Este sábado 12 de agosto se llevará a cabo la plenaria de la XXII asamblea nacional del PRI. Cada 4 años se realiza esta asamblea nacional, la cual es el máximo órgano del partido y el único espacio donde se pueden hacer modificaciones a los estatutos. Esta asamblea es especialmente importante por la cercanía con el proceso electoral del 2018 y la condición bajo la cual se encuentra el partido. En la mayoría de las encuestas podemos ver una preferencia popular hacia el cambio, el PRI es el partido que más rechazo social tiene cuando se pregunta por cual partido nunca votarías y además en las encuestas de candidatos aparece en la mayoría de los casos en un tercer lugar, muy lejano al primer lugar que en 2011 se tenía. Además, la popularidad del Presidente Peña Nieto ronda alrededor del 20% complicando aún más el panorama para el PRI.
Aun así no creo que sean tiempos de ser pesimistas, se puede hacer mucho en estos meses previo al proceso electoral. El PRI tiene muchos logros que resaltar: la mayor generación de empleos en 20 años (en el primer semestre de este año se generaron 800,000 puestos de trabajo, más que en cualquier otro semestre desde que se tiene registro), el mayor flujo de inversión extranjera directa en la historia, México es ahora el 8vo país más visitado del mundo y las reformas estructurales que no se habían podido realizar, entre otras cosas que se han logrado, aún con condiciones adversas externas como la caída en los precios internacionales del barril de petróleo y la postura de los Estados Unidos con Donald Trump. Pero al final, más que tener y presumir los logros, estoy convencido que el gran reto es estar a la altura de las demandas ciudadanas, continuar con una lucha frontal contra la corrupción en todos los niveles y abanderar causas ciudadanas en todos los estados.
El PRI está viviendo una etapa turbulenta y decisiva para su futuro, son muchos los temas polémicos a discutirse en la asamblea, uno de ellos (el principal) son los requisitos para ser postulado para la presidencia de la república por el PRI. El artículo 166 de los estatutos en su fracción IX pide a los aspirantes presidenciales cumplir con 10 años de militancia probada y calidad de cuadro, lo cual deja fuera a varios de los posibles precandidatos mencionados en medios de comunicación. Recordemos que en la asamblea XVII una rebelión de priístas tradicionales dejó fuera a gran parte del equipo de Ernesto Zedillo al avalar estos candados. Otras asambleas también han sido polémicas, la XIV asamblea que encabezó Luis Donaldo Colosio se llevó a cabo en un panorama incierto tras haber perdido parte de la militancia de izquierda que dejó el PRI para fundar el PRD en 1988, acusaciones de fraude electoral y que por primera vez el PRI no gobernada todos los estados (con el PAN en Baja California desde 1989). Pero atrás quedo ese desánimo post-electoral al aprobar en esa asamblea la consulta a la base como método de elección la cual fue utilizada en algunos estados en los años por venir.
No podemos negar que las condiciones sociales, políticas y económicas han cambiado. Muy lejos ha quedado aquel PRI que bajo un sistema de partido único de facto legitimaba las elecciones con la fuerza de sus sectores y organizaciones. Ahora el reto es convencer a la ciudadanía y a las distintas corrientes sociales que influyen en la toma de decisiones del país. Aunque gran parte de la negociación se llevará a cabo en las mesas temáticas que se realizarán días antes de la plenaria en varias ciudades de la república considero que es importante estar al pendiente de lo que se apruebe o no porque aunque el pronóstico ahorita no es el mejor cualquier cosa puede pasar, ahí tenemos el ejemplo de Emmanuel Macron (que había estado en el gabinete del poco popular presidente Hollande) que de ser un desconocido logró vencer a la extremista Marine LePen en un año de campaña y precampaña.
Considero que para que el PRI pueda ser competitivo y retomar el dinamismo que requiere debe de abrirse a sus bases, debe escuchar a su militancia, ver más allá de los requisitos y considerar la viabilidad de propuestas como los gobiernos de coalición, la obligatoriedad de las declaraciones 3 de 3, eliminación del fuero en ciertos casos y la consulta abierta a la base. Si el PRI no se abre y encuentra un equilibrio entre lo que pide la militancia, lo que piden los grupos políticos y lo que pide la ciudadanía difícilmente podrá convertirse en una opción competitiva para ganar la presidencia en el 2018.