Hoy en día, se puede apreciar un hartazgo general hacia las instituciones debido a la corrupción, ineficiencia y falta de opacidad de las mismas; a raíz de este hartazgo, surgen grupos ciudadanos que buscan plantar cara y cambiar la situación actual en la que el país se encuentra inmerso.
Entre las consignas que son llevadas por la bandera del cambio, podemos recalcar la defensa del medio ambiente, la búsqueda de la incorporación de herramientas para la realización de una democracia participativa, y finalmente, el seguimiento legislativo.
Este último ha sido de gran relevancia últimamente en Nuevo León, estado donde se han creado organizaciones ciudadanas como Observemos al Congreso y Curul 43. Estas mismas tienen un objetivo en común: difundir lo más posible las labores realizadas por el congreso local, y de esta forma, llevar a la realidad el carácter público que deben tener las actividades llevadas a cabo por nuestros diputados.
Ahora bien, indudablemente más de uno vendría a preguntarse ¿por qué esto resulta relevante? ¿En que beneficia a la ciudadanía la existencia de tales colectivos? Para responder dichas preguntas, convendría explicar primero lo que significa vivir en una democracia representativa; a pesar del evidente hartazgo social, parte de la población aún no aprecia lo que significa vivir en una democracia del carácter antes mencionado, y no en la que las mismas autoridades nos han hecho pensar: en una democracia electoral.
La primera implica un compromiso continuo en llevar el poder del pueblo y las decisiones que estos deliberen, desde el voto hasta el último día de funciones del servidor público electo por medio del sufragio, mientras que la segunda nos remite únicamente a llamar democracia, el hecho de votar cada 3 años por un político que ejecutara su voluntad sin tomar como determinante la voz de la sociedad.
De esta forma, la democracia representativa que designa nuestra constitución como la forma de gobierno, comprende algo más que depositar una papeleta en una urna, para elegir quien hará su voluntad por tres o seis años. La democracia representativa se entiende como el hecho de trascender el ejercicio democrático diariamente, y esto significa una subordinación de los servidores públicos electos a la voluntad de la mayoría, así como una obligación de estos mismos por hacer públicas sus actividades y dar a conocer toda información concerniente al quehacer parlamentario mediante la mayor transparencia y accesibilidad posible.
Desafortunadamente, a consecuencia de la desinformación sobre la naturaleza de dicho modelo democrático, no existe el ejercicio adecuado por parte de la ciudadanía por dar a conocer a su representante legislativo la voluntad dela mayoría de su sector, y mucho menos existe un deber de gran parte de los funcionarios públicos en lo referente a invitar a la sociedad civil al hecho de apreciar las actividades diarias, así como difundir de manera sencilla lo realizado.
Debido a esto, organizaciones como las antes mencionadas (Curul 43 y Observemos al Congreso) son un puente que nos hará ver hacia que donde debemos concentrar nuestras fuerzas por cambiar al país, lo cual puede ser logrado, mediante un riguroso ejercicio de seguimiento de los servidores públicos y sus actividades.
Hoy, más que nunca, debemos defender, no solo que el poder dimane del pueblo, sino que este mismo permanezca en el pueblo, y no nos sea robado por parte de los políticos corruptos.
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