Hoy se debería haber celebrado el segundo de tres debates presidenciales de cara a las elecciones de Estados Unidos, pero tras el anuncio de que el presidente contrajo COVID-19 y que se negara tanto a hacerlo de manera virtual como a presentar pruebas que avalaran su estado de salud, como sabemos, esta pelea únicamente tendrá dos episodios antes de su batalla final en las urnas.
Estos últimos días han sido muy llamativos en términos de la comunicación del presidente. Es verdad que Trump siempre ha manejado un estilo provocador, altanero e impulsivo, pero los tweets, los videos y las declaraciones sobre su tratamiento rayan sido incluso en lo exagerado para lo que nos tiene acostumbrados
Desde presentarse al más puro estilo Avenger llegando en helicóptero y haciendo un saludo militar o bien ofreciendo tratamientos gratuitos y sin costo a todo el país, el equipo de comunicación de Trump está haciendo algo que semánticamente suena imposible: quieren que el presidente vuelva a ser un outsider.
Hay una máxima en política que, aunque no le guste, también aplica para Trump: todo partido o político en el gobierno sufre desgaste una vez toca poder. La tarea titánica de los asesores es esconder los 1634 días que hoy lleva el presidente en el cargo y revivir el espíritu de 2016.
Hay varios indicios de lo anterior, pero uno que quizá pasa desapercibido es el regreso del eslogan Make America Great Again en lugar del olvidado Keep America Great que se había planteado tiempo atrás. El primero recuerda al triunfo de 2016 y el segundo hubiera sido un excelente eslogan si la gestión hubiera sido medianamente positiva o si no estuviera experimentando algún tipo de escándalo. Y justo aquí está la clave.
Otro ejemplo es buscar revivir la actitud de self-made businessman que había medianamente abandonado al tomar una actitud más de gestión a lo largo de la campaña. Basta con recordar que hace algunos meses uno de los primeros videos de la campaña hablaban sobre datos de gobierno y avances en la administración; video donde nuestro presidente hizo, por decirlo así, un “cameo”.
Presentarse como un hombre fuerte ha sido la línea luego de la evidente imagen de dificultad respiratoria de hace unas semanas y ha dado para todo tipo de ideas, incluso la de que el día de su regreso a la Casa Blanca, ante las cámaras, Trump abriera su camisa y debajo llevara una camiseta con el emblema de Superman. Afortunadamente fue desechada.
Trump y su equipo quieren evitar a toda costa que se le asocie con la palabra “continuidad”, pero el detalle es que no hay un rumbo claro. Están dejando que Trump hable fuerte, que sea imprudente, que provoque y que moleste y parece ser que la cosa no pinta para que el presidente siga cuatro años más. ¿Será que al interior del partido están dejándolo que Trump se hunda en su propio fango?