El día de ayer, mañana y en estos días se ha estado comentando sobre los atentados terribles y funestos que acontecieron en la ciudad de París. Las investigaciones siguen y la psicosis también. Saltan culpables, víctimas, héroes y villanos que participaron en un atentado de lo más triste e inadmisible. Ayer mismo platicaba con un familiar acerca de esto y me decía: ¿qué tanta probabilidad existía de que esto pasara en México? Yo le contesté que esto ya pasó, y sí, el Royalazo, la tragedia más hiriente, que llena de rabia y la más dolorosa en la historia de Monterrey.
El Atentado al Casino Royale guarda algunas similitudes con el ataque al teatro Bataclan. Si bien es cierto, los asesinos no mataron a sangre fría uno por uno en Monterrey, sí atentaron con alevosía y ventaja estuviese quien estuviese… La sangre fría de ambos asesinos, fanáticos islámicos o no, franceses o mexicanos… fue la misma. No importó quien estaba adentro, mujeres, hombres, embarazadas, estudiantes, médicos, ancianos, músicos, staff, edad, nacionalidad, preferencia sexual o clase social. Estos asesinos en su irracional vulgaridad atentaron contra un grupo de personas que no tenían la más mínima relación con la causa o lucha que ellos persiguieron.
El gobierno francés está accionando su artillería justificada por la opinión pública, la cual ocasionará masacres en igual o más número de personas de lo de París, que sin lugar a dudas no suma sino divide más.
Más allá de los factores que motivaron estos ataques, la respuesta debe ser la misma. Total repudio y total rechazo a actos similares. Así como respuestas frontales y prontas de las autoridades civiles encargadas de resolver estas contingencias.
El gobierno medinista respondió con una acción tibia de cancelar concesiones de casinos y prometieron resolver el problema que produjo algunas detenciones y líderes caídos del cartel de los Zetas. Por otro lado, el gobierno francés está accionando su artillería justificada por la opinión pública, la cual ocasionará masacres en igual o más número de personas de lo de París, que sin lugar a dudas no suma sino divide más.
Hay que tener cuidado de lo que uno lee en prensa porque es susceptible a distorsiones, y lo que hay que evitar a toda costa es caer en la histeria colectiva.
Hay que tener cuidado de lo que uno lee en prensa porque es susceptible a distorsiones, y lo que hay que evitar a toda costa es caer en la histeria colectiva, la histeria inquisidora que sólo genera cacerías de brujas para calmar a los más radicales.
Francia dedicará numerosos memoriales y eventos conmemorativos por los héroes y las víctimas de estos terribles hechos. Presidentes y miembros de todos los partidos tendrán que unirse en torno a esto por muchos años. En Monterrey, aún esperamos el memorial, esperamos la bandera a media asta ese día y esperamos que alguien se decida a destruir ese edificio que sólo significa un monumento a la incapacidad en la lucha contra el narco. El gobierno estatal y su prensa amiga siguieron la táctica del olvido y el sacarle la vuelta al asunto. Como dijo Cicerón: “Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla”.
Como dijo Cicerón: “Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla”.
Foto fuente: eldiario.deljuego.com.ar
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