Peña Nieto, Presidente de caricatura

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En los últimos días hemos visto como la incendiaria ofensiva contra la imagen y figura de Enrique Peña Nieto se ha incrementado. Ya no se ha atacado la figura del Presidente solamente, se ha atacado la figura de Enrique mismo, como persona y hasta como estudiante.

Aquí mismo en Altavoz, un colaborador citaba un chiste que hacían de Adolfo Ruiz Cortines burlándose de su edad, también mencionó que a Díaz Ordaz se le mofaban por feo y a Echeverría por “pendejo” en palabras de Diaz Ordaz.

Más allá de saber si los ataques tienen justificación y sin afán de defender el oficialismo al puro estilo chayotero de Ricardo Alemán, Peña Nieto viene haciendo una sucesión de malas movidas que ya lo hacen ver y caer en un ridículo.

Hacerle renunciar es el deseo de muchos y más allá de las terribles consecuencias económicas que nos traería, el problema en general radica en lo mal manejado que tiene su agenda personal, su figura, su envestidura, nadie lo respeta, ni su propio partido y no estoy proponiendo que se regrese a las viejas épocas donde un presidente actuaba como tlatoani azteca, pero sí sienta un precedente de que la figura de “Presidente de la República” está para cualquier “guey” y ese “guey” es motivo y objeto de cualquier clase de pitorreo sin ton ni son.

Si bien será siempre discutible la manera en que Enrique llegó a Los Pinos, su matrimonio telenovelero y la N cantidad de escándalos, la figura del “Líder de la Nación” está en una crisis inédita.

En lo personal siempre he sido un escéptico del potencial de las redes sociales para generar impactos en la política mexicana que vayan más allá de un “Lord [Inserte personaje]” o que hagan renunciar a gente como Alvarado de Tv UNAM. Sin embargo, las redes sociales si influyen en la opinión pública más y más y en esto en votos.

La actual crisis peñanietista va a permear más allá del 2018 y quien quiera el puesto presidencial tiene que estar consciente del enorme escrutinio del que será objeto y de la burla, la injuria y la ridiculización.

Los asesores también influyen aquí, no se ve un hilo de cordura en Los Pinos, ¿tanto se le teme a Trump que se le quiso suavizar?, ¿Qué fue ese chiste de informe con “jóvenes”?, ¿Qué afán de defender a gente tan torpe como Alfredo Castillo?

Las iniciativas más progresistas y radicales en la historia de la Patria de los últimos 50 años que realizó Peña Nieto como la abierta discusión de la legalización de la mariguana y el matrimonio igualitario han recibido rechiflas hasta desde el mismo PRI.

Muchos dirán que la figura de patetismo que tiene Enrique a nivel nacional y a nivel internacional es por su propia culpa; sin embargo, aunque así lo fuese, ¿que podemos aprender de esto?.

Por aprendizajes yo pondría en la palestra el que los partidos buscaran perfiles menos fotogénicos y más acordes a las ideologías propias del partido aparte de que las candidaturas presidenciales fueran menos objeto de dedazos y más de debates internos.

Fox ha quedado pintado como mandilón y torpe, Calderón como un borracho y beligerante, Salinas como el mayor enemigo de la sociedad después de Satanás, Echeverría como un asesino recluido en su propia casa, López Portillo terminó senil, robado y apodado el “perro”. Al menos Zedillo guarda cierta imagen.

La imagen del Presidente debe ser criticada y cuestionada pero nunca burlada por lo que representa, antes debemos evaluar mejor a los candidatos al votar y al elegir representantes, cuestionarlos desde antes y así evitarnos esta clase de bochornos. Piense por un momento, Enrique Peña fue elegido en las urnas por miles de mexicanos como usted o como yo y es la imagen de México ante el mundo.

Pregúntese ¿Qué pensarán de nosotros en el extranjero?

Lo dicho, dicho está.

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