La Taquería

El reto actual de las finanzas públicas

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La última semana se ha cuestionado sobre los efectos de un posible aumento en la producción del petróleo. La tendencia de incremento que había mostrado el precio del petróleo ha captado la atención de los países productores, quienes podrían tomar la decisión de elevar aún más su nivel de producción, provocando el desplome del precio.

En este equilibrio de oferta y demanda hay naciones que podrían salir ganando, que son quienes importan petróleo y sus derivados. Por el contrario, aquellos países que dependen fuertemente de la venta de este insumo podrían ver afectados sus ingresos.

Las participaciones federales que reciben los gobiernos subnacionales de nuestro país están ligados al ingreso por la explotación y venta del petróleo. La disminución del precio representa un reto para las finanzas de estos gobiernos, quienes tendrán que tomar medidas para compensar el lento crecimiento que se proyecta en el ingreso por participaciones.

Entre las alternativas que tendrán los estados y municipios está la eficiencia en la recaudación, la actualización de las contribuciones rezagadas, la utilización de mecanismos alternos de financiamiento y la depuración del gasto no prioritario.

El precio del petróleo ha afectado negativamente la perspectiva del crecimiento de los ingresos gubernamentales en los últimos años, este no es un reto nuevo para nuestra economía. Actualmente, el precio de la mezcla mexicana oscila alrededor de los $40 dólares por barril, cifra muy inferior al promedio anual de $86 dólares en 2014.




Apostar a que el precio del petróleo regrese al nivel que alcanzó durante la última década es un riesgo para las finanzas de nuestro país. Los diferentes niveles de gobierno tienen que tener un programa de trabajo con el cual busquen fortalecer sus ingresos propios y contener el crecimiento del gasto.

La perspectiva en torno al mercado del petróleo no solo representa un reto para las finanzas públicas, también pone a prueba la capacidad de Pemex para modernizar su sistema y ser más eficiente en su operación.

El gobierno mexicano debe dejar de depender de los ingresos derivados de la venta de petróleo, y hacer las adecuaciones pertinentes para que la disminución de estos ingresos no se traduzca en un incremento de la deuda pública a niveles no sostenibles y en un déficit pronunciado.

Este es el segundo año consecutivo que se alerta a los gobiernos subnacionales de una posible disminución de los ingresos por este concepto, las reservas no son suficientes para mantener el nivel de gasto que se tiene, es momento de que se tomen medidas que coadyuven a contener el impacto sobre las finanzas públicas.

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