Estoy seguro que todas y todos, al menos una vez, hemos emitido opiniones sobre la vida pública de nuestra ciudad, estado o país.
Siempre han estado presentes las pláticas de política en las comidas familiares, en las reuniones con amigos o en el trabajo. Cada quien ha tomado sus posturas, y hoy más que nunca nos hemos dividido en la opinión sobre nuestros gobiernos.
Pero seguramente también nos hemos preguntado cómo dar ese siguiente paso, cómo transformar nuestro entorno o cómo hacer que nuestras opiniones sean escuchadas.
Eso se logra mediante la participación ciudadana, algo que en México no ocurre en gran medida.
Te voy a mostrar unos ejemplos para que veas lo poco que la gente participa: en mi estado, Quintana Roo, el año pasado (2019) se llevaron a cabo elecciones para renovar únicamente el congreso local.
Como era de esperarse, MORENA arrasó, llevándose 11 de 15 distritos, mas sus respectivos diputados plurinominales. Pero lo que me parece realmente alarmante es que la participación fue del 22.15%. Es un número bajísimo, y con esa mínima participación, se eligieron a nuestros nuevos representantes. En un distrito de Cancún, donde viven 88,000 personas, la persona que resultó ganadora de la elección a la diputación local, lo hizo con 6,520 votos.
Es preocupante que los políticos que nos representan, lo hagan con tan poco respaldo de la ciudadanía.
Quintana Roo no es el único caso: Jaime Bonilla, actual gobernador de Baja California, ganó la elección del 2019 con un porcentaje de participación ciudadana del 29.3%. Un estado donde viven aproximadamente 3.5 millones de personas, es gobernado por alguien que sólo fue votado por 382,000. Preocupante, ¿no?
En Puebla, Miguel Barbosa ganó una elección en donde solo participó el 33% de la Lista Nominal. En Aguascalientes, la participación fue del 38%.
¿A qué se debe la apatía de la gente? ¿Por qué, si tanto malestar hay en la sociedad, no salen a votar?
Son preguntas que me hago a diario. Considero de vital importancia señalar que, en una democracia como la que vivimos, nuestra mejor arma para mejorar al país, es la participación ciudadana. Nuestros representantes tienen la obligación de escucharnos, pero primero nosotros nos debemos hacer escuchar. Nuestros gobernantes tienen la obligación de atender nuestras necesidades, pero primero nosotros debemos exigir.
Como sociedad tenemos que estar bien informados, para así poder emitir opiniones fundamentadas y poder exigir lo que nos merecemos, pero necesitamos que todos participen. Cuando tengamos la oportunidad de salir a votar, hagámoslo. Probablemente pienses que un sólo voto no hace gran cambio, pero si como tú piensan otro medio millón de personas, son una diferencia abismal. México vive hoy en día uno de sus momentos políticos más tensos y difíciles, y no importa qué lado de la discusión apoyes, lo que importa es que salgas, exijas y participes.
Todos tenemos que construir el futuro de nuestro país, ladrillo a ladrillo, paso a paso, participando. Levantando la voz, dándonos a escuchar, acudiendo a votar e impulsar a las personas de nuestro entorno a que hagan lo mismo. Tenemos que contagiar esas ganas de progresar y demostrarle a quien es apático, que es más fácil de lo que creen. Podemos convertir ese 22% en un 80% si todos entendemos nuestra importancia, como individuos, dentro de nuestra democracia.
El próximo año se llevarán a cabo elecciones federales (es decir, en todo México), para renovar nuestra Cámara de Diputados, entre muchos otros cargos a nivel local. Tu presencia y participación son esenciales. Nunca pienses que tu voto o tu palabra no valen. Cada uno de nosotros tenemos el poder de moldear el camino que seguirá nuestro país.
Convierte tu opinión en acción, porque no hay nada peor que quien critica, juzga y cuestiona, pero cuando tiene la oportunidad de actuar, no lo hace.
La clave del progreso es la participación. Son completamente válidas las diferentes posturas, opiniones y diferencias que como sociedad tenemos. Lo que no es válido, es que nos mantengamos apáticos, negándonos a reaccionar ante los problemas que se nos presentan.
Depende de ti, y depende de todos.