En otro arrebato, digno de un nuevo adjetivo en la RAE, “foxiano”, Vicente Fox fue a Venezuela a levantar la voz contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Sin duda alguna, cada vez hay más llamamientos a su separación del cargo y un golpe de estado (que quien sea) es bienvenido por muchos. En esta semana, centenares de venezolanos en Monterrey y en la Ciudad de México se dieron cita para la consulta sobre la creación de una Asamblea Constituyente.
La pregunta que todos nos hacemos es ¿Y tú por qué?, otra pregunta es ¿Desde cuándo Vicente representa a los mexicanos? Es interesante saber quién y quienes están detrás de este golpe mediático al gobierno venezolano y que patrocinan a este impresentable junto a otros expresidentes de otros países.
Desde que dejó la presidencia en aquel 2006, la decadencia de Vicente ha ido en aumento y su credibilidad está terminada desde tiempo atrás.
Foxiano, foxista, foxiar son palabras que difícilmente encontraremos su equivalencia en el diccionario de la RAE por la carga de patetismo, estupidez y cinismo que engloban. Foxiar es la nueva actividad de tiempo completo de don Vicente, salir en prensa a decir sandeces, grabarse en redes sociales haciendo personajes francamente ridículos para atacar a Trump y hacer tonteras que no tienen el respaldo de nadie, es más, ni de su partido.
Más allá de lo que es el señor Maduro, lo de Vicente, el colombiano Pastrana y otros es una clara ofensa a la soberanía venezolana y una muestra de la “democracia por mis huevos” que intentan poner estos “pilares” de la democracia.
El pueblo venezolano está dividido, en conmoción e inestables. Sin embargo, son los mismos venezolanos en Caracas, Anzoátegui, Monterrey o Neptuno quienes tienen que entrarle al asunto. De momento, EUA no ha actuado de frente, sin embargo, raro sería que no estén interviniendo de una u otra forma.
Su visita en Caracas solo le granjeó la declaración de non grato en la capital venezolana, estatus que debería tener en cada hogar mexicano.
¿Y yo por qué? Debió repetir Vicente y no presentarse en Caracas. En fon, diría Gil Gamés.
Lo dicho, dicho está.