La cuenta oficial del gobernador acaba de confirmar una noticia: se acaba la gratuidad del servicio del Metro los domingos. Metrorrey ha sido uno de los casos más notorios de la decadencia de las empresas gubernamentales en las últimas décadas. Es el ejemplo local, muy nuestro, de que el gobierno de Nuevo León es mal administrador de servicios como otros estados. Es una empresa que ha sufrido cambios, transformaciones… pero sólo en el plano administrativo. Operativamente, Metrorrey está en crisis permanente debido a sus recortes presupuestarios, problemas para financiar las obras de nuevas líneas, problemas laborales, problemas logísticos y un equipo cercano a la obsolescencia que constantemente falla.
Metrorrey ha sido uno de los casos más notorios de la decadencia de las empresas gubernamentales en las últimas décadas. Es el ejemplo local, muy nuestro, de que el gobierno de Nuevo León es mal administrador de servicios como otros estados.
Fundada en 1987, ha sido usada como botín para algunos exfuncionarios y como arma electoral para otros (caso Rodrigo Medina).
Según la versión oficial, la “promoción” se cancela debido a que ya no es rentable para Metrorrey el seguir manteniéndola y a una necesidad urgente de fondos para el mantenimiento y mejora del servicio.
Metrorrey está en crisis permanente debido a sus recortes presupuestarios, problemas para financiar las obras de nuevas líneas, problemas laborales, problemas logísticos y un equipo cercano a la obsolescencia que constantemente falla.
Metrorrey opera en números rojos desde tiempo atrás, su problema de solvencia no es nuevo; sin embargo, no hemos visto publicado en prensa alguna declaración de Jorge Arrambide, director de Metrorrey, donde se tenga un plan definido para revivir dicha empresa pública.
Metrorrey opera en números rojos desde tiempo atrás, su problema de solvencia no es nuevo.
Metrorrey forzosamente necesita agregar vagones, mejorar los sistemas de cobro en estaciones, un programa integral donde asegure sostenidamente la energía necesaria para operar, incrementar el número de rutas transmetro o metrobús ante las demoras en la construcción de nuevas líneas. Según el plan maestro del año 2000 debería tener al menos 84 kilómetros de vía férrea con 4 líneas dando servicio hasta el aeropuerto, Santa Catarina y el sur de Monterrey. Actualmente, los 32 kilómetros resultan una ridícula cantidad que no se da abasto.
Privatizar al Metro no es una opción pero permitir el cofinanciamiento en obras como son la creación de nuevas líneas, estaciones y la compra de vagones no debería desecharse. El Metro está navegando en la incertidumbre y la pasividad.
Si no se realiza un cambio drástico en Metrorrey, el primer efecto será incrementar tarifas, el otro la disminución de vagones y finalmente el cierre de estaciones por fallas medulares. Esperemos que ese panorama apocalíptico sólo sea especulación de quien escribe, sin embargo, el problema está ahí, sigue ahí y la moneda sigue en el aire.
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