En los últimos días en los periódicos de la localidad se ha informado del paro técnico de la refinería Ing. Héctor R. Lara Sosa de Petróleos Mexicanos en Cadereyta, NL justificando la baja presión del Río Ramos.
De igual manera se comentó en estos espacios que las importaciones de gasolina de parte de Pemex iban en aumento. Pero antes que todo, vamos por partes… de 36 años de existencia, Cadereyta cubre la demanda de combustibles en el norte del País y en 2015 elaboró 17 por ciento de las gasolinas de Pemex y el 22 por ciento del diésel.
De acuerdo a Roberto Díaz de León, secretario del consejo de vigilancia de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (ONEXPO), “Se transportarán existencias desde la terminal de Guaymas, en Sonora, a estaciones de servicio en Chihuahua, mientras que las gasolineras de Durango y Coahuila recibirán combustible de las terminales de Manzanillo y Mazatlán. También se trasladará combustible al norte de México a través de ductos desde los puertos de Tuxpan y la refinería de Madero”.
El problema al parecer es la baja presión en el rio que abastece de agua y por tanto, las plantas hidrodesulfuradoras (eliminadoras de azufre en el combustible) están en paro.
Sin embargo, una fuente cercana a Altavoz facilitó información directamente del interior de la planta sosteniendo que el Río Ramos no tiene una baja presión, que los contenedores de agua están al 100% y que el Río Ramos es una fuente secundaria de agua.
Y es cierto, la fuente principal de agua tratada en Pemex proviene de la planta San Rafael ubicada a unos metros del Hospital Materno Infantil en Guadalupe.
Entonces, de ser esto cierto, ¿quién miente? ¿Pemex o los trabajadores? Esta misma fuente sostiene que el problema real es la falta de mantenimiento de Unidad Desmineralizadora de Agua dentro de Cadereyta, una planta obsoleta, carente de refacciones y que opera por pura gracia divina.
Dicha Unidad Desmineralizadora (UDA400) cuenta con tres fases (Microfiltración, Osmosis Inversa e Intercambio iónico), siendo las dos primeras las que están en condiciones de daño avanzado produciendo 60 litros de agua por segundo en lugar de 300.
Según la Asociación Mexicana de la Industria del Petróleo, este año Pemex recortó su presupuesto para mantenimiento de refinerías 17 por ciento después de conservarlo prácticamente sin cambios durante los últimos cuatro años.
La fuente señala que los operarios han sacado la producción a como han podido en condiciones realmente difíciles sin que la dirigencia de la petrolera haga algo. “Hemos estado sobreviviendo como podemos con lavados, haciendo enjuagues con lo que hay, no se les da el tiempo que debe de ser porque no hay material, las membranas de osmosis inversa son de las más baratas y están todas tapadas y no permiten el tratamiento de agua correctamente”.
Las hipótesis rondan alrededor de hacer que la planta caiga poco de a poco favoreciendo la importación de gasolinas con interés oscuros detrás de esto. PEMEX es un muerto terminal que solo espera la fecha para su total desmantelamiento.
Entre Lozoya Austin y ahora el concuño del “Chupacabras”. Carlos Salinas de Gortari, José Antonio González están haciendo llevadera esta crisis.
La fuente afirma “Desde un principio se fijó un presupuesto para esa planta desde que se construyó y obviamente desviaron dinero y compraron todo barato y de baja calidad, equipos que no se usaron por diseños equivocados”.
El último clavo que da la fuente es que muchos de los jefes en algunas unidades de la refinería no saben qué hacer porque algunos no tienen ni idea de cómo operan las máquinas dejando la pregunta… ¿y cómo llegaron ahí?
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