Javier Duarte: el priísmo llevado a sus últimas consecuencias

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Bien se sabe que, antes de las últimas votaciones llevadas a cabo en junio, Veracruz era de los estados de la República en los que se aparentaba una imposibilidad de alternancia, hablando del cargo de ejecutivo estatal; afortunadamente, luego de que los veracruzanos vivieran un calvario gracias a la administración de Javier Duarte, parece ser que por fin se ha optado por tomar la decisión que todos como mexicanos, debimos haber tomado hace décadas: desterrar al PRI lo más pronto posible de la política.

Ahora bien, enfocándonos en este personaje mencionado con anterioridad, bien podría preguntarse aquel mexicano que no se encuentra muy al tanto de la política ¿qué es lo que Duarte hizo a lo largo de su administración, como para ser acreedor a apodos como “la marrana”, o bien el “troglodita”?

A nuestros ojos, el calificar con los adjetivos previos a Javier Duarte equivale a halagos en relación a lo que este ha realizado durante estos seis años donde imperó el cinismo, la censura y la cleptocracia; consideramos a este político, como el retrato más fiel de las técnicas del PRI empleadas desde Díaz Ordaz hasta nuestros días.

En pocas palabras, y contrario al escenario de hoy donde parece que hasta los militantes del partido tricolor parecen querer deslindarse de este hombre, Duarte viene a ser el heredero único, el seguidor más fiel de la naturaleza del Partido Revolucionario Institucional.

Actuando con una lealtad que resulta imposible de superar, Javier Duarte exaltó durante su administración el hecho de reprimir uno de los pilares de la libertad: la de expresión; más de una decena de periodistas asesinados a lo largo de estos años infames.

Entre los casos más recordados se encuentra el de Rubén Espinosa, fotógrafo veracruzano que contribuyó en varias ocasiones con la revista Proceso, destacando en una de las mismas fotografías del aún gobernador de Veracruz junto a títulos que sugerían una corrupción tan arraigada al sistema de gobierno priísta.

Igualmente, resulta remarcable las posibles señales que “la marrana”, mostró como posible lazo con los hechos, previo al asesinato del fotógrafo, en el que mencionaba que el, junto a otros más, debían de “portarse bien”. Indigna y repugna tal represión donde, de un modo que trasciende al descaro, se encontraban cuerpos de periodistas de Veracruz, en diversos lugares, (el DF en el caso de Rubén Espinosa, el cual precisamente huyó por temor a represalias del gobernador) simplemente no hay palabras que expresen la indignación de cada mexicano al saber cómo, periodistas que eran opositores de sus políticas, eran encontrados sin vida.




Asimismo, siguiendo como un fiel practicante del priísmo más puro, Javier Duarte llevó a cabo sustracciones al erario, el más notable de ellos es el de la Universidad Veracruzana, la cual terminó con una colosal deuda.

Sea con los ataques propios de un tirano hacia la libertad de expresión, con los robos al erario, o con el cinismo total de hacerse el inocente frente a los medios, Javier Duarte siempre será recordado como el priísta más leal, aquel que llevó al pie de la letra la necro política que caracteriza a este decadente partido, mismo que, seguramente, en sus pensamientos ha de encontrarse orgulloso, de haber tenido tan fiel discípulo como lo fue Duarte.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

México: Un peligro para el Periodismo

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Es una noche fresca en la ciudad de Orizaba, Veracruz. Son las 2 de la mañana y las luces en la casa de la periodista Anabel Flores Salazar están apagadas. Alguien llega a la casa, este es amagado por un grupo armado vestido de militares e irrumpen en el hogar de los Flores. Los hombres buscan habitación por habitación a la periodista, la encuentran y se la llevan en un convoy de automóviles reportados como robados. Un día después, el cuerpo de Anabel Flores Salazar es encontrado en el kilómetro 1+580 de la carretera Cuacnolopan-Oaxaca en el Estado de Puebla. De esta manera, Flores Salazar se convierte en la periodista víctima de asesinato número 19 en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa en Veracruz.

Durante el gobierno de Javier Duarte, 19 periodistas han sido asesinados y tres siguen desaparecidos. El caso de Veracruz es sólo un ejemplo de cómo la impunidad y la corrupción puede llevarnos a extremos que nunca habíamos pensado. Al gobierno de Duarte se le relaciona con estos delitos, debido a que usualmente el pretexto, o digamos la solución, que le dan a los casos es que el o la periodista estaban ligados al crimen organizado o que fueron delitos comunes por los que murieron. ¿Se la cree?

Durante el gobierno de Javier Duarte, 19 periodistas han sido asesinados y tres siguen desaparecidos.

No sólo es Veracruz el que tiene un problema de libre expresión, todo México tiene este problema. En el periodo 2010 a noviembre 2015, un total de 55 periodistas han sido asesinados en nuestro país. Por esta cifra, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dijo que uno de cada tres periodistas en América son asesinados en México, una cifra que es alarmante.

En el periodo 2010 a noviembre 2015, un total de 55 periodistas han sido asesinados en nuestro país.

Tan sólo hace unos días, la organización Article 19 reveló que en 12 años han desaparecido de manera forzada a 23 periodistas; tristemente todos los casos siguen impunes. El 65% de las desapariciones son en los estados de Veracruz, Tamaulipas y Michoacán.

Lo verdaderamente preocupante es cuando comenzamos, con información de Article 19, a hacer el desglose de las desapariciones. Les pongo un breve resumen del mismo:

 

  • Siete de los 23 periodistas cubrían en el momento de su desaparición temas relacionados con la corrupción.
  • Cinco periodistas cubrían los posibles vínculos entre las autoridades militares, federales y estatales con el crimen organizado.
  • 15 eran reporteros de situaciones relacionadas con el crimen organizado.

Según la misma organización, de los 23 casos de desaparición forzada, 16 de los periodistas desaparecidos investigaban casos de autoridades militares, federales o estatales, y por lo menos en dos casos, hubo amenazas directas de autoridades militares y municipales en consecuencia a su investigación periodística.

Al momento que hablamos del involucramiento de autoridades de todos los niveles, estamos hablando de la seria degradación en el sistema de justicia en nuestro país. Al momento de hablar de que estos 23 casos siguen impunes, es que algo está yendo extremadamente mal en México.

Al momento que hablamos del involucramiento de autoridades de todos los niveles, estamos hablando de la seria degradación en el sistema de justicia en nuestro país.

Uno de los casos donde se sospecha involucramiento de autoridades municipales, y que sigue impune en Veracruz, fue el asesinato de Moisés Sánchez. Nuevamente, como en otros casos, Javier Duarte aparece como involucrado o, por lo menos, coludido, pues no hubo acción alguna para esclarecer el caso.

Otro caso que sigue impune, y hasta donde sé el gobierno de la Ciudad de México no le ha dado seguimiento, es el fotoperiodista veracruzano Rubén Espinosa, cuando huyó de Veracruz responsabilizando al Gobernador Javier Duarte de cualquier ataque hacia él. El 2 de agosto del 2015, Rubén fue encontrado asesinado con dos balazos y signos de tortura en un departamento en la Colonia Narvarte de la capital junto a cuatro personas que también fueron privadas de la vida.

Queda más que claro que ninguna autoridad, de ningún estado de la República Mexicana, busca o, por lo menos, tiene la intención de buscar a los culpables de estos delitos.

Queda más que claro que ninguna autoridad, de ningún estado de la República Mexicana, busca o, por lo menos, tiene la intención de buscar a los culpables de estos delitos. Algunos gobernantes se toman la situación tan a la ligera que, todavía el día de ayer durante un acto en memoria de la periodista Anabel Flores Salazar en el Estado de Guerrero, un exdiputado del Partido de la Revolución Democrática amenazó al reportero de la revista Proceso, Ezequiel Flores.

Así como existen muy malos periodistas que se venden a los gobiernos en turno, existen periodistas que buscan la verdad y van más allá de la historia. Los delitos contra Anabel, Moisés o Rubén seguirán impunes no me queda duda y lo único que seguirá sucediendo es que más y más voces seguirán siendo calladas.