Esta semana inició la vacunación de adultos mayores en distintas regiones del país, en lo que pareciera ser el inicio de un considerable incremento de las dosis diarias que se aplican, para ya poder comenzar a hablar sobre la inmunidad de rebaño en el mediano plazo. Sin embargo, el tema de las vacunas ha traído consigo un sinfín de escándalos (como con todo en este país) y de problemas que vamos a platicar en este espacio.
Lo primero es que hasta el momento la cantidad de vacunas administradas al día es mínima o casi nula. Se avanza a pasos de bebé. Hay días donde en toda la nación se inoculan 300 personas, a veces más, a veces menos. Claro que hay que entender que este ritmo no se mantendrá para siempre (como critican algunos opositores) pues conforme se vayan cumpliendo los contratos, las dosis aumentarán.
Sin embargo, al ver países como Chile, que inmunizó a un millón de personas en un día; Israel, con 74.4 vacunas por cada 100 habitantes; o los Emiratos Árabes Unidos con 51.1 dosis por cada 100 habitantes, nos damos cuenta que no es necesario ser una superpotencia mundial o un productor de vacunas para poder acelerar este proceso.
Si bien la población de México es varias veces superior a la de estos países, la cantidad de vacunas que estos han administrado supera también varias veces a las aplicadas en nuestro país. Muestra de que, hasta el momento, la estrategia no está siendo efectiva en lo absoluto.
Por otro lado, la figura de los “servidores de la nación” ha causado más problemas que soluciones. En un acto de gandallismo, se saltan la espera para aplicarse las dosis ellos mismos antes que el personal médico, y de paso incluir a sus familias y más cercanos.
Sumémosle que ya en más de una ocasión se les ha visto recopilando datos personales portando los chalecos de Morena, lo cuál en cualquier lugar se interpreta como acto político o “electorero”, justo cuando este partido se encuentra a cuatro meses de jugarse su mayoría en la Cámara de Diputados. El descaro es a costa de las y los mexicanos.
Por último, celebro que al fin se comience a vacunar a los adultos mayores, pues es necesario y es urgente. Aún así, considero que es igual de importante terminar de vacunar al personal de salud de primera línea, y priorizar las vacunas que vayan llegando por profesión y riesgo, y no únicamente por edad. ¿Por qué no vacunar a médicos de consultorios privados, que también se arriesgan? ¿Por qué no vacunar a policías, bomberos, trabajadores de limpieza de las ciudades, trabajadores esenciales, aquellos que mantienen en pie a México y que se exponen todos los días?
Hay que diversificar y agilizar la aplicación de las vacunas para que tanto grupos de riesgo como grupos esenciales puedan vencer al virus. Es por el bien de México y de las y los mexicanos.
¿Qué opinas al respecto?