Vetar TikTok en Estados Unidos, la aplicación que en el primer trimestre de este atípico año fue la más exitosa con más de 315 millones de descargas, es una decisión que no se toma todos los días. El presidente, que se juega la reelección en escasos tres meses (y que los encuestadores cada vez lo dejan de poner como favorito), toma una jugada muy arriesgada y vuelve a imponer su poder político para buscar su propio interés personal.
El mercado de Internet ha sido de tradicional dominio estadounidense, pero siempre ha existido una rivalidad con otros servicios que, casualmente, son de origen chino. La carrera por las tecnologías se disputa entre estos dos países y el veto a TikTok no sería extraño si se toma en cuenta el caso de Huawei.
Compañías estadounidenses son las prácticamente conforman el statu quo del mundo del Internet: Alphabet Inc. (Google y YouTube) Facebook Inc. (Facebook, Instagram, WhatsApp), Amazon, Twitter, Netflix; la manera en que interactuamos, lo que compramos y lo que vemos está controlado por empresas que se sujetan a la ley de Estados Unidos. Y de repente, aparece ByteDance con TIkTok desde China y roba un espacio importante a los gigantes norteamericanos, argumentando que se pone en peligro la seguridad nacional, pues la información obtenida quedaría en manos del gobierno chino y ello supone un riesgo.
Es verdad que los tiktokers no se han portado muy bien con Trump. El penoso episodio vivido en Oklahoma no dejó para nada contento a los republicanos, y mucho menos que después tuvieran que cancelar mítines en New Hampshire por miedo a que se repitiera. Además, el público base de esta aplicación siguen siendo los jóvenes, nicho tradicional de los demócratas, pero donde también hay un grupo importante de simpatizantes de la alt-right que los estrategas están sabiendo identificar.
Al más puro estilo clásico, Trump tiene una guerra en dos frentes. Por un lado, el de mantener el monopolio en Internet e impedir que China se suba como competidor a la tecnología, y por el otro, la contienda electoral. En la primera de ellas tiene total injerencia y no por nada Microsoft es quien lanzó una oferta a ByteDance. De aceptarse, TikTok cambiaría de nacionalidad y podría estar sujeta a la regulación de EEUU, por tanto, a los intereses de Trump.
Aunque las negociaciones entre ByteDance y Microsoft continúan para que TikTok ya tenga su green card, por lo pronto ayer se lanzó la primer ofensiva con Instagram Reels o “el TikTok de Instagram”. El mensaje es claro para los chinos: si no te nos unes y nos dejas usarte como queramos, entonces ya tienes un gigante contra quién competir. Por lo pronto, el plazo de 45 días está corriendo y seguramente buscarán extenderlo al máximo antes de tomar cualquier decisión.
¿Habrá quien piense que esto aquí no pasa? ¿O será pura casualidad que en redes ya siempre nos salen ciertas personalidades que aspiran a la gubernatura de Nuevo León, por ejemplo? Cuando bajas una aplicación y no te cuesta ni un peso utilizarla, por si aún no lo sabías, el producto eres tú.