamente donde siempre ha estado.

Y el 8 de marzo es un buen día para decirle y recordarles a hombres y mujeres, que las mujeres son dueñas absolutas de su cuerpo. Un día como ese es el día perfecto para informarse, educarse y sumarse a la lucha por acabar con las estructuras de poder y las normas sociales que restringen, limitan, reducen o pretenden dictar lo que las mujeres pueden o deben ser o hacer.

Se puede decir que todos crecimos en familias machistas, no vivimos en una generación en la que pueda decirse a la ligera que nuestra familia no lo es o lo fue; eso sería, muy seguramente, una tremenda falsedad. Así que todos tenemos una lucha que librar, cuestionarnos a nosotros mismos y cuestionar a otros, educarnos a nosotros mismos y educar a otros. Con perseverancia y algo de suerte las cosas van a cambiar. Y empezar a cambiarlas en nuestras familias es de lo más efectivo que podríamos hacer.

Ellas se merecen un mundo mejor, todos nos merecemos un mundo mejor. Porque en el mundo de hoy, 1 de 3 mujeres sufrirá un acto de violencia física o sexual durante su vida (ONU, OMS) y en México, el 47% de las mujeres ha sufrido ya algún tipo de violencia (ENDIREH, INEGI 2011).




Queremos pensar que el problema no es tan grande, que no somos un país de África o del Medio Oriente, pero la violencia contra las mujeres desde hace mucho ha encontrado tierra fértil en nuestro estado. Los datos más confiables (del Sistema Nacional de Seguridad Pública) indican que en Chihuahua en el 2012 y 2013 se cometieron más de 1,627 violaciones sexuales; ahora toma un momento y vuelve a hacer números reflexionando que por cada caso denunciado hay uno más que no se denuncia por las consecuencias de estigma y culpabilidad que las autoridades y la sociedad imponen sobre las víctimas. “La violaron por andar con sus falditas“, “es que una tiene que darse a respetar”, expresiones como esas, muy a menudo hechas por mujeres, pegan en el alma.

Durante esos mismos años, en nuestro estado se documentaron 3,892 casos de homicidios a mujeres, y sólo 611 fueron investigados bajo los protocolos de un feminicidio, y apenas el 4% de los casos investigados llegó a una condena -que bien pudo ser absolutoria (OCNF, INMUJERES 2014). Durante los años 2013 y 2014, seis mujeres eran asesinadas en Chihuahua diariamente.

Esa es la violencia que nos las arrebata, la que las desaparece, la que las mata.

Pero hay muchos tipos de violencia y aquella que se construye en la inequidad, no es menos grave.
A nivel mundial, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de estar desempleadas, la tasa de desempleo de los hombres es de 5.5% y de 6.2% para las mujeres (ILO 2016), lo ridículo es que sean más propensas al desempleo cuando a nivel mundial hay más mujeres que hombres que se gradúan de estudios de educación superior.

Y para las que trabajan la cosa está igual de mal (“ya párale Loui, puras malas noticias”), porque la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel mundial continúa en un promedio del 23% (ILO 2016). Es decir que las mujeres ganan el 77% de lo que gana un hombre en el mismo puesto sólo por el hecho de ser mujer. Los estudios indican que, si las tendencias actuales se mantienen, nos tomará 70 años corregir y eliminar esta brecha de salarios… Y eso es inaceptable.




Este año puedes hacer el compromiso de hacer pequeñas grandes acciones para sumarte a esta lucha, no sólo el 8 de marzo, sino para siempre. Sólo son algunas y me las robé del sitio: internationalwomensday.com

– Cuestiona paneles o grupos formados por puros hombres
– Haz notar cuando se está usando lenguaje excluyente
– Desafía los estereotipos
– Alza la voz cuando se excluye a las mujeres
– Monitorea la brecha salarial entre hombres y mujeres
– Educa a los jóvenes sobre relaciones positivas
– Confronta a aquellos que justifican a violadores y culpan a las víctimas
– Dona a grupos luchando contra la violencia sexual
– Siempre denuncia actos de violencia
– Apoya campañas para prevenir la violencia
– Reconoce y corrige cuando hay situaciones de control o coerción

Es agotador. No nos queda más que admirar a aquellas y aquellos que dedican 20,000 horas de su día a esta batalla. Todas esas personas que trabajan por los derechos de las mujeres no sólo el 8 de marzo, sino cada día de su vida. Pero todas y todos podemos hacer pequeñas cosas que hagan de esta lucha una que se puede ganar.

No quieren rosas, ni chocolates. Quieren respeto, libertad, igualdad, derecho a decidir, maternidad saludable, empleo digno, paga equitativa, seguridad… Y como Emma, que entiendas, que entendamos que son dueñas de su cuerpo y pueden enseñar o no los senos, cuando les dé la gana.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

El mundo que nos enseñaron a vivir

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En el mundo que nos enseñaron a vivir, nos establecieron una serie de códigos sociales con los que tendríamos que cargar toda nuestra vida. Las mujeres: “cierran las piernas”, “se invierten horas en ellas mismas” (¿sino cómo vas a conseguir novio?), “son decentes”, “no dicen malas palabras”, “no toman”, “no fuman”. Las mujeres tienen que ser perfectas, siempre deben de estar ahí. Para algunas personas las mujeres simplemente son: madres, hermanas, esposas, de alguien más; y si no cumplen con dicho papel fracasan.

Hace algún tiempo recuerdo que leí el manual teórico-metodológico para transversalizar la perspectiva de género realizado por la Red de los Derechos de la Infancia en México, dicho manual señalaba que la desigualdad de género comenzaba en la niñez; la sociedad dictaba el papel que tenían que desarrollar las niñas en su entorno, lo cual ocasiona directamente la exclusión de las mismas.

Yo no podría estar más de acuerdo, la desigualdad y el grado de vulnerabilidad en el que actualmente nos encontramos las mujeres es provocado por las enseñanzas que nos brindaron en nuestros primeros años, tanto a nosotras, como a los hombres. A ellos los enseñaron a ser servidos, a nosotras a servir.

Es así como recordé mi infancia, una infancia en la cual nunca me dijeron que valía menos que un hombre o que tenía que tener ciertas conductas porque era mujer, pero en donde sí crecía con contenido visual que inconscientemente me transmitía esos mensajes. Crecí conociendo la historia de Ariel, Cenicienta, Blancanieves, las cuales todas terminan con lo mismo: un hombre a su lado y esa era su felicidad plena; excepto Mulán, la cual se arriesgo para hacer lo que ella creía correcto, aunque fue señalada por ser mujer, al final termino siendo la heroína de China, pero no fue suficiente; “y bien… trae una espada, mejor debería de haber traído a un hombre”, sentencia su abuela. Porque muchas veces para algunas familias el éxito de una mujer se basa en si llegó al matrimonio o no.

En las semanas pasadas se suscitaron una serie de acontecimientos en internet relacionado con la exposición de mujeres, primero el evento en la Taquería Orinoco y después la noticia nacional de que una mujer le había sido infiel a su novio en su despedida de soltera; no sé si el acto fue inmoral o no, si está bien o está mal, porque esa no es mi área, y considero que nadie esta en condiciones de juzgar a personas que ni siquiera conoce.

Pero sí de algo estoy segura es sobre la exposición y vulneración en la que han recaído las mujeres en estos últimos meses, y no solo me refiero a los acontecimientos antes mencionados, sino a los videos de contenido sexual que circulan por las redes sociales, las víctimas de acoso y violación, y al linchamiento que han recibido cada una de ellas.

Cuando por fin siento que estamos avanzando en materia de igualdad de género, también caigo en cuento que retrocedemos cuando suceden hechos como estos, porque si una mujer comete un error, lo primero que se hace es culpabilizarla. Tiene la culpa por no cuidarse, por no vestirse bien, por andar de “puta”. Si una mujer es infiel, es noticia nacional ¿cómo es posible que traicionó a su hombre? A las personas no le interesa el trasfondo de la situación, solo saben señalar; si un hombre es infiel, lo justifican y nos enseñaron a justificarlo, “estaba borracho”, “no sabía lo que hacía”, su historia no la conoce todo el país.

En el mundo que nos enseñaron, nos exigen que seamos incondicionales en todo momento, en toda situación, circunstancia, con todos menos con nosotras mismas. Me enoja, el saber que se convirtió en noticia nacional, una situación que solo es de dos personas, y llegó a tal grado porque para la sociedad es inconcebible ver que una mujer traicione, que abandone, en cambio si un hombre es desleal no pasa nada, “así son, es su naturaleza” hay que saber perdonarlos y avanzar.

Solo creo que me di cuenta en estas semanas que las mujeres no podemos cometer un error, porque no importa que tan buenas seamos, si siempre estamos ahí, si somos leales, si somos las mejores novias, esposas, madres, hijas. Eso al final de cuenta no importa, porque por el simple hecho de haber cometido un error, vas a ser tachada, juzgada, recriminada, sentenciada, porque la mujer para algunos hombres (yo sé que no para todos) solo se reduce a un hecho en particular, todo lo que fue no se le toma en cuenta, ¿por qué tomárselo si se supone que debe de ser perfecta? ¿verdad?

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Exhibiendo a México en Internet

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Hace unos cuantos días comenzó a hacerse viral el video de una chica que trataba de sobornar a oficiales de tránsito con un billete de $100 pesos tras haber chocado ligeramente con varios automóviles y estar en completo estado de ebriedad. Gracias a esta acción, Lorena Daniela hoy se llama Lady $100. Hace algunos años también se viralizó otro video donde se exhibió a mujeres faltándole al respeto a los agentes de tránsito y ahora son referidas como las Ladies de Polanco… pero verdaderamente ese no es el problema.

La clase alta mexicana –y no solamente esa– está acostumbrada a mirar por encima del hombro a todos los servidores públicos y más si se tratan de los que ‘velan’ por nuestra seguridad. Estamos acostumbrados a faltar al respeto a la autoridad y hacemos caso omiso a tantas recomendaciones que nos indignamos cuando los agentes comenten un error, pero no nos ponemos a pensar que mucho de lo que pasa es porque está en nosotros. ¿Qué hubiera pasado si Lorena Daniela no hubiera conducido aquella noche? Estoy casi seguro de que solamente la seguiría conociendo el mismo grupo de personas que sabía de su existencia hace menos de un mes, pero también sé que seguiría intentando sobornar a oficiales de tránsito en cuanto tuviera la oportunidad.

La clase alta mexicana –y no solamente esa– está acostumbrada a mirar por encima del hombro a todos los servidores públicos y más si se tratan de los que ‘velan’ por nuestra seguridad. Estamos acostumbrados a faltar al respeto a la autoridad y hacemos caso omiso a tantas recomendaciones…

Por otro lado, el problema presenta una óptica que no solamente tiene que ver con cómo la sociedad se maneja, sino cómo ‘nos cuidan’. En México, los sueldos de los policías y agentes de tránsito varían mucho dependiendo de la zona donde se encuentren y el rango o cargo que ostenten. Según información del Sistema Nacional de Seguridad Pública (2011), un policía de bajo rango en Tamaulipas puede ganar tan poco como $3600.00 MX, mientras que su homónimo en Aguascalientes recibe más de $18000.00 MX. En Nuevo León, según esta misma información, un policía estatal tiene un sueldo promedio de aproximadamente $9500.00 MX mensuales. Por cierto, si gustan consultar más datos como este, sólo se necesita hacer una búsqueda rápida en Google.

¿Qué se puede esperar de la calidad de servicios de seguridad si los policías ganan una mínima parte de lo que podrían obtener por participar, por ejemplo, en actividades del crimen organizado? La brecha de ingreso que existe entre los padres de una chica que conduce un auto de lujo en completo estado de ebriedad por las calles de Guanajuato y el sueldo de un policía de su entidad (aprox. $8300.00MX al mes), es probablemente tan grande que no solamente se puede medir en términos de sueldos e ingresos, sino que también pone en evidencia la carencia de valores como el respeto y la congruencia.

Aunque suene alarmista, nos estamos enfrentando a un tiempo donde lo oculto ahora es público y lo embarazoso es ‘lo que vende’: lo viral es lo de hoy. La era del desarrollo de las telecomunicaciones es tan impresionante que nuestra sociedad puede estar completamente sincronizada a unas cuantas publicaciones en Facebook, algunos mensajes de WhatsApp, o a un video de YouTube. La comunicación es tan rápida, que la vida de las personas puede terminar en instantes, como ha sucedido con otros casos de personas que tras ser exhibidas en Internet, han optado por quitarse la vida.

Aunque suene alarmista, nos estamos enfrentando a un tiempo donde lo oculto ahora es público y lo embarazoso es ‘lo que vende’: lo viral es lo de hoy. La era del desarrollo de las telecomunicaciones es tan impresionante que nuestra sociedad puede estar completamente sincronizada a unas cuantas publicaciones en Facebook, algunos mensajes de WhatsApp, o a un video de YouTube.

Más allá de la burla, el mayor aporte que puede hacer este tipo de videos “denuncia” es que nos dejan entrever las carencias y las necesidades que tiene nuestra misma gente: carecemos de cultura vial, de respeto, de educación cívica y de valores y principios que alienten el buen vivir. En México, seguimos adoleciendo las consecuencias de vivir en una sociedad paternalista donde las decisiones se siguen tomando desde arriba, donde el dedo del rango más alto pesa más que el sudor de la clase media mexicana, y si no, volteen a ver a ‘Los Porkys’.

¿De qué lado te gustaría estar: del lado del México impune donde no nos enteramos de nada y cada quien vive lo suyo, o donde nos damos cuenta de que la impunidad se compra a billetazos o se construye con relaciones de compadrazgo, amiguismo y se aprovecha de la estructura patriarcal?

Con todo respeto, ahí se las dejo.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”