El tradicional superhéroe mexicano usa máscara, pero ante todo es un luchador. Peatónito es un luchador y activista social por los derechos de los peatones en la Ciudad de México y estuvo de visita en Monterrey conociendo las dificultades que tienen los peatones regiomontanos.
En un breve recorrido por la Avenida Simón Bolívar cerca del área médica universitaria, encontramos banquetas convertidas en estacionamiento que no dejan el más mínimo espacio para la circulación segura de los que transitan a pie.
Y si esto ya es un problema serio, el cruzar las calles se convierte en un peligro al no existir pasos cebra, tener que esquivar mobiliario publicitario, no contar con semáforos adecuados para el cruce seguro de peatones y muchas vueltas a la derecha en luz roja en las que la precaución significa ver si no viene otro auto y no si está un peatón cruzando la calle.
La prioridad del peatón en la ciudad no es respetada. De este recorrido se realizó un vídeo que se publicó en las redes sociales de la plataforma Cómo Vamos Nuevo León y los comentarios fueron tan variados desde los que vieron con gusto la visita de Peatónito apoyando sus acciones hasta los conductores que se defendían diciendo que no eran cuidadores de los peatones poniendo por encima de todo la preferencia del auto.
Pero los comentarios que más llamaron mi atención fueron los que consideraban que las banquetas no estaban tan mal, no veía la velocidad de la avenida como excesiva, ni veían mal que se estacionaran autos sobre la banqueta si dejaban un pequeño espacio para circular a pie.
Normalizar el exceso de velocidad, ver con indiferencia las malas condiciones de banquetas y la apropiación del espacio público para uso privado es la terrible realidad de la cultura vial regiomontana.
Existe el reglamento de tránsito pero no es respetado y al momento de ejercer sanciones la gente lo ve como una medida recaudatoria del gobierno. Hay un gran reto para mejorar esta cultura y comprender que los límites de velocidad son para respetarse y reducir accidentes que involucren a peatones porque pueden ser mortales, las banquetas son un bien público que no se puede apropiar ni reducir su tamaño para el beneficio privado y sus condiciones deben ser tan optimas como las que a diario la ciudadanía exige para las calles.
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